𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 29 - 𝑨𝒎𝒚💜

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«No puedo sacrificar mi futuro por ti»

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«No puedo sacrificar mi futuro por ti»

Esa maldita frase resonaba una y otra vez en mi cabeza como un piqueteo molesto que no me dejaba en paz. Como un dolor de cabeza o, mejor dicho, un dolor en el alma. Me era imposible creer que la hubiera escuchado de los labios de Eddie, cuando yo no veía ningún futuro sin él.

Tantas veces que se había burlado Robin de mí cuando el insensato de Tommy se fue de Hawkins y yo fui la última en enterarme. La historia se estaba repitiendo.

Y vaya que extrañaba a Eddie. Muchísimo. Aunque no por eso había desistido de mi decisión. Después de ser novios, de haber pasado cada tarde juntos, ir al SkateWave, a la nevería y escaparnos de la escuela algunas veces; ya no hablaba más con Eddie. Tenía días sin saber de él. Once para ser exactos.

El final del semestre nos había consumido a todos y en gran parte, me ayudó a no pensar mucho en el asunto, pero ahora era el primer día de las vacaciones de invierno y no sabía qué hacer con mi mente para no pensar en todo eso.

No pensar en él.

Mis padres habían salido de la ciudad, nuevamente, por asuntos del trabajo de papá. Billy estaba del otro lado del sofá donde yo estaba, había rentado un par de películas porque decía estar bastante aburrido, aunque yo tenía una leve corazonada de que era porque intentaba animarme con ello.

Mi semblante era fatal. Llevaba un suéter que era como tres tallas más grandes que la mía; un pantalón a cuadros rojos y negros como pijama y el cabello sujetado por una pinza en un recogido mal hecho.

—Ten —Billy deslizó el bote con palomitas a través del sillón hasta llegar a mí.

—No tengo hambre —abracé mis rodillas contra mi cuerpo y me encogí en mi lugar. Realmente no tenía ganas de nada.

—No te estoy preguntando si quieres, te estoy ordenando que agarres —despegó sus ojos del televisor y me miró con autoridad.

—Me gustan más las cosas dulces —me inventé una absurda disculpa.

—Entonces ¿Qué quieres que haga? —extendió los brazos—. Si quieres, salgo a la calle con este maravilloso clima y te compro algo dulce —ironizó.

Me giré hacia otro lado y le di la espalda. Estaba demasiado sensible ese día. Las palabras de Billy, aunque estaba acostumbrada a ellas, me dejaron al borde de las lágrimas y me tallé los ojos con la manga del suéter para evitar que salieran.

—No puedes seguir así —su tono de voz cambió a uno más preocupado—. Les has ocultado todo a nuestros padres, pero debes comer bien, dormir bien, no puedes...

—¡No tengo ganas de palomitas! —le interrumpí antes de que terminara su discurso. No quería escucharlo más.

—¡No quiero salir con este puto clima a comprarte otra cosa! —se puso de pie—. Está helando afuera, Amelie —señaló la ventana.

RAMÉ || Eddie Munson || ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora