Capítulo 5

423 27 4
                                    

-Lo último que recuerdo es estar en el bote y volcar...-añadió Makia.

Hipo sacudió la cabeza, saliendo de su ensimismamiento.

-Te estabas ahogando. Desdentao y yo estábamos por allí, te vimos y decidimos ayudarte.

-¿Desdentao?

-Mi dragón-dijo Hipo.

-¿Tu...? Ah, es usted un jinete de dragones.

-Sí. Todos lo somos por aquí, Makia.

Makia se incorporó en el catre y se frotó la frente nuevamente.

-Gracias por salvarme, de verdad.

-No hay de qué, pero... -agradeció Hipo con expresión amable-. ¿Qué hacías allí?

-Eso, ¿qué hacías sola allí fuera?-preguntó Valka con los brazos en jarras-. Podrías haber muerto, el mar es mjy traicionero.

-No tenía ningún sitio a donde ir, estaba yéndome en mi bote y me quedé dormida todo el día y toda la noche. Llevaba dos días sin dormir, ¿sabe? Todo pasó muy rápido, cuando me desperté y me quise dar cuenta, el bote comenzó a ir de un lado a otro y acabé en el agua.

-¿Nos vas a contar tu historia esta vez o vas a seguir con el secretismo?-Astrid intervino en la conversación cruzada de brazos.

Makia suspiró. ¿Era necesario contarles aquello? Se sentía bloqueada, no sabía ni por dónde empezar, pero ya que le habían salvado la vida...

-Hace siete... casi ocho años que no veo a mi familia. Llevo ese tiempo vagando de allí para acá, preguntando por tu padre.-Miró a Hipo-. Y todo eso me trajo aquí, como ya te conté ayer.

-Y cuando te dije que murió...

-Me llevé una gran decepción-aseguró Makia acomodando las pieles que tenían envuelto su cuerpo.

-¿Casi ocho años?-Valka frunció el ceño.

-Sí, ya sé que es mucho tiempo.

-¿Cuándo empezaste con la búsqueda, Makia?-preguntó Astrid con cierta incomodidad.

-Con catorce años, mi madre me dejó irme de mi hogar, dándome el papel que mostré. Todavía recuerdo a mi hermano pequeño abrazarme al despedirse. Supongo que ahora estará diferente, parece que fue ayer...-relató la castaña.

-Bueno, Makia, lo importante es que ya estás a salvo. Deberías ponerte ropa seca.

-Sí-ella sonrió revelando unos hoyuelos-. Pero el trapo que llevaba está mojado.

-Tú tranquila que te voy a dar algo para que te cambies.

Astrid empezó a sentirse incómoda. Puede que ya no creyera que Makia era una amenaza pero había algo que no le gustaba de la chica. Tenía un mal presentimiento acerca de ella, no podía explicarlo.

-Hipo, iré un momento a la herrería-informó Astrid cogiendo de la mano a su marido-. Me avisas de cualquier cosa, ¿vale?

El jefe asintió y besó a la rubia en la mejilla, luego se despidió de ella.

-Voy a buscar algo de ropa, enseguida vuelvo-dijo la señora entrando en una habitación, dejando solos a ambos jóvenes.

Makia se envolvió aún más en las pieles, se levantó y empezó a caminar por la sala, dando la espalda a Hipo.

-Te comprendo-susurró él, mirándola.

La chica se giró y se encontró con el cuerpo de Hipo, a un metro de distancia. Él, quien la había salvado de ahogarse. Su salvador.

Elige Tu Propio Destino © (HTTYD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora