27.

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“Enfermo”

—Eso te pasa por querer correr bajo la lluvia.—Regañó al rubio, para luego dirigir su mirada hacia el bicolor—. Y tú, ¿por qué no lo detuviste?

—Realmente es una historia chistosa y confusa.—Se excusó el bicolor.

—¿Tú siendo divertido? —Dijo sarcástico.

—Hey, lastimas mi pobre corazón.—Todoroki se llevó la mano a la parte izquierda de su pecho.

—Lo siento, Shou-chan, pero necesito explicaciones.

—Voy a ver la sopa.—Se levantó rápidamente de la silla y se dirigió hacia la puerta—Bakugo, explícale.

—¡Eres un cobarde!

Los dos amaban mucho al peliverde, pero cuando este se enojaba, era algo para temer.

Midorya comenzó a cambiar la toalla de la cabeza por una nueva; por suerte, habían ido antes a la enfermería y les habían recomendado algunos cuidados y medicamentos. Luego acarició la cabeza de la nueva mascota de Bakugo, que estaba acostada a sus pies, antes de volver a dirigir una mirada ceñuda hacia el rubio.

—Ahora faltarás a la escuela unos días.—Dijo con seriedad.—Explícame lo que sucedió.

—El cabello de mierda me estaba molestando sobre algo y no pensé que fuera a salirse del gimnasio.

—¿Por qué Kirishima te molestaría a ti?

—Me da vergüenza hablarlo contigo. —Murmuró.

—Entiendo.—Suspiró.—¿Por qué lo seguiste aún cuando notaste que estaba lloviendo?

—Estaba muy enojado; Mitad-Mitad intentó detenerme, pero no le hice caso.

Sus ojos verdes se posaron sobre el cuerpo en reposo de Bakugo, con una expresión seria y profunda que le dio escalofríos al rubio.

—¿Tanto te molestó lo que te dijo? ¿Por qué no quieres decírmelo?

—Tiene que ver con Mitad-Mitad.—Arrastró las palabras para que Midorya no pudiera entenderlo, seguro de que estaba rojo como un tomate debido a la fiebre y al tema en cuestión.

—¿Acaso lo molesta, o es algo que te molesta de él?

—No, no es eso. Es complicado.

—¿Entonces le mentiste a Shou-chan sobre lo que realmente pasó?

Bakugo se quedó callado, pero justo cuando iba a abrir la boca para responder, el bicolor entró en la habitación con una charola que contenía una taza de sopa y una cuchara. Ambos notaron unas vendas en los dedos de Todoroki y no sabían si preguntar o quedarse callados.

Todoroki colocó la charola en la mesita de noche y luego se sentó en una silla.

—¿Por qué me miran así? —Preguntó, al sentir las miradas sobre él.

—Nada.—dijo rápidamente Midorya—. En cuanto a ti.—Se giró hacia Bakugo.—Come.—ordenó.

Bakugo hizo un sonido con la boca y rodó los ojos, pero al final terminó obedeciendo las órdenes del peliverde.

Deseo amado || TodoBakuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora