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Llegué a la clase de artes más temprano que de costumbre. No quise esperar a que Xavier saliera de su otra clase, quería buscar a Amy y asegurarme que estaba bien. Aunque sólo fuera con la mirada. La tarde anterior la había visto salir del SkateWave y no se veía muy bien, no era la Amy de siempre y sólo caminaba con su vista en el piso con pasos largos. No sé cuánto tiempo llevaba ahí pero si la hubiera visto antes le habría preguntado si estaba bien.
Cuando entré al aula la ví sentada con sus amigos, hablaban y reían como siempre, nada se veía fuera de lo común.
Me senté en silencio y agradecí que ella estuviera bien pero no tuve el valor de hablarle y expresarle mi preocupación frente a todos. No éramos cercanos ni amigos, no me sentía con libertad de saludarla y preguntarle por sus sentimientos.
Xavier llegó después y me miró con desagrado por no haberle esperado. Ahí fue cuando recordé mi objetivo del día: no volver a hacer equipo con él.
Aún tenía remordimiento por la tarea pasada, no era la primera vez que ocurría algo como eso.
El semestre pasado quedamos en hacer un proyecto de biología juntos, debíamos hacer una exposición del aparato reproductor masculino. La tarea ya era bochornosa por sí sola pero Xavier me aseguró que él podría hacerlo solo para que pudiéramos pasar la tarde haciendo skate.
Al día siempre llegó a clases con un dildo hiperrealista que casi le provoca un coma diabético a la Srita. Davis.
Recordando esa anécdota era cuando me preguntaba ¿Por qué seguía haciendo equipo con él?
El señor Rossetti nos entregó unas hojas con temas para el examen y realmente me estaba disponiendo a leer las ocho paginas de texto en letras pequeñas pero miré a Amy ponerse de pie para salir al baño.
La seguí con la mirada y se veía genuinamente mejor que la tarde anterior. Llevaba una peineta dorada de lado y su cabello suelto, su lindo cabello hasta la cintura.
—Por favor, dejen lo que están haciendo —ordenó el maestro— les voy a explicar en qué consistirá su próximo proyecto —aclaró su garganta— el trabajo será de fotografía, les entregaré dos hojas adicionales con todos los requisitos pero desde ahorita les digo que será de mucho peso curricular y será parte de su calificación final... Por favor se juntan parejas y me dan sus nombres en un papel para anotarlos, tienen dos minutos.
—¿Podemos ser un equipo de tres? —preguntó Robin.
—No, Buckley, dije pareja de dos —respondió con pleonasmo para hacer énfasis.
Robin siempre hacía la misma pregunta y tenía cansado al señor Rossetti con sus intentos de hacer equipo con sus dos amigos a como diera costa y sin importarle las indicaciones.
—Anota nuestros nombres en un papel y llévalo —ordenó Xavier.
Tragué saliva y apreté los labios antes de hablar. Sabía que me esperaba la regañada del año y no sabía cómo empezar.
