Capítulo 8

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"Aliada de la chica en llamas"

Jann termina de abrochar el traje pegado al cuerpo y coloca el collar de mi madre y el anillo de Finnick en mi cuello, me ayuda a trenzar mi cabello y me abraza en silencio.

Aquí estamos, una vez más, mientras la cuenta regresiva comienza.

Mi amigo, mi compañero, mi preparador, me toma por lo hombros y me obliga a darle un abrazo. Al cual reacciono después del tiempo, lo abrazo con fuerza, limpio las lágrimas que rodaron por mis mejillas.

Me sonríe, miro sus ojos verdosos y su barba bien peinada, Jann ha estado ahí para apoyarme, en el distrito cuando me hace falta compañía, cada vez que visito al Capitolio, él hizo que la gente me amara, que me llaman princesa. Sé lo mucho que le debo.

Le doy un último abrazo y entro al tubo, que inmediatamente se cierra, comienza a subir y pierdo de vista a mi fiel amigo.

Cierro los ojos.

El sol es cegador. Deslumbrante.

Mi corazón palpita con fuerza. Me siento aterrada.

Es una isla. Frente a mí hay un mar divido en carriles.

Pero no está Finnick. No está Finnick. Ni Mags.

Miro a mi lado buscando a alguien conocido, no hay nadie, excepto Peeta, que me mira aterrado y pidiéndome ayuda.

—Que comiencen los septuagésimos quintos juegos del hambre. Y que la suerte esté siempre de su lado.

Y el cronómetro comienza.

Miro a Peeta, es seguro que los dos estamos igual de horrorizados.

Veinte... diecinueve...

—Tranquilo— le susurro al rubio, el chico me asiente con la cabeza. Al menos creo que le agrado y es ventaja que no quiera matarme.

Catorce, trece, doce.

Soy buen en el agua, soy excelente. Pero no sé si Peeta lo sea. Y debo apegarme al plan, nada de estupideces.

Respiro profundo.

¡En donde carajos está Finnick!

Ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos... uno.

Tomo aire y me lanzo al agua, igual que Peeta.

Nado con fuerza, levantando la cabeza para tomar aire solo cuando es necesario. Del otro lado veo a Finnick y a Katniss correr hacia la cornucopia.

Llego a las rocas y me sostengo de ellas. Peeta estaba cerca de mí.

—Anda Peeta— lo animo a seguir nadando. El chico llega, le extiendo mi brazo para seguir corriendo.

Veo como Finnick sorprende a la chica en llamas, ella la apunta con su arco, mi rubio le muestra el brazalete y después Finnick lanza su tridente sobre uno de los tributos.

El cañon sonó.

La primer muerte.

Finnick ha matado al primero.

Y entonces todo sucede demasiado rápido. Uno de los tributos toma a Peeta y lo lanza al agua.

Finnick me mira a los lejos, le hice señas hacia el agua. El rubio llega corriendo, ayuda a Mags a llegar hacia nosotros y veo también a Katniss.

Con preocupación Mags les señala el sitio donde están peleando, Finnick me entrega su tridente y las demás armas que traía consigo y se lanza al agua.

Los Juegos del Hambre «Finnick Odair»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora