"Solo uno de los dos va a sobrevivir"
¿Qué es lo que soy?
Amiga. Vecina. Aliada. Tributo. Cómplice. Enemiga... Asesina.
Sé que el dolor es inevitable, quisiera que no fuera así. Porque todo se basa en ello, especialmente lo que haces después. El dolor me ha vuelto misericordiosa, me ha hecho creer qué hay algo más grande que yo misma.
Puedo sufrir, puedo arrepentirme e intentar negar lo que hice.
Pero ya no sirve de nada. Estoy aquí, de pie. Y planeo continuar así.
Trotamos hacia las montañas, tratando de encontrar por lo menos un maldito charco de agua sucia. El intenso sol era una tortura, necesitábamos urgentemente beber algo si no queremos quedarnos a medio camino, expuestos y sin defensas.
Paramos un par de veces a tomar aire y después continuamos. Llegar hasta las montañas a este paso tal vez nos tomaría una noche más.
El calor era asfixiante, insoportable. Mi compañero y yo estamos acostumbrados al tropical clima del cuatro, pero este es diferente. Sientes que te hace falta el aire, y aún no habíamos conseguido beber una gota de agua. Buscamos durante todo el camino rastro de alguna laguna o río, pero no hemos tenido suerte.
Hoy comimos una manzana entre los dos y una lata de comida cada uno. Me sentía mucho mejor, debíamos estar fuertes. Tratar de no pasar hambre, aunque la sensación no sea desconocida para ninguno de los dos.
—Nik— dije entre jadeos, parando de correr, me inclino hacia el frente y jalo aire de manera exagerada. El chico se gira hacia mí, en su traje ajustado se venían pequeñas manchas negras de sudor y su cara estaba completamente roja —¿Podemos descansar solo un poco?
El chico se sentó a mi lado y me entregó una de las mochilas que había estado cargando.
—Odio este lugar.
Sonrío con nostalgia. Nikanor disimulada bien la rabia desde que pisó el Capitolio. El los odia, los detesta y no es por nada, su padre murió por el corrupto e injusto sistema de justicia que rige los distritos.
Según el moreno, quien me contó su historia la noche antes de los juegos, el estaba enfermo y su padre robó medicamentos y lo ejecutaron por eso.
Robar está mal... pero dejar morir a un niño inocente, es mucho peor. Y también es bastante jodido castigar a un padre que busca lo mejor para su pequeño, por buscar que siga vivo.
—Sudo como si estuviéramos en el maldito infierno— voltea a verme mientras se seca el sudor que corre por su frente —Eso no es sexy.
Lo miré, el traje se le pegaba al cuerpo bien fornido, con su cara enrojecida y su cabello revuelto —Yo no lo diría así— y nos sonreímos.
—No puede ser— exclama inaudito levantándose de su lugar y mirando hacia enfrente. Hago lo mismo que el chico —¿Lo ves?— señala al lugar.
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Los Juegos del Hambre «Finnick Odair»
FanfictionHistoria sobre tus Juegos del Hambre. Tú, Finnick... Y Nikanor Gray Libro 1: Terminado. Libro 2: En proceso.