Deseo amado || TodoBakuDeku

40.

“Feria”

Bakugo, Midoriya y Todoroki decidieron ir a una feria a petición del más bajo de ellos. La feria local era una colorida explosión de luces y sonidos, llena de personas. Aunque a Todoroki y Bakugo no les parecía del todo atractiva, estaban dispuestos a soportarla para ver feliz a Midoriya. La tarde estaba llena de risas, el aroma dulce del algodón de azúcar y el bullicio de la gente.

Desde el primer momento, Bakugo no pudo contener su emoción por demostrarles a sus acompañantes que podía ser un buen novio, decidido a ganarles un premio en alguno de los juegos de la feria.

Bakugo avanzó con determinación hacia el puesto de tiro al blanco, sus manos apretadas en puños de entusiasmo y una gran sonrisa llena de arrogancia. Midoriya y Todoroki lo siguieron, intercambiando miradas curiosas. Bakugo pagó al encargado del puesto y levantó el rifle de juguete, sus ojos fijos en los pequeños blancos móviles.

—Observen.—Dijo Bakugo, dirigiéndose a sus acompañantes con una sonrisa confiada.

Midoriya sonrió, animando a su novio. Sabía que Bakugo era competitivo y ver que se tomaba tan enserio ese juego le causaba cierta gracia, por su parte, Todoroki, con su habitual expresión tranquila, observaba con una leve sonrisa.

Bakugo disparó, derribando el primer blanco con facilidad y cada tiro parecía más certero que el anterior. Midoriya aplaudía emocionado después de cada acierto, mientras Todoroki solo sonreía, él sabía perfectamente que el rubio poseía una gran puntería.

—Sabía que podrías hacerlo, Kacchan.—Exclamó Midoriya, sus ojos brillando con felicidad.

—Tsk.—Respondió Bakugo, sin dejar de apuntar y disparar.

Finalmente, despues de dos rondas y de derribar todos los blancos, el encargado del puesto le entregó a Bakugo un conejo y un sushi de peluche. Bakugo se giró hacia Midoriya y Todoroki, sosteniendo los peluches con una sonrisa triunfante.

—Para ustedes. —Dijo, extendiendo los peluches hacía ellos.

El par aceptaron el peluche con una gran sonrisa y acercarse a abrazar al rubio.

—¡Gracias, Kacchan.—Dijo emocionando, viendo con adoración aquél obsequio que le dió su novio.

—Gracias, Kats.—Dijo con una sonrisa y en su mejillas, había un ligero color rosa y una calidez en su pecho, siendo un linda imagen para el peliverde y el rubio.

—¿Y ahora qué? —Preguntó Bakugo algo avergozado y mirando alrededor de la feria.

—¡Vamos a los autos chocones! —Sugirió Midoriya, emocionado.

—¡Sí! Los voy a destrozar.—Respondió Bakugo, su tono más suave de lo habitual.

—Ay no.—Murmuró el bicolor con una mueca pero fue ignorado de manera olimpica por sus acompañantes.

Caminando juntos hacia la siguiente atracción, los tres se sumergieron en la multitud, listos para disfrutar el resto de la tarde en la feria, rodeados de risas y luces en un ambiente más agradable.