58. Pánico

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Mansión Potter

Junio 14, 1977

—¡Buenos días! —saludó James bajando por las escaleras.

—¿Siempre despierta de ese humor? —preguntó Severus mirando a Sirius.

—Sí, James es un solecito y siempre sonríe mucho, también grita mucho —respondió Sirius con cara de pocos amigos. Eran las 8 de la mañana, demasiado temprano para Sirius pero había querido bajar a ayudar a Mia con el desayuno.

Los primeros días de Severus en la casa de los Potter marcaron mucho la forma en la que Sirius veía al slytherin. A pesar de haberle dado la bienvenida y diciéndole que podía estar donde quisiera, Severus se recluía en su habitación la mayoría del tiempo, pedía permiso para todo e intentaba pasar desapercibido cada que todos estaban juntos.

Todos aun estaban acostumbrándose a la inclusión de una nueva persona a sus vidas, sobre todo a la hora de comer. Al slytherin le pasaba lo mismo que a Sirius al principio, se cohibía ante la manera de ser de la familia Potter; eran tranquilos, cariñosos y siempre que comían estaban hablando. El ambiente era muy distinto de lo que se acostumbraba en la casa de ambos.

—¿Ya listos para ayudar con el desayuno? —preguntó James mirando a sus dos amigos.

Severus asintió rápido. Se notaba su emoción por poder ayudar en algo en esa casa tan grande.

—¿Dormiste mejor, Sev? —esta vez preguntó Sirius.

Tanto Sirius como James recordaban la primera noche de Severus en la mansión, en medio de la oscuridad se escucharon gritos de la habitación del slytherin. Los dos habían ido de inmediato a ver qué le sucedía, Mia y Mont también habían ido, al entrar encontraron a Severus sentado en la cama y muy agitado.

Él les dijo que había tenido una pesadilla pero que todo estaba bien. La indirecta era clara, quería estar solo así que se fueron pero a la noche siguiente cuando escucharon a Severus gritar notaron que sí había permitido que Mia lo calmará. Poco a poco las pesadillas disminuían y Severus se permitía compartir con ellos ciertas cosas.

—Muy bien, hoy no tuve pesadillas.

—Eso es bueno porque debes dormir mejor.

Mia salió de la cocina y los miró con alegría.

—¿Listos para cocinar?

Los tres movieron sus cabezas de forma afirmativa después la siguieron a la cocina. Sirius sonrió ante la calidez, todo lugar de la mansión parecía repletó de amor familiar y eso le encantaba.

—Para empezar los tres deben lavarse las manos —dijo señalando para que los tres lo hicieran.

Juntos comenzaron a seguir las indicaciones de la señora Potter, aunque debido a James y Sirius hubo algunos accidentes mientras seguían cocinando. Sirius notó en Severus su típica expresión de fastidio, algo que casi siempre causaban los merodeadores, aunque se notaba divertido por la situación.

Debido a las bromas y accidentes que Sirius y James causaron tardaron más en desayunar pero los tres chicos estaban orgullosos de lo que habían hecho juntos.

—Les quedó bueno —dijo Mont con una sonrisa mientras tomaba un poco de café.

—Claramente, yo hice todo —comentó Sirius riendo.

—Sí claro, el que causó más accidentes que buenas cosas —dijo Severus mirándolo con una sonrisa.

Sirius aun recordaba como al principio Severus no hablaba demasiado alto, a veces tenían que acercarse a él para oír que decía pero con el pasar de los días fue tomando confianza con todos en la mansión. No podía juzgar esa falta de confianza, hacía solo un año eran enemigos mortales y jamás se les había ocurrido que terminarían viviedo con James.

Amor en el mapa #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora