Emoción.

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"La sangre del dragón corre por tus venas. No importa lo que las ovejas murmuren. Eres un Targaryen. Nunca lo olvides."

Valeryon tenía los hombros tensos y la espalda tan recta como podía. Una de sus manos estaba cerca de la funda de su daga por si era necesario empuñarla aunque la mirada confundida y bicolor de Rhaegal no suponía ningún peligro inmediato. Su primo había cambiado poco en los últimos años. El mismo cabello rubio, las mismas cejas expresivas... Más alto, a un paso de ser adulto. Su olor le llegó unos segundos después y se quedó impregnado en su nariz: madera, limón y hierbabuena.

- Perdón - el Lannister se disculpó y retrocedió un paso al sentir la mirada gélida de Lucerys posada sobre él. Sabía de sobra la poca simpatía que inspiraba en su tío y sus padres le habían dicho que era un arbusto que no debía sacudir. Un lazo familiar roto e irreparable. Rhaegal sabía mejor que ir en contra de los deseos de su madre, especialmente en una fecha tan importante, así que se mordió la lengua para no soltar un "bienvenidos" y simplemente se retiró apresuradamente.

-Tiene una década viviendo aquí y no tiene idea de cómo portarse - Lucerys alzó una ceja y negó con la cabeza para después tomar el brazo de su hijo. Valeryon había seguido con la mirada los pasos de su primo y solo se destensó hasta que éste desapareció de su vista - ¿Quieres acompañarme a entrar? ¿O prefieres esperar a tu padre? Estoy seguro de que a mi madre le dará gusto verte, Val.

Si pudiera dar la respuesta que quería, estaba seguro de que su madre lo abofetearía. Nunca lo había hecho, claro está, pero si había una cosa que Lucerys no toleraba era la mención de Joffrey o su progenie. Valeryon había aprendido a corta edad la realidad sobre el conflicto familiar y su único opción era ponerse del lado de su madre a quien había escuchado tener acaloradas discusiones con su padre que finalizaban en aún más distanciamiento entre los dos.

Había crecido entre las paredes frías y solitarias de Marcaderiva y por su cuenta tuvo que descubrir maneras de entretenerse a solas ya que no había más niños de su edad y si los había, tenía rotundamente prohibido acercarse. A veces había encontrado consuelo en escuchar las historias increíbles de viajes y aventuras de su abuelo Corlys. Otras veces, cuando las discusiones entre sus padres eran demasiado insoportables, buscaba acompañar a Rhaenys en silencio... Pero solo había tantas historias que el abuelo podía contar y aún menos actividades de su abuela en las que encontraba algo entretenido.

Sin duda alguna, su acompañante de preferencia sería siempre Aemond, su tío, con quien compartía en común bastantes aspectos de su personalidad.

Le gustaba entrenar con él y sus habilidades con la espada mejoraron exponencialmente. Aemond le había dicho que tener un dragón era solo una fracción del poder que podía ostentar. De nada le serviría ser un jinete si no tenía capacidad de defenderse o imponer respeto.

- Te acompaño - dijo en voz baja, siguiendo los pasos de Lucerys. Apenas miró un poco sobre su hombro aunque desde donde estaba no era posible ver más allá de las murallas... Solo podía saber que su padre y su tío habían llegado por el sonido de las alas y rugidos de sus dragones.

•••

El rostro de Rhaenyra se iluminó al ver a Valeryon. No pudo contenerse y acarició sus mejillas angulosas. Era el único de sus nietos que poseía los rasgos de la antigua valyria aunque tenía mucho de Lucerys en sus gestos.

-Qué alto estás - le dijo -. He oído que pronto vas a empezar con tu aprendizaje para ser digno heredero de tu padre -sonrió y algunas arrugas hicieron acto de presencia en torno a sus ojos -. ¿Estás emocionado? Apuesto a que sí...

-Me temo que primero tengo que aprender a lidiar con mis mareos, Alteza - respondió Valeryon. Rhaenyra suspiró y no pudo evitar reírse un poco.

-Igual que tu madre... Pero no debes preocuparte. Es algo fácil de superar - ella se acercó un poco más aunque no pudo detectar ningún aroma en particular. Su mirada se desvió a Lucerys - ¿Aún no presenta la casta?

- Es un alfa, madre - respondió el castaño. Rhaenyra lo miró con una ceja alzada y de nuevo se acercó a su nieto. Apenas alcanzó a detectar un rastro de humo y algo más, aunque no le quedaba muy claro. Miró a Valeryon a los ojos y después lo escaneó de la cabeza a los pies.
Ciertamente era más alto de lo que sería un omega promedio aunque no era un indicativo general. Maegor había sido bastante alto también... -. Valeryon tiene que suprimir sus feromonas. Cuando presentó la casta fue muy abrumador para todos. Para evitar accidentes, el maestre de Marcaderiva preparó un remedio que... reduce considerablemente sus efectos.

-Oh... Eres dominante entonces. Digno de un futuro Señor de las Mareas - Rhaenyra sonrió un poco más -. Ahora que ya presentaste la casta es mucho más factible que puedas tener un vínculo con un dragón.

Valeryon apenas hizo un gesto por la mención del tema.

Se había dado cuenta muy pronto en la vida que el hecho de que no fuese un jinete era una marca que atraería la atención de cualquiera que se percatara. Cualquier otro atributo de sus habilidades o personalidad quedaría reducido a nada en comparación.

Sus padres tenían un dragón. Sus primos, su tío... Cada Targaryen vivo en ese momento montaba a una maldita bestia voladora y él seguía anclado al suelo como si tuviera piedras en los zapatos y la peste en la piel.
Trataba con todas sus fuerzas de no estancarse en ello. Intentaba no echar sal a la herida pero nunca faltaba la pregunta o el comentario inoportuno... Como el de su abuela en ese momento.

-Así lo espero también, Alteza - fue su ensayada respuesta y después decidió no decir nada más para evitar un disgusto. Apreció el hecho de que Lucerys cambiara el tema a un tema mucho más banal, algo que le permitía desconectarse de la conversación y dejar divagar su mente.
Se sentía más cómodo en soledad aunque, aún así, no podía evitar sentirse como fuera de lugar.

Suspiró en silencio y mientras miraba alrededor en los jardines, alcanzó a escuchar cuchicheos y murmullos. Volteó un poco pero las voces se callaron. Frunció el ceño y pensó que quizá el viaje en barco había hecho más mella de la que creía. Una siesta sería buena para...

Pssst.

Valeryon volteó con más brusquedad, esta vez recorriendo el área con más detenimiento. Tenía el ceño fruncido y entonces sintió un golpecito en la cabeza que lo sobresaltó.

- ¿Qué pasa? - Lucerys se interrumpió a media frase al ver a su hijo mirando hacia los árboles - ¿Qué buscas?

-Yo... - se sobó la cabeza y aclaró su garganta -. Nada, madre. Tal vez fue.. una rama. Una hoja. No quise interrumpir.

Rhaenyra soltó una risa suave.

-A veces las ardillas dejan caer las nueces que encuentran, querido... O tal vez... - ella subió la mirada y alcanzó a ver un reflejo dorado entre las ramas -. Si no quieres que le diga a tus padres que estás ahí será mejor que bajes, jovencito. Las ramas de un árbol no son lugar para un príncipe.

Valeryon volvió a subir la mirada y solo entonces vio a Aeriel asomarse detrás del tronco. Había una sonrisa en su cara y soltó una risa. Siguió sus movimientos mientras bajaba con habilidad del árbol y se sacudía la ropa antes de acercarse. Por un momento le pareció ver que Aeriel hablaba con alguien detrás del tronco pero había sido tan rápido y sutil que tal vez había sido producto de su mente.

-Perdón, abuela - el castaño le hizo una reverencia pequeña - Tío... - saludó también a Lucerys y finalmente sus ojos violetas se posaron en Valeryon. Su sonrisa le estiró más las pecas que tenía sobre la nariz y no dudó en acercarse para abrazarlo - ¡Me alegra mucho que vinieras! Ven. Voy a darte un recorrido de recordatorio... ¡Me da la impresión de que vas a disfrutar mucho la biblioteca! - dijo, alzando la voz al final. Su voz hizo un poco de eco entre los árboles y tomó por la muñeca a Valeryion, que quiso resistirse pero le sorprendió la fuerza que Aeriel tenía en los brazos y no le quedó más remedio que dejarse arrastrar por él.

- También debería llevarte adentro, Lucerys - Rhaenyra le ofreció la mano a su hijo y también una sonrisa -. Aegon ha preparado una reunión de bienvenida muy especial para que puedas relajarte y recuperarte de tu viaje.

-Uhm... Pero Valeryon... - intentó refutar.

- No te preocupes. Aeriel es un anfitrión de primera... Y es muy divertida su compañía. Sob primos después de todo, Luke. Déjalos convivir.

𝐂𝐋𝐀𝐈𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora