Psychopath; Psicópata

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No me equivoqué, él ya estaba enterado de que Taehyung lo tenía allí, cosa que lo tenía muriéndose del pánico como si no pudiera lidiar con la situación. Ambos estábamos sentados en la sala, uno frente al otro, él me miraba entre asustado y confundido.

— ¿Qué esperabas? Nunca había hecho algo así, ni siquiera lo había previsto o tomado como una posibilidad — su pierna comenzaba a moverse en ese tic ansioso.

— Esperaba que tuvieras sentido común o lógica, pero claramente nunca lo tomarías como una posibilidad porque lo único que sabes hacer es inventar chismes en Internet bajo el anonimato y jugarle al acosador inmaduro que no ha podido superar a una persona en cinco años.

>> Déjame adivinar por qué no has podido — fingí pensarlo — oh sí, es verdad, Jungkook te dio la atención que tus padres nunca te dieron y como el inmaduro que eres, no pudiste soportar la idea de que él se la diera a alguien más ¿No es así? — palideció, al parecer siempre reaccionaba así antes de un ataque de histeria.

¿Toqué un nervio sensible Taehyung?

— ¡Yo no soy un acosador inmaduro! Además, tú nunca pensaste en si sus padres o amigos iban a preguntar por él, ¡Incluso tuve que mandarle mensajes a Hoseok en su nombre! — en ese momento supe que él ya la había jodido.

Repentinamente se levantó y fue a abrir la puerta que llevaba al sótano, lo seguí y bajamos, empezaba a alterarme su comportamiento.

— ¿Tienes su celular? ¿Tan siquiera le escribiste a todo su círculo? — él me miró y luego a Jungkook quien parecía estar inconsciente, arrepintiéndose de lo que había dicho.

— Yo lo encontré en su mochila, y le escribí a todos, excepto a Min — tremendo idiota me salió este.

— Claro, tiene sentido porque no es para nada sospechoso que la persona más cercana a Jungkook sea la única a la que él no le escribió ¿Verdad, imbécil?

— Yo pensé que eso serviría para alejarlo — comenzaba a tener un tic en el ojo y cada palabra que él decía lograba empeorarlo.

— Pues sólo sirvió para generar sospechas — me acerqué viendo el arma que le había entregado en la mesa a un lado de nosotros.

— ¡No soy un psicópata como tú! — esa fue la gota que rebosó el vaso.

Me reí en su rostro, casi incrédulo haciendo que más temor inundara sus ojos.

— ¿Quieres ver un acto psicópata? Bien, te mostraré uno — antes de que él siquiera pudiera analizar mis palabras tomé el arma y apunté al chico que estaba en la silla.

Tres tiros y sólo se escuchó el ruido sordo de la silla cayendo al suelo con el cuerpo sobre ella.

Taehyung me miró horrorizado antes de salir corriendo hacia él mientras lloraba.

Había tenido la precaución de usar guantes porque presentía que esto terminaría así, de todas formas, eso fue lo que planeé en primer lugar, sólo necesitaba esperar a que la situación sobrepasara los límites del pelirrojo para convertirlo en este manojo de nervios y pánico.

Afortunadamente no fue mucho el tiempo.

Él, como siempre guiado por sus estúpidos sentimientos estaba llorando y ensuciándose de sangre creyendo ingenuamente que podría detener la hemorragia.

— ¡TE ODIO! Vas a terminar en la cárcel por esto — parecía un niño de seis años haciendo una rabieta porque no le compraron el juguete que quería.

Patético.

— ¿Ah sí? Adivina quién tiene sangre en sus manos en este momento ¿Quieres una pista? No soy yo — le sonreí y arrojé el arma cerca suyo, sabía que ya no estaba cargada porque sólo había puesto tres balas allí cuando se la entregué, y aunque lo estuviera, en ese estado él no tendría buena puntería.

La miró unos instantes tomándola y tratando de apuntarme con ella.

Ahora tenía sus huellas.

Así se incriminaba a alguien y se declaraba culpable sin atenuantes.

— Inténtalo si quieres, ya no está cargada. Me parece que deberías concentrarte en tu amorcito, que parece estar agonizando — uno en el abdomen, dos cercanos al pecho, pero no exactamente en él, una muerte lenta.

Él volvió su atención al cuerpo a su lado y sin nada más que hacer allí, me retiré.

Cuando estuve a unos cinco metros de la casa saqué un teléfono descartable de mi bolsillo y llamé a emergencias. Me las arreglé para lograr que mi voz sonara descompuesta por el pánico y reporté haber escuchado tiros.

Estarían allí en diez minutos.

Fase cuatro: Completada con éxito.

Ahora tenía setenta y dos horas antes de que pudieran abrir una investigación más concreta, setenta y dos horas para ir tras mi verdadero objetivo.

Y contando. 

Obsessed | JimSuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora