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Después del día de acción de gracias en mi casa, la madre de Eddie me había invitado, por medio de él, a una cena en su casa. Ahora era yo la que estaba con los nervios de punta. Era mi turno de conocer oficialmente a los padres de Eddie.
Por supuesto, ellos eran más serios que los míos. Me saludaron amablemente desde que llegué, pero no bromearon como lo hace mi padre con todo el mundo. Supongo que el hecho de que Eddie era hijo único y que yo era su primera novia formal, hacía que el asunto se complicara más.
—¿Quieres más postre, querida? —preguntó Josephine, la madre de Eddie. Hizo su pregunta con un tono demasiado formal para el ambiente familiar en el que estábamos.
—No, gracias. Con esto es suficiente —señalé el plato frente a mí con un trozo de flan aún sin terminar.
—¿Dónde dijiste que quieres estudiar? —intervino el señor Munson.
—Eh... Aún estoy viendo las opciones más convenientes —sonreí como un gesto cortés.
—Te falta un año para terminar la preparatoria y ¿No sabes qué estudiar?
—Bueno, es que...
—Eddie sabe lo que quiere estudiar desde que tenía diez años —Josephine volvió a hablar.
—Sé lo quiero estudiar —giré mi cabeza hacia a ella—. Lo que no estoy segura es en qué ciudad o en qué universidad y creo que aún faltan algunos meses como para empezar a preocuparme por ello desde hoy.
—Entiendo —la mujer asintió con las cejas elevadas. Realmente no parecía entender mi punto.
Yo no quería preocuparme por ello. Aún no. Después de Navidad podría pensarlo más enserio y comenzar con los exámenes de admisión. Aún faltaba un mes y para ser sincera, me preocupaba más saber qué le regalaría a Eddie para Navidad, que la universidad a la que entraría. Ahora él y yo estábamos juntos y aunque era solo mi decisión saber qué estudiar, sentía que era una charla que debíamos tener él y yo en privado para saber qué hacer con nuestra relación una vez que la preparatoria terminara.
Miré a Eddie, que estaba enseguida de mí, en busca de ayuda ante el bombardeo de preguntas de sus padres y noté que su mirada estaba perdida en el plato frente a él, pero no era una mirada despreocupada, al contrario, era una mirada obsesiva. Pude notar incluso como sus cejas se fueron uniendo lentamente hasta fruncir el ceño. Era un gesto que jamás había visto en él. Sus músculos estaban tensos y por debajo de la mesa, noté que se apretaba el muslo con su propia mano.
Justo cuando creí que conocía completamente a Eddie, me daba cuenta de que no.
Levanté la vista hacia sus padres y no parecían notar lo mismo que yo estaba viendo. Larry, su padre, meneaba un vaso con un pequeño trago de jugo frente a él mientras Josephine miraba con atención los platos de todos.
—Voy a recoger la mesa —anunció ella sin más. Se puso de pie para hacer una pila de platos en su mano y yo solo le sonreí y le agradecí por la cena.
