Capítulo 5

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"El desfile... Otra vez"

Sentí el cálido cuerpo de mi ex mentor cerca de mí durante todo el viaje hacia el Capitolio, el cual fue más acelerado que la vez pasada.

Todo iba muy deprisa.

Seguramente Snow estaba feliz de deshacerse de todos nosotros y no podía esperar.

Finnick y yo no nos separamos, pues los dos sabemos que al llegar tendremos que hacer cosas horribles y no podemos hacer nuestra relación pública porque entonces Snow nos asesinaría.

Sé que yo no le agrado y se que Finnick le agrada menos. Ambos sabemos cosas que no quiere que nadie más sepa. Secretos que en manos equivocadas podrían hacerle ver al mundo hay mucho menos compasión en su corazón de lo que todos creen.

El tren se detiene y Finnick me abraza por minutos. Mi vestido delgado y revelador no deja de oler a su perfume.

Y lo único que agradezco de estar de vuelta es poder ver a Jann, quien me da un fuerte abrazo y me mira con compasión.

Aleshia Amery nos conduce a nuestro departamento.

Esta vez incluso la torre de tributos se veía bastante diferente, más aterradora.

El día pasó deprisa. Finnick y yo nos dimos una ducha de al menos media hora, después salimos con todo el pesar de nuestro corazón, nos cambiamos y nos dirigimos con Mags, Jann y Monna para cenar.

Todo fue bastante abrumador, tratábamos de mantener charlas secas y sin sentido para evitar quedarnos en silencio.

Y cuando estábamos en la cama dormidos, la tributo revoltosa del siete llegó a nuestra habitación.

Pidiéndonos que la acompañáramos. No nos dio respuestas o alguna pista de adonde íbamos.

Pero al llegar, mi corazón se paró y la curiosidad me invadió al darme cuenta de que estaban varios de los tributos de este año, incluido a Beetee, el tributo del tres y Wiress, su compañera, con quienes ya había compartido charlas, me agradaban bastante.

También estaban Seeder y Chaff, buenos sujetos, del distrito once. Seeder es buena amiga de Finnick, la mujer es amable y compasiva, tiene tres hijos y la verdad es que detesto la idea de que esté aquí, porque ella es lista y astuta y buena para pelear, pero hay tributos más rápidos y letales. Y yo entiendo el dolor que deben estar sintiendo sus hijos, pues yo perdí a mi madre por los malditos juegos.

Los adictos, el compañero de distrito de Johanna, Mags, y también estaba Haymitch Abertnathy, un buen amigo debo admitir.

Recuerdo emborracharme el año pasado con él, platicando y riendo antes de que fueran los juegos. Me pidió ayuda con los patrocinios y me dijo que me debía un favor, favor que según él unas horas antes cuando nos vimos recién, iba a pagarme. El hombre es bastante peculiar, no le agrada a muchos, pero a mí sí porque sé por lo que ha tenido que pasar. Según lo que me contó, Snow mató a su familia cuando se negó a seguir sus órdenes.

Es un hombre solitario, me parece peculiar como se encariñó con su vencedora y lo desesperado y dispuesto que estaba por salvar a la chica.

Todos hablaban hasta que se dieron cuenta de nuestra presencia, el primer en acercarse a saludar fue Beetee, quien me dio un abrazo que correspondí.

Después fue Haymitch, quien me dio una mirada consoladora y después un abrazo.

—¿Quieres decirnos de que se trata todo esto? — le pregunta Finnick al hombre rubio.

—Que desesperado— dice con sorbiendo del trago que traía en su mano. —Está bien.

Haymitch reunió a todos los vencedores, eructó no muy silenciosamente y después comenzó a hablar:

Los Juegos del Hambre «Finnick Odair»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora