𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 13 - 𝑨𝒎𝒚💜

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Llegué a casa y cerré la puerta tras de mí con una enorme sonrisa en el rostro

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Llegué a casa y cerré la puerta tras de mí con una enorme sonrisa en el rostro. Nadie me la podría quitar y yo no la podría esconder.

Darle un beso a Eddie fue lo que menos me pasó por la cabeza al levantarme esa mañana, pero al estar frente a él era en lo único que podía pensar.

Aún podía sentir la huella de sus labios en los míos. Sentía escalofríos al recordar la presión de sus manos en mi cintura y su respiración entrecortada al compás de la mía.

Caminé hacia las escaleras sin percatarme que mi hermano estaba sentado sobre el sofá.

—Llegaste temprano —comenté.

—Me aburrí —respondió sin despegar la vista de la televisión.

—Pues yo también me aburrí y me fui de la fiesta, pero me alegra haberlo hecho... —dibujé una enorme sonrisa en el rostro y me acerqué a Billy—. Me iré a dormir —susurré— ¡Te quiero mucho, hermanito! —lo tomé del mentón y le llené la cara de besos.

— ¿Qué te pasa? —cubrió mi boca con su mano y me alejó con desprecio— ¿Por qué de pronto te portas cariñosa conmigo? —frunció el ceño.

—Porque te quiero —le lancé un beso con la mano y me di media vuelta para irme.

La felicidad transpiraba por cada poro de mi piel y mi hermano lo notó.

No me importaba.

Ese día era uno de los más felices de mi existencia y nadie podría cambiar eso.

💜

Me senté en la mesa de la cafetería con la misma amplia sonrisa que cargaba desde dos días atrás. Llevaba en la bandeja de comida mi deliciosa galleta de chocolate, pero no era ella la causante de mi felicidad.

Al fondo de la cafetería, un chico me seguía con la mirada y esbozaba la misma sonrisa tonta que yo.

Él era el causante de mi felicidad.

Eddie vestía un hoodie negro con el logotipo de Metallica con un chaleco de mezclilla encima. Entre más lo observaba más me convencía que era el chico más hermoso del planeta.

—Alcanzaste galletas —comentó Robin.

—Sí, aún quedaban unas pocas —me acomodé frente a ella en la mesa mientras Argyle copiaba la tarea de álgebra del libro de alguien más.

—Oye ¿Qué harás mañana? —cuestionó mi amiga.

—Tarea, supongo —tomé una pequeña uva, pero antes de meterla en mi boca volví a notar la mirada de Eddie.

No había hablado con él desde que me había dejado en mi casa el sábado por la noche. Pero en ese momento parecía que quería decirme muchas cosas con sus ojos mientras yo intentaba responderlas telepáticamente.

RAMÉ || Eddie Munson || ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora