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"Compras"

Los chicos habían decidido salir de compras, ya que les faltaban ciertas cosas. Sin embargo, los ojos de Midoriya, se iluminaron al ver una tienda de cómics y anime. Sin pensarlo dos veces, decidió entrar.

—Espero que no gastes tanto dinero aquí.—Le reprochó Bakugo, mirándolo con los ojos entrecerrados.

—Si quieres puedo comprarte algo.—Sugirió Todoroki con su habitual serenidad.

Los ojos de Midoriya brillaron aún más ante la idea, pero Bakugo lo miró atónito porque usualmente Todoroki solía derrochar el dinero de su padre cada vez que podía, pero el rubio siempre lo detenía, recordándole que debía tomar decisiones económicas más sensatas.

—¡Carajo, Shoto, no lo malcríes! —Exclamó el rubio con frustración.

Midoriya ignoró el comentario de Bakugo y se perdió entre las estanterías, maravillado por la cantidad de figuras y mangas que había. Todoroki lo siguió con la mirada, teniendo una sonrisa divertida en su rostro.

—Esto es ridículo.—Dijo el rubio en voz alta para que lo escucharan ese par.

—Relájate, Kacchan.—Respondió Midoriya sin apartar la vista de la figura.

A regañadientes, Bakugo se quedó cerca de la entrada, vigilando al peliverde mientras exploraban la tienda.

Mientras exploraba el lugar, se encontró con una figura de acción de su héroe favorito y sin dudarlo, la tomó entre sus manos y se volvió hacia Todoroki y Bakugo.

—¡Miren esto!—Dijo, mostrando la figura con entusiasmo.

Todoroki sonrió levemente y asintió, mientras que Bakugo bufó, aunque no pudo ocultar una ligera sonrisa.

—Está bien, nerd, cómprala.—Dijo el rubio, resignado, rodando los ojos.—Pero solo esta vez.

Con el permiso de su novio, Midoriya se dirigió a la caja registradora, sintiéndose más feliz que nunca. Aunque Todoroki le había ofrecido comprarle la figura, Midoriya prefirió pagarla él mismo, aún sintiéndose un poco de vergüenza con la idea de que alguno de sus novios gastaran dinero en él.

—Deberían de ser más responsables con su dinero.—Gruñó Bakugo mientras salían de la tienda, mirándolos con una mezcla de irritación y afecto.—Bien, ¿podemos seguir con nuestras compras ahora?

Ante la pregunta, los dos asintieron y siguieron recorriendo las tiendas del centro comercial.

Después de unas horas más de compras, los chicos finalmente regresaron a casa, cargados con bolsas llenas de las cosas que habían comprado y, por supuesto, el nuevo tesoro del peliverde.

Deseo amado || TodoBakuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora