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Jiraide suspiró inaudiblemente mientras terminaba de acomodar sus cosas, comenzaba a detestar a Hiruzen, parecía que siempre buscaba las fechas más importantes para llamarla a misiones.

No faltaba más de una semana para que llegara su cumpleaños y dos días después, navidad. Su cumpleaños número 19 no podía importarle menos, pero consideraba que navidad era una fecha muy importante para Naruto.

En consecuencia, era importante para ella.

—Él se quedará en casa de Sasuke hoy —comenzó Jiraide —Mañana volverá a casa para el almuerzo y tu vas a estar aquí, cuando entre quiero que le pidas las llaves, ponlas en mi habitación pero dáselas si va a visitar a Sasuke, para la comida, prepara cualquier cosa que lleve vegetales escondidos, no le gustan los vegetales así que no va a comérselos si los ve.

—¿No es mejor solo ordenarle que los coma?

—No me gusta forzarlo a hacer cosas que no quiere, así que si no sabe que va a comer vegetales, no va a negarse, aunque tambien puedes ofrecerle ramen a cambio de comer vegetales.

Era la primera vez que Kakashi se quedaría completamente a cargo de Naruto por más de cuatro días, la abuela Akane se encontraba enferma y era la persona que cuidaba la mayor parte del tiempo al niño, Itachi se ofreció a cuidar a Naruto, pero al igual que ella, fue llamado a una misión.

Hatake no adoraba tener que tratar con un niño que estaba acostumbrado a ser mimado por su madre, si bien, no lo malcrio, era notorio que ambos resentian cuando estaban lejos el uno del otro.

Y él no sabía cómo tratar con un niño triste.

Casi siempre delegaba esa clase de responsabilidades a Itachi, Akane o Mikoto.

—¿Y que le paso a la caja musical que te di? —preguntó viendo la abolladura.

Jiraide mantuvo su expresión serena lo mejor que pudo.

—Quería limpiarla y me sorprendí cuando vi una araña —mintió.

—Eres una ninja fuerte ¿Pero sigues temiendole a las arañas?

—¿Acaso estas ciego? Esas cosas me dan la sensación de que saltaran en cualquier momento hacia mi.

Kakashi soltó una risa.

—¡Ah! Y solo si termina las comidas de la mañana y tarde, puedes permitirle comer un ramen instantáneo o llevarlo a Ichiraku, cualquiera de las dos funciona bien.

—Si, si, vete ya o se te hará tarde.

—Gracias, 'Kashi —Dijiste ella mientras se ponía la mochila.

Hatake la observó por unos segundos.

—Tráeme un recuerdo.

Ella sonrió divertida.

—De acuerdo.

Salió de la aldea sin demorar más de una hora. Ya lo esperaba, pero siempre la sorprendía, a unos metros frente a ella, un espiral hizo acto de presencia dejando ver poco después a un hombre alto y fornido esperando a que llegara hasta él.

—¿Como averiguas cada misión que me dan fuera de la aldea?

No dejaron de caminar.

—¿De qué habla, señorita Jiraide? —inquirió con voz chillona.

Senju alzo una ceja mientras lo miraba al orificio de su máscara.

—Ya esta, ya esta, no voy a decirte la manera, pero consigo la información de manera legal.

—A veces me pregunto en qué estas metido —dijo ella —Pero me arrepiento de inmediato.

—¿Por qué?

Porque no quiero que las cosas cambien— eso era lo que quizo decirle y no salio de su boca.

No tuvo el valor suficiente.

—Porque si —respondió restandole importancia mientras sujetaba el brazo del más alto.

Este, de nuevo se puso nervioso ¿Tal vez por la suavidad que casi rodeaba su brazo? El cuerpo de su pareja estaba bien desarrollado.

—No me gusta dejar a Naruto.

—Tarde o temprano va a crecer y salir de tu casa.

—Ugh, no quiero pensar en eso.

Obito sonrió divertido bajo la máscara.

—De acuerdo, entonces ¿Que harás el día de hoy, Raide-chan?

Las mejillas de Jiraide se llenaron de color escarlata.

—El día de hoy es clasificado, cariño, nos separaremos luego de seis kilómetros.

—¿Entonces hoy no necesitas ayuda?

—Meh.

Uchiha observó a la más baja. Era divertido solo pensar que ella fue más alta cuando tenían seis años menos.

Cayó en cuenta finalmente en la manera por la que lo llamó.

Se detuvo.

—¿Que sucede? —cuestionó Jiraide soltándolo.

—¿Como me llamaste?

La rubia soltó una carcajada.

—Te he llamado cariño.

Nuevamente, Senju comenzó a reír al ver que las orejas del contrario estaban rojas, ponían llevar casi un año como pareja, pero Obito aún se avergonzaba, al menos ya era capaz de besarla cuando se le saba la gana.

La ojiazul se acercó y de un salto, logró plantarle un beso sobre la máscara. Si no la hubiese tenido puesta, lo habría besado.

Obito lo sabía, por lo que la sujetó de la cintura antes de que se alejara, decidió aprovechar el momento.

Jiraide no pudo evitar soltar una risilla por los nervios. Uchiha pareció pensárselo, pero en segundos había movido la máscara para besarla.

Por momentos, Jiraide agradecía las misiones.




Por momentos, Jiraide agradecía las misiones

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N/A:

Agárrense que se viene lo bueno en dos capítulos. 😈





Eterno - 永遠 || Uchiha ObitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora