Capítulo 1

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"La Cosecha"

"Guerra. Terrible guerra. Viudas, huérfanos, niños sin madre. Esa fue la rebelión que sacudió nuestra tierra. Trece distritos se revelaron contra el país que los salvó, alimentó y protegió. Hermanos contra hermanos hasta que todo se perdió. Luego llegó la paz, con esfuerzo y lentitud.

El pueblo surgió de las cenizas y una nueva era surgió. Pero la libertad tiene un precio y cuando vencimos a los traidores juramos como nación que jamás veríamos esa traición de nuevo y así se decretó, que cada año todos los distritos de Panem ofrecerían como tributo a un joven y una joven que pelarían a muerte, en una muestra de honor, valor y sacrificio. Un solo ganador, bañado en riqueza, serviría de recordatorio de nuestra generosidad y clemencia.

Así es como recordamos nuestro pasado, así se salvaguarda nuestro futuro".

–Que maravilloso — enloquece la presentadora del distrito 4, con su aguda y enfadosa voz —Primero las damas.

Las plataformas que cubren las plantas de sus pies, resuenan por el micrófono que se encuentra en el centro del palacio de gobierno, donde ahora todo el distrito se encontraba rodeándolo ordenadamente. 

Se acerca a las urnas de vidrio donde estaban aquellos papelillos con los nombres de las niñas que podrían presentarse como tributo de los septuagésimos segundos juegos del hambre.

Toma uno de los papeles y se coloca frente al micrófono, con una sonrisa destellante, se inclina un poco y lee:

–Eliza Fox.

Supe desde ese instante que mi vida colgaría de un péndulo, hasta el final.

Sentí las miradas pesarosas de todo el distrito cuatro. Mi corazón pesaba, latía sin detenerse, no paraba. Tomé la manga de mi vestido rojo floreado y alisé el sitio donde se hacía comúnmente una arruga.

Di un paso, después dos y uno más y otro más. Los pequeños tacones se atascaban en el lodoso suelo. Aún así continúe hasta llegar a las escaleras. Un agente de la Paz, tomó mi brazo y con más fuerza de la necesaria me obligó a subir hasta quedar al lado de la extraña mujer del Capitolio.

Miré al resto, mi cabeza en pausa, no podía creer que estoy aquí, ¿Podría esto ser una pesadilla?

Me obligo a no llorar, a mantenerme firme, solo un poco. Debía resistir un poco más.

–Y ahora el varón — los tacones resuenan nuevamente por todo el lugar, nadie hace ruido, todos guardan silencio, como si el simple hecho de hablar fuera un incentivo dirigido al destino para ser elegido como tributo.

Aleshia Amery, con su absurdo vestido naranja chillante y su peluca combinada, toma un papel de la urna y repite el proceso, desdobla el papel y habla como si fuera a expresar lo mejor que le ha pasado en la vida:

–Nikanor Gray.

Mi boca estaba seca, mis entrañas parecían divertidas revoloteando en el centro de mi estómago. Con la vista medio nublada miré al chico que venía hacia donde estaba. No pude distinguirlo bien hasta que se puso al otro lado de la presentadora.

–Salúdense, no sean tímidos – la mujer dio un paso para atrás, el chico fue el primero en extender su mano, tardé pocos segundos en corresponderle la acción. Soltó mi mano enseguida y ambos volvimos a nuestro lugar.

–Démosles un fuerte aplauso a nuestros tributos de los septuagésimos segundos juegos del hambre – Algunas de las personas hicieron caso a la presentadora, pero su apoyo fue absurdo, solo unas cuantas palmadas desanimadas y la verdad es que no esperaba más –Felices Juegos del Hambre y que la suerte esté siempre de su lado.

Los Juegos del Hambre «Finnick Odair»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora