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Naruto nunca fue un niño que golpeara a la gente de la nada. Si, se buscaba problemas, pero no golpes.
Jiraide siempre le dijo que era mejor buscar una solución sin violencia primero, luego, si no funcionaba, habría que tomar el último recurso, Uzumaki era fiel creyente de esta misma frase.
Pero cuando se trataba de Uchiha Sasuke, su rival y mejor amigo, Naruto no podía evitarlo.
El enorme moretón en su pómulo derecho resaltaba, pero eso no era todo, también sus manos raspadas y su pantalón desgarrado de la rodilla izquierda era llamativo.
—Entonces... ¿Cómo quedó el otro? —preguntó Obito con curiosidad mientras cosía el pantalón. Las puntadas eran flojas y no muy prolijas, eran visibles por el hilo verde que decidió usar sobre la tela naranja.
—Quedó peor —respondió Naruto sonando orgulloso.
Obito sonrió divertido.
—Lo hiciste bien, niño —habló animado.
Para ser honesto, Obito quería incluso comprarle un tazón de ramen como felicitación, después de todo, estaba defendiendo el orgullo de un miembro de su familia... O de su mejor amigo... O ami-enemigo... ¡O lo que sea que fuera!
De cualquier forma, Sasuke seguía siendo un Uchiha.
Preservar la poca reputación que les quedaba a los Uchiha era una tarea difícil teniendo un desertor y ahora a un mocoso engreído que se había vuelto el objetivo de Orochimaru.
Y Obito sabía que si la gente se enteraba de sus actividades anteriores antes de venir a la aldea la reputación del clan terminaría mil metros bajo tierra.
Lo mejor era el silencio.
—No le digas a mamá —pidió Uzumaki mientras observaba a Obito.
—De cualquier manera lo sabrá, ella siempre lo sabe —contestó el azabache intentando volver a ensartar el hilo en la aguja cuando se zafó.
—¿Saber que Naruto se peleó con el hijo de Jiro?
—Si, exacto — respondió Obito sin caer en cuenta.
Obito abrió los ojos desmesuradamente cuando reconoció la voz de la recien llegada, sin embargo no se atrevió a alzar la mirada, Naruto palideció.
Jiraide no parecía molesta mientras caminaba hacia la cocina como si no hubiese escuchado la conversación.
Naruto se levantó apresurado, si algo había aprendido era a esclarecer las dudas para evitar que las personas imaginaran cosas distintas a la realidad.
—Mamá... —murmuró el rubio, su voz mostraba sus nervios.
—No voy a regañarte aún ¿Esta bien? Pero quiero saber que sucedió —respondió Senju, mostrandole una suave sonrisa que señalaba que estaba dispuesta a escucharlo.
Naruto mantuvo el silencio un par de segundos, miró al suelo y tomó aire antes de hablar.
—Hazuki... Estaba hablando de Sasuke... Dijo que Sasuke fue privilegiado con buenos genes, pero aún así no era capaz de aprovecharlos, Hazuki dijo que Sasuke pertenece al clan de la guerra y que dentro de poco... —el ojiazul intento mantener la calma, se quedó callado —¿Puedo no decir que otras cosas dijo? De verdad no quiero repetirlas...
—Naruto.
—¿Si? —el menor miró a su madre adoptiva.
—Debiste dejarle morado los dos ojos —comentó ella mirándolo.
Con solo esas palabras, Naruto se echó a reír divertido, abrazo a Jiraide sintiendo toda la tensión abandonar su cuerpo, tuvo cuidado de no aplastar la pequeña pancita que a penas era visible.
Lo sabía, siempre era de esa manera, su madre nunca fue alguien injusta, siempre lo escuchaba para saber las razones. Y si valían la pena, ella no se molestaba.
—Sakura-chan me jaló por la oreja y no me dejo hacerlo.
Jiraide se rió suavemente mientras acariciaba el cabello de Naruto.
—Es una lástima... —murmuró la mujer de cabello rubio.
—No le digas a Sasuke, es un idiota y se burlará —mascullo el menor —Ahora que entrena con Kakashi se ha vuelto peor.
—Bien, bien, no le diré —dijo Jiraide intentando no reír.
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N/A!
Tan lindo mi niño, 😭💖
He de confesar que tengo una enorme debilidad por Naruto chiquito, ya sea cuando tenía cinco años e incluso cuando tenía los doce. Es un ser tan bondadoso y agradable (Aunque a veces dice y hace todo lo que se le viene a la mente).
