Cap 31

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La mañana recién comenzaba, el sol poco a poco se ubicaba en lo más alto, Chaeyoung vio a Mina alejarse por la puerta principal y un vacío profundo la invadió.

Sintió ganas de llorar, sus ojos se cristalizaron por segundos, y la soledad de su hogar no ayudaba en nada.

Con los pies pesados cerró la puerta suspirando, y caminando de vuelta a su habitación.

Iba a tomarse un duelo dramático todo el día, eso era seguro.

Se sentía como si hubieran cortado con ella, y en parte le parecía gracioso, pero por otro lado de verdad que iba a ser eterno sin Mina, acaba de irse y ella ya sentía que la extrañaba.

Tocó su cama tirándose dramáticamente, el timbre de su hogar volvió a sonar.. no podía creerlo.

Se levantó y emocionada corrió hasta la entrada esperando ver a Mina de nuevo.

—¿Decidiste quedarte? .—Preguntó casi eufórica sin ni siquiera verla, podía jurar que el brillo de sus ojos era más fuerte que la luz del sol pero.. eso no duró mucho.

—Ha pasado tiempo bonita. —Escuchó la voz masculina exclamar en coreano tranquilamente.

—Mierda.. —Chaeyoung murmuró helada, cerrándole la puerta en la cara tomando por sorpresa al chico.

—¿Qué? ¿¡De verdad!? ¿Así recibes al padre de tu hija? .—Gritó desde el otro lado, la coreana sentía el cuerpo tieso, la boca seca, sus ojos amplios no creyendo lo que acaban de ver.

Jaehyun estaba en su puerta.. en.. su.. maldita.. puerta.

Después de casi cinco años sin verlos vuelve aparecer y ¡en su casa! dónde se supone que jamás podría encontrarla... allí estaba él, del otro lado, esperando que volviera a abrir.

Cosa que para la menor era completamente imposible, no volvería abrir, no quería enfrentarlo.. era su pasado, ella lo dejó atrás completamente segura, y al él no le importó, ¿Qué hacía aquí? ¿Cómo si nada?

La indignación estaba cada vez más presente en su cuerpo, y ni hablar del enojo que traía consigo.

¡Cómo se atrevía! ¿¡"El padre de su hija"!? Definitivamente la zorra de su madre tenía algo que ver.

No respondió y tranco la puerta con seguro, dirigiéndose a la cocina hecha una pequeña bola de fuego.

—¡Chaeyoung! No seas maleducada, abre. —Gritó otra vez el chico, golpeando la puerta reiteradas veces.

La coreana lo ignoró, comenzó a calentar agua en una pava para tomarse un té en lo que esperaba que él se retirará de la puerta principal.

Los golpes eran constantes, seguido de su nombre en más de una ocasión.

—Que intenso.. —Murmuró dando vueltas la cuchara en la taza un poco más calmada, su estado de shock se redujo considerablemente.

Él ya no tenía poder sobre ella y eso era una realidad.

—Vamos, Son..—Exclamó el chico sin paciencia, tocando el timbre tres veces para molestar a la coreana quien giró los ojos cansada, dejando su té y acercándose a la puerta. —Quiero conocer a mi hija.

—No existe tal hija Jaehyun, vete o llamo a la policía. —Respondió lo suficientemente fuerte y seguro, lo que hizo enojar al coreano.

La última vez que hablo en su idioma natal fue para discutir con la madre del mismo, a estas alturas odiaba su lenguaje materno con su vida.

—No puedes prohibirme ver a mi hija para siempre. —Golpeó la puerta frustrado y Chaeyoung soltó una risa irónica.

—Pasaron años Jaehyun, te hubiera importado cuando estaba apunto de dar a luz y me fui del país, no ahora. —Tomó su celular y marcó, poniéndolo en altavoz, el tono comenzó a sonar. —Si no sabes japonés, estoy llamando a la policía, tiene menos de 15 minutos para irte.

—¿Qué? .—El joven se desesperó y comenzó a caminar alrededor de la casa, golpeando las ventanas para llamar la atención de su hija. —¡Hija! soy tu padre, vine por ti.

