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Jiraide se encargo de hacer correr mas a Rin, llegaron a las cercanías de un acantilado.
—Sientate —ordenó Jiraide.
Inmediatamente Rin lo hizo.
—Cierra los ojos, concéntrate y busca ese ser que está en tu interior, describelo.
Nohara no tardó en jadear y abrir los ojos sorprendida, sujetó por la manga a Jiraide.
—No puedo, no puedo volver a Konoha.
—¿Tiene colas? ¿Cuántas?
—E-Es grande... Tiene tres...
Jiraide gimió frustrada aguantando las ganas de llorar.
—Es... Es un bijuu —informó la ojiazul con la voz temblorosa —Y una vez que te conviertes en jinckuriki no hay vuelta atrás, si intento sacarlo de ti, morirás de igual manera.
—Mátame —pidió Nohara sujetando a Jiraide por las manos.
—No puedo, no puedo —negó varias veces mientras lloraba.
—Si no lo haces tú...
—¡Basta! —gritó Jiraide cubriendo sus oídos —¿¡Por qué tiene que ser así!? ¿¡Que fue lo que hice como para perder todo de esta manera!? ¡Primero mis padres, luego Obito, la abuela Kaori! ¿¡Y ahora tu pretendes morir!? ¡Sería mejor si yo muriera! —golpeó el suelo con ambas manos.
—Sabes que no hay solución —murmuró Rin abrazándola, también había comenzado a llorar —De una u otra forma, moriré, tu lo has dicho.
—No me dejes tu también...
—Lo lamento.
Se escuchó el correr de los ninjas de la niebla y Kakashi, era el final de los cinco minutos.
Rin no le dio tiempo de reaccionar a Jiraide, corrió hacia Kakashi y los ninjas, quienes se dispersaron para ir hacia ella por igual.
—¡Rin! ¡Espera! —pudo sentir claramente el metal de una katana cortar parte de su espalda, volteo lo más rápido que pudo, usado la suya, lo atravesó alcanzando a escuchar el sonido del raikiri de Kakashi.
Había atravesado a alguien.
—¡Rin!
Jiraide volteo rápidamente hacia sus amigos, solo uno de ellos seguía con vida.
Una parte de la misión de aquellos ninjas era acabar con Hatake Kakashi y Senju Jiraide, eran un riesgo para Kirigakure.
Pero era su día de mala suerte, a pesar de superarla en número, ella fue capaz de acabar con un poco más de la mitad mientras protegía a Kakashi.
—¡Katon: Fenikkusu hidari! —Jiraide fue rápida a la hora de ejecutar aquel jutsu, fue capaz de disipar el jutsu de agua de tres de aquellos ninjas
Pero en un grupo donde más recién llegados se unieron, fue posible superar las habilidades de Senju.
Al caer al suelo, no pudo evitar pensar en sí finalmente volvería a ver a sus seres queridos.
Su fuerza se drenaban rápidamente, pero fue capaz de escuchar un grito de furia, seguido de ello pudo sentir algo caliente caer en su mejilla, sonidos metálicos y finalmente pisadas.
Creyó que su mente le jugaba una mala pasada cuando alguien la tomó en brazos.
Su mano estaba cálida, acarició su rostro con tanto cariño que ella quizo llorar.
—Raide-chan, despierta —suplicó —Kakashi nos traicionó...
Jiraide abrió los ojos con lentitud, tal vez la pérdida de sangre le estaba afectando, pero no le importaba si lo podía ver.
—No fue así... —susurró a penas extendiendo su mano hacia el rostro de Obito —Rin... Se... Se interpuso... Liberarían el bijuu al entrar en K-Konoha... Lo siento... No pude...
—Esta bien, esta bien —murmuró el chico abrazándola —No llores, por favor.
—¿Me puedo quedar contigo... ?
Obito se quedó en silencio, sintió sus lágrimas escurrir, hizo lo que Zetsu le había dicho antes y puso su mano artificial sobre la herida de la chica.
Definitivamente debía reaccionar y despertar aquel poder con unas pocas células.
—Ya no quiero vivir —confesó Jiraide —Estoy cansada.
—¡Tienes que vivir! —exclamó Uchiha comenzando a desesperarse, sentía cada vez más miedo —Hazlo por mi ¿Puedes hacer eso? Nos encontraremos más adelante, te lo prometo.
—Que sea... Pronto —pronunció con una lentitud que le heló la sangre a Obito.
La mano que tenía sobre la mejilla del azabache cayó al suelo.
—¡Raide-chan! ¡No te duermas! ¡Despierta, despierta!
Uchiha cayó en la desesperación, sujetó a Jiraide por los hombros y la recargo de si mismo a manera de poder ver su herida en la espalda.
Un inmenso alivio lo golpeó como una ola, las células de Hashirama estaban activas, habían despertado y hacían su labor reconstruyendo la herida, lento, pero seguro.
Exhalo y con suavidad, dejó a la rubia recostada en el suelo.
—Vienen ninjas de Konoha —avisó quién le había prestado su cuerpo.
El azabache no le contestó.
—No importa cómo, pero prometo que nos veremos más tarde, Raide-chan —aseguró antes de dar media vuelta y regresar por donde llegó.
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N/A:
Conste, yo les avise de lo que sucedería con el gif del capítulo anterior, las flores del infierno, como las llaman en Japón suelen crecer cerca de cementerios ¿Que hay en los cementerios? Muertos.
De vez en cuando los gif son spoiler que probablemente nadie nota.
En fin, hoy publicaré otros dos capítulos y después de eso, nadie me busque, me iré a llorar a mi rincón antes de ver si actualizo otras historias.
