Rechazo.

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-¿Y qué talentos puede aportar lady Ellys Baratheon? - Aegon movió un poco el pie cuando cruzó una pierna sobre la otra, apenas recargándose en el reposabrazos del sofá. Tenía en la mano una copa de vino semi vacía pero claramente no era la primera del día... A pesar de que apenas era media mañana.

- Tengo entendido que canta bien, sabe bordar y también es buena conversadora - Daeron aclaró su garganta un poco.

- Mhm... - el mayor suspiró e hizo una mueca. No estaba muy convencido. Bebió un trago más de vino y la manga de su ropa resbaló por su hombro, dejándolo al descubierto pero poco le importó. Se rascó la mejilla - Ya tengo acompañantes que hacen todo eso, Daeron y de momento no tengo interés alguno en hacer más grande mi círculo...

-Aegon, por favor - insistió Daeron - Acabo de regresar a la corte, deseo al menos poder quedarme una temporada... Antes de mudarme a Harrenhal. Si tú lo solicitas probablemente pueda haber arreglos para que Ellys y yo nos quedemos después de la boda. Estoy seguro de que Jacaerys... - Aegon soltó una risa incrédula ante la mención del nombre y miró a su hermano con una ceja alzada.

Casi como si lo hubiera invocado, el príncipe heredero entró a los aposentos y saludó con una inclinación de cabeza a su cuñado antes de reparar en la copa y el aspecto de Aegon. Apenas tensó un poco la mandíbula.

-Es algo temprano para beber, ¿no es así, Alteza? - preguntó a Aegon y éste solo lo miró y bebió un poco más, sin dejar de sostenerle la mirada.

- ¿A ti qué te importa? - replicó y regresó su atención a Daeron - Este es un asunto que no incumbe a Su Alteza Real... Algo tan poco importante como las personas con las que su esposo se codea es de baja prioridad para un hombre tan ocupado...

- No hace falta tener un despliegue de tus habilidades dramáticas frente a tu hermano - Jacaerys apenas alzó las comisuras de los labios y luego se expresión volvió a tornarse seria al pasar sus manos detrás de su espalda - ¿Nos permites un momento a solas, Daeron...?

- ¿Acaso este es el fin de los tiempos...? ¿El Muro se ha derretido por fin y todos vamos a morir? - Aegon se levantó con una expresión de claro asombro en el rostro - ¿A qué debo el milagro de que mi esposo deseé un momento a solas conmigo...?

- Es un tema serio, Aegon - Jacaerys miró a Daeron y no hizo falta decir más. Éste solo se levantó en silencio para retirarse. Alcanzó a escuchar una discusión empezar nada más cerró la puerta pero no quiso quedarse a presenciarla. Tal vez era más conveniente sacar a flote el tema de Ellys en otro momento. Volvería a intentarlo al día siguiente, aunque el tiempo lo estaba apremiando.

No estaba realmente consciente de lo delicada que era la situación entre Aegon y Jacaerys. Había oído rumores de que se trataba de una unión deliberadamente desafortunada, como una última medida para arreglar de mala manera un problema inevitable.
La relación entre Aemond y Lucerys era trágica, sí, pero Jace y Aegon parecían repudiarse como agua y aceite. No entendía cómo era que seguían juntos si no toleraban ni verse.
Su boda había sido algo hasta impersonal y el festejo se había reducido simplemente a un día y medio debido a que la borrachera de Aegon fue tal que se enfermó toda una semana.
Estaba en tela de juicio, de hecho, si acaso el matrimonio era válido.
Nadie sabía si habían consumado o no.

Daeron se alejó del torreón y cuando estaba por llegar a los jardines se cruzó con su madre.
Alicent le pidió que la acompañara y él no pudo negarse a pesar de que había acordado de verse con Joffrey en un par de horas más.

- Intenté hablar con Aegon - le dijo mientras avanzaban. Alicent sostenía el brazo de su hijo y curvó un poco las cejas - Sé que... Mi matrimonio implica que debo mudarme y hacerme cargo de Harrenhal... Pero, madre, acabo de regresar... ¿Tanto me desprecias que deseas que me vaya tan pronto?

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