—No puede ser.. no deja de sorprenderme. —Habló para sí misma, agradeciendo que Heejin no volviera hasta más tarde. —Un patrullero está en camino Jaehyun, deja de perder tu tiempo o te van a deportar de vuelta a Corea.

Gritó lo suficientemente fuerte y notó como el chico paró sus movimientos.

Sonrió victoriosa ante la eficacia de su mentira.

—¡Mierda, Chaeyoung! Voy a volver, no te descuides, y mi hija se irá conmigo. —La pelinegra solo lo escuchó, pensando en que ni siquiera sabe el nombre de su hija.

—Cuando sepas al menos su nombre podemos discutirlo, mientras, vuelve tranquilo a dónde estés parando. —El coreano se acercó para golpear furioso la puerta una vez más y Chaeyoung se sobresaltó mientras se acercaba a mirar por un pequeño espacio entre las persianas de la ventana principal, para verificar si se marchaba. —Que ingenuo.

Se rió para sí misma mientras volvía a tomar su té, cayó fácilmente en la mentira de que llamó a la policía cuando Chaeyoung sólo uso una aplicación con la que asustaba a Heejin cuando se portaba mal.

Se sentía por primera vez en su vida adulta y madura, ya que volvió la primera persona que creyó amar más que a nada y no le generó absolutamente nada.

Está asustada, sí, no quiere que meta a Heejin en esto.

Legalmente no puede hacer nada para quitársela a menos que ella acceda a un ADN, lo cuál por supuesto no va a suceder.

Pero si puede acercarse a ella y confundirla.

Llevan una vida tranquila sin él, ¿Por qué de repente le interesa tanto?

Al mismo tiempo Mina iba por la carretera con Jihyo reclamando sin descanso todas las faltas que tuvo durante el retiro.

Solo la escuchaba, neutral y tranquila, reconocía que todo lo que la mayor reclamaba era verdad, así que no podía refutar nada.

—¿Me estás escuchando, hermana Mina? .—Jihyo parecía enfurecerse a medida que más remarcaba sus errores. —Hablaré con el padre y recomendaré que vuelvas a tu destino de retiro anterior.

—¿Cómo? ¿Hablas en serio? .—En ese momento se asustó, no quería que la alejaran de Chaeyoung.

—Tu rendimiento fue bajísimo esta semana, hermana.—El corazón de Mina latía errático, tenía que buscar la manera de que no la quiten del orfanato.

—Pero.. puedo mejorar la próxima semana, deme una oportunidad.—Rogó y Jihyo ladeo la cabeza insegura.

—No lo sé, Mina, te lo digo como amiga.. Tú cercanía con Chaeyoung te desvio demasiado de tu camino principal, y no veo un buen futuro en eso, tu fuiste a ayudar a la gente que lo necesita...

—Y Chaeyoung necesita...—No la dejo terminar cuando Jihyo volvió a hablar.

—No solo Chaeyoung, hermana. Desde que la joven se mudo, tu casi ni pisabas el orfanato.—Mina entreabrió los labios para hablar pero Jihyo se negó.—Y no mientas Mina, lo noté.

—La ayudaba con Heejin..—Exclamó y Jihyo suspiro rendida.

—No creo poder hacer mucho por ti, hermana, veremos qué sucede la próxima semana. —Mina comenzó a morder sus uñas ansiosa, no sabía que podía significar eso, pero de seguro que ya no le permitirían seguir en el orfanato, y eso de verdad la angustiaba. —Tú le sirves y tienes que ser fiel a Dios, Mina. No te olvides de eso.

Permaneció en silencio el resto del camino, no sabía qué pensar o qué hacer, solo estaba segura de una cosa: tendría que hacer buena letra toda la semana, si quería volver al orfanato.

Si que iba a ser una semana larga..

Y difícil.

Porque si no podía volver por decisión del padre, ahí sí que estaba jodida... más de lo que ya estaba actualmente.

¿Qué le diría a Chaeyoung si eso pasaba? La decepcionará, y a Heejin.. no, no, no podía dejarlas solas.

Tendría que volver al pueblo cueste lo que le cueste. 

Nun / MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora