No regrets; Sin arrepentimientos

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Mientras aquel último beso fue dado, tanto Lisa como Seokjin iban camino al mismo sitio sin saberlo, con la esperanza de ponerle un fin al cuento, cuando este ya había acabado. Todos luchando por ser los héroes siendo nada más que unos avaros egocéntricos realmente.

[...]

Los últimos rayos de sol junto al arrebol se apreciaban en el cielo de aquel lugar que se encontraba más o menos a siete horas de Seúl.

Lisa parqueó su auto en una especie de claro en medio de un bosque al ver que las coordenadas traducidas en la hoja blanca concordaban con las que se encontraban en su GPS.

Se disponía a buscar cuando otro carro se estacionó al lado del suyo y mayor fue su sorpresa al ver quien era la persona que bajaba de él.

— ¿Qué haces aquí? — dijeron ambos al mismo tiempo, Seokjin soltó un resoplido lleno de fastidio para quitarse sus lentes de sol, de repente recordando donde había encontrado Hyujin las coordenadas.

— ¿Sabes qué? Mejor no perdamos el tiempo, comencemos a buscar — si supieran que nunca dispusieron del tiempo, si supieran que este se había agotado antes de que se llegasen a enterar.

La chica asintió de acuerdo, entonces ambos comenzaron a caminar en silencio siguiendo lo que parecían ser huellas. Antes de que lo notasen tres horas habían transcurrido con mucha velocidad, sin embargo, no habían encontrado nada más que un lago en el que se podía ver ya reflejada la luna.

Jin había decidido separarse de ella puesto que pensaba que podría encontrar algo si estaba solo y el crédito se lo llevaría él.

— Ese maldito me volvió a engañar — dijo ella más que frustrada.

— De hecho, no lo hice Manoban — se volteó inmediatamente al escuchar aquella voz conocida, pero sin lograr ver nada más que una silueta escondida entre los árboles — tu recompensa por el arduo trabajo está en esa casa — entonces notó que a su izquierda había una casa pequeña con la luz encendida.

Una vez entró en ella pudo divisar un rastro color rojo que descendía desde las escaleras hasta una puerta al lado de lo que parecía ser la cocina, en ese momento temió lo peor, y confirmó lo que ya sabía, pero no quería aceptar.

Con temor siguió el camino abriendo la puerta de madera y encontrando escaleras en su interior, por lo visto era un sótano, la luz estaba encendida así que no hubo ninguna dificultad para contemplar la imagen que se mostraba ante ella al pie de las escaleras.

La víctima a la que ha estado buscando durante todos estos meses, desnuda, con muchos hematomas e incluso cortes que aun sangraban (lo que explicaba el rastro) recorriendo su cuerpo. Sus ojos estaban abiertos, pero no tenía que tomarle de la muñeca para saber que no existía pulso o signos vitales que le declarasen con vida. No tenía idea de las circunstancias de la muerte, pero la sangre entre sus piernas le daba una idea de cuan torturado había sido Min Yoongi durante el tiempo que pasó cautivo.

A pesar de que Lalisa ha visto muchas escenas de crimen en su carrera, ninguna le había afectado tanto como esa, puesto que sentía que acabaría por vomitar lo poco que ha ingerido en el día.

Había sido engañada, ese tipo nunca tuvo en mente devolverlo con vida, todo el sacrificio y el tiempo ha sido en vano, ¿Qué le diría a los Jeon? ¿Al mejor amigo de Yoongi?

Una mano se posó en su hombro sobresaltándola, al girar su rostro hacia la derecha vio por primera vez el rostro del fantasma que había jugado con ella todo ese tiempo.

El rostro de Park Jimin más sonriente que nunca.

[...]

— Felicitaciones detective, ha logrado resolver el misterio — me reí palmeándole el hombro como si fuéramos amigos — Mi chico era precioso, ¿A que sí? — volví a reír más que extasiado por la expresión de terror que me dedicaban los ojos oscuros de Manoban.

— ¡Aléjate de ella! — mencionó apuntándome con un arma, no intimidándome en lo absoluto.

— Vaya, Kim Seokjin ha llegado al rescate. No te preocupes, no le haré nada a tu amiga, sólo le mostraba lo que ustedes han querido encontrar — quise volver a reír al ver que, al contrario de la pelinegra, el chico me miraba con ira.

— Irás a la cárcel, la policía viene hacia acá — ese es el plan, idiota.

— Me sorprende que hayas conseguido señal, pero deberías ocuparte de ella en lugar de amenazarme, parece que está al borde de un ataque de pánico.

La espera a que descifraran las coordenadas ha valido totalmente la pena, ver sus reacciones en vivo y en directo fue gratificante.

Unos veinte minutos más tarde la policía local me llevaba esposado hacia Seúl en una patrulla, mientras detrás de nosotros veía otra camioneta con el equipo de medicina legal y el cadáver de Yoongi.

No podía borrar la sonrisa de mi rostro haciendo que me mirasen con una mezcla de temor y desprecio.

Obsessed | JimSuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora