El día comenzó difícil para Chaeyoung, fue suspendida de su trabajo por un par de días debido a que el hijo de su "jefe" quiso sobrepasarse con ella durante el horario laboral, ocasionando tal escándalo al exponerlo dónde lamentablemente, salió perdiendo ella.
Se sentía deprimida y sin salida, quitarle días de trabajo era quitarle dinero que necesitaba para seguir construyendo una casa para Heejin, la comida no le preocupaba mucho ya que el comedor del orfanato sustentaba lo necesario para sobrevivir el día a día, en cuanto a ropa siempre sacaban un porcentaje de ese dinero para darle lo mejor a Heejin y luego de eso podía enfocarse en priorizar tener un lugar propio para vivir agusto las dos, sin más problemas ni gente externa.
Comprar un terreno baldío en su momento fue difícil, sobrepasaba su presupuesto, pero aún así Chaeyoung no se rindió, con mucho esfuerzo de días, noches, semanas enteras de trabajo pudo conseguir comprar uno con muchos ahorros de por medio, el lugar era pequeño pero suficiente para hacer una pequeña casa donde quepan las dos.
Como salió más temprano de lo habitual de su trabajo, pasó por un mercadito para poder comprarle una pelota a Heejin, como se lo había prometido, consiguiendo una con pequeños diseños de conejos que sabía que a su niña le iba a gustar, a ese regalo le sumo un par de chocolates y dulces, Chaeyoung sentía que ver feliz a Heejin era lo que necesitaba para mejorar su día.
Normalmente dejaba a su hija en una guardería las veces que podía mientras ella trabajaba, pero los días en la que las monjas visitaban el orfanato la solía cuidar Jihyo, la única con la que tenía más cercanía y confiaba en que iba a estar bien bajo su supervisión.
Era la única religiosa en la que confiaba, Jihyo supo acercarse a ella y ganar su confianza, por supuesto también la de Heejin, ya que su niña la adoraba, era la única persona con la que hablaba en ese horrible lugar del cual ya no veía la hora de salir.
—¡Mami!. —Heejin al verla corrió a sus brazos, siempre la recibía de esa manera, escondió la pelota con una mano detrás de la espalda y abrazo a su hija, llegar a casa era lo mejor del día sin duda. —Llegaste temprano.
—¡Y te traje una sorpresa!. —Sacó la pelota envuelta en un papel de regalo, aumentando la curiosidad y emoción de la niña, quién sonrió ampliamente y lo tomó entre sus manos.
—¿Qué es? .—Heejin comenzó a romper el papel rápidamente hasta que pudo sacar la pelota. —¡Una pelota!
—Cumpli con mi promesa, pequeña. —Acaricio su cabello mientras la niña hacía rebotar la nueva pelota. —¿Cómo se dice?
—¡Gracias má! te amo. —La abrazo y depósito un beso en su mejilla.
—¡También te traje dulces y chocolates!. —La niña la miró incrédula, Chaeyoung sacó de sus bolsillos los dulces y Heejin saltó de felicidad.
—¿Hoy es mi cumpleaños? .—Chaeyoung soltó una carcajada por la pregunta y negó.
—Eres una buena niña.
—¿Entonces siempre que me porte bien voy a recibir regalos?. —Chaeyoung ladeó la cabeza divertida ante la mirada pensativa de su hija.
—No siempre pero sí, mientras pueda siempre te traeré regalos. —Le dio un beso en la frente.
—¡Jihyo-unnie! Mira lo que me trajo mamá. —Heejin levantó la pelota entre sus manos hacia Jihyo quién estaba sentada a pocos metros de ellas con una monja más que Chaeyoung desconocía.
—¡Traela para que juguemos! .—Gritó la hermana Jihyo de vuelta y la niña se giró a ver a su mamá en busca de aprobación, la cuál asintió y la siguió cuando comenzó a correr hacia las monjas.
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Nun / Michaeng
FanfictionMyoui Mina fue seleccionada temporalmente para cumplir y brindar servicio en el olvidado orfanato de Takayama, convencida de sus convicciones y su profesión, se encuentra con una persona que desestabiliza su vida y le hace dudar de todo en lo que al...