Deseo amado || TodoBakuDeku

31.

“Dormir”

Era la primera vez que dormían juntos desde que comenzaron a salir. Aprovechando su estadía en casa de Bakugo, decidieron quedarse a dormir por petición de la madre de este. Todoroki se sintió avergonzado al no poder rechazar la invitación, mientras que Midorya fue vencido por la nostalgia de la infancia y no pudo decir que no.

—¿Todavía tienen los sacos de dormir? —preguntó el peliverde a su pareja.

Bakugo negó con la cabeza. —Se rompieron en un intento de acampar que tuvimos hace tiempo. —Frunció el ceño al recordar lo desastroso que fue, considerando el temperamento volátil tanto de su madre como el suyo, fue un tormento.

—¿Por qué no dormimos juntos? —lanzó el bicolor como si nada. Aunque había sido su idea, sus mejillas se sonrojaron. Sin embargo, no tanto como las de los dos chicos que lo acompañaban.

Ni siquiera sabían por qué se pusieron tan tímidos de repente; ya habían compartido cama viendo películas o series, pero no a la hora de dormir. A pesar de ello, al final terminaron aceptando.

[...]

Cuando llegó la hora de dormir, les resultó imposible debido a la incomodidad que sentían compartiendo la cama y a que Mitsuki entraba cada cierto tiempo con la intención de vigilar que no hicieran nada indecente.

En algún momento, el ojicarmín se levantó visiblemente molesto, cerrando con seguro su habitación y pidiéndole a su madre de la manera más calmada posible que los dejara tranquilos (más bien porque no quería iniciar una discusión con ella).

No es que no desearan ir más allá entre ellos, pero por ahora querían llevar las cosas con calma y no apresurar las fases de su noviazgo, aunque a veces resultaba difícil controlar sus hormonas adolescentes.

—Esto es ridículo.—murmuró Bakugo mientras se removía bajo las sábanas. Eran las cuatro de la mañana y aún no había pegado un ojo; ¡no podía creer que se estuviera pasando su hora de dormir!

Finalmente, se acurrucó junto al peliverde, quien estaba justo en medio de los dos más altos. Todoroki imitó su acción, causando que se escucharan murmullos incoherentes de la boca del peliverde debido a la vergüenza.

Al final, les importó poco todo lo demás y simplemente se dejaron llevar por el sueño.