Nun / Michaeng

Cap 34

Cuatro días pasaron desde que Mina se fue, cuatro días en los que llamó a Chaeyoung todas las mañanas a la misma hora, y cuando dejó de funcionar, intentó hacerlo por las noches, no sabía nada de ellas y todo en el convento comenzaba a complicarse, estaba triste y dejó de rezar, dejó de sentirse como ella misma, quería volver al pueblo a toda costa.

Dejó de cumplir con sus obligaciones y si las hacía, lo realizaba de mala gana, lo que comenzó a molestar a la santísima autoridad, incluso se le pasó por la mente dejar los hábitos.

Ya no se sentía cómoda con esa vida, sentía que quería algo más.. sentía que quería volver al hogar junto a Chaeyoung y Heejin, comenzó a soñar con una familia, con la calidez que ambas le brindaban, dejo de sentir que pertenece a la iglesia... ahora siente que de verdad pertenece a la familia Son.

Y ni siquiera le costó mucho pensarlo, simplemente lo decidió, decidió dirigirse a la iglesia donde se confesó la primera vez, y una vez que la pisó, confesó todo sin más.

El padre estaba completamente horrorizado, le rogó a Mina que abandonara los hábitos ante su gran falta de respeto hacia Dios.

En cualquier otro momento, Mina incluso hubiera llorado por todo lo que el padre le dijo, pero esta vez, no le importó.

Ella lo quería usar de excusa para abandonar definitivamente la iglesia e ir al pueblo, a vivir con ambas Son's.

Tal y como se lo pidió Chaeyoung antes de irse.

No le preocupó sus ingresos, tenía suficientes ahorros como para vivir aproximadamente dos años o más sin preocuparse, podría conseguir un trabajo y ayudar a sustentar esos ahorros sin problemas, así que sin pensarlo más, luego de salir de allí, fue a una tienda a comprar ropa mundana.

Hace mucho tiempo no tenía un estilo propio, a los 18 años dejó de vestirse por su cuenta y los años cambiaron, por lo que deduce que la moda también lo hizo.

Pero de todas formas se dejó llevar por cómo la gente se vestía en las calles, faltaba poco para que el verano las abandone y las lluvias eran constantes, dejando un ambiente fresco, así que decidió priorizar comprar ropa abrigada, y cosas que necesitaría los primeros días en el pueblo, la gente la miraba extraño, comprando y probándose ropa cotidiana teniendo aún puesto el hábitos pero no le importó.

Ya a estas alturas nada lo hacía, su decisión estaba tomada, un poco impulsiva e inconsciente, pero al final del día aún era joven, y decidió vivir fuera de Dios.

Sabía que él se lo perdonaría, la iglesia no, pero él sí.

Al Dios al que ella le rezaba era amor, y no propagaba el rencor ni el odio.

Ella decidió ser feliz y era lo que importaba.

Llegó al convento con muchas bolsas, pasando a un lado de Sana quién la miró extrañada y la siguió hasta su habitación.

—¿Por qué tantas bolsas hermana? .—Preguntó llegando a su lado, Mina estaba más sonriente de lo normal.

—Me voy. —Respondió con emoción en la voz, Sana paró en seco y parecía procesar la información.

—¿Pediste ir a visitar a tus padres? .—Mina negó entrando a su habitación, buscando sus maletas.

—No, abandono el convento. —Sana abrió los labios incrédula.

—¿Abandonas los hábitos?.—Mina asintió.—¡¿Qué?! ¿Y que harás? ¿Dónde irás?

—Iré al pueblo, a Takayama. —Respondió y Sana cubrió su boca con una mano.