¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Todos los días eran divertidos mientras Naruