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El primer día de Jiraide como madre adoptiva y soltera de Naruto fue sumamente agotador.

Lloraba mucho y al inicio no aceptaba el remplazo de leche materna, pero a final de cuentas, lo hizo.

Ella casi llora de alegría al ver que el menor se durmió, conseguir una cuna a media noche no fue cosa fácil, en realidad, no la consiguió, pero recordó que siempre podía hacer una barrera de almohadas, así lo hizo.

A penas pudo dormir unas cuantas horas por el miedo a que se cayera de la cama o se ahogara con las sábanas, estaba aterrada de solo pensarlo.

—Te vez terrible —fue lo primero que Kakashi dijo mientras entraba con ¿Barandales en la mano?

—Gracias, lo sé ¿Que es eso? —cuestionó arruyando al pequeño rubio.

—Una cuna, es... Mi cuna, mi padre la construyó para mi cuando recién nací.

Senju paró sus movimientos durante unos segundos.

—Kakashi, yo... Creo que deberías conservarla.

—Solo es potencial leña —respondió restándole interés —Es mi regalo para el hijo de sensei.

—Gracias —murmuró Jiraide.

Naruto amenazó con volver a llorar, pero Jiraide volvió a arruyarlo con delicadeza y eso lo calmó.

—¿Puedo intentar cargarlo? —cuestionó Hatake.

—No sabes ni sostener una sandia —gruñó la ojiazul recordando el día que Kakashi tiro una sandia rompiendola.

—Fue un accidente y culpa de Obito.

—Si, si, échale la culpa al muerto que ya no puede defenderse —bufó, se había acostumbrado a hacer esa clase de bromas cubriendo el sentimiento que surgía ante su mención.

—Eres una tonta, ya he crecido, no cometere el mismo error.

Y no lo tiró, lo sostuvo adecuadamente, pero Naruto no quería a Kakashi, exigía los brazos de Jiraide.

—Uff, ven acá, Naruto—murmuró Jiraide tomándolo de nuevo en brazos, lo arruyo de nuevo.

—Creo que hoy yo tendré que ayudarte.

—Tengo que encontrar la forma de poder cocinar y atender a Naruto —mascullo la rubia —He visto que los padres saben hacer eso, quiero decir, los míos no y jamás vi a Tsunade-sama o Jiraiya-sama cargarme, no lo recuerdo, pero se que saben.

—Por esta semana me apiadare de ti y te auxiliare.

—Gracias.

—Tu cambio es sorprendente, y pensar que cada que me hablabas, peleábamos.

—No es cierto, es solo que eras un idiota, ahora eres un idiota, pero más tratable.

—Bueno, tenías razón en algunas cosas.

—Te lo dije.

—Ugh, cállate, anda, vete por ahí mientras armo la cuna, prepararé la comida después.

La rubia sonrió antes de asentir, salió al patio trasero para tomar aire.

—Kakashi nos ha rescatado ¿No es así, Naruto-kun? —sonrió observando los ojos azules del menor.

Realmente lindo.







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N/A:

Y las noches sin dormir que le faltan a Jiraide.


Eterno - 永遠 || Uchiha ObitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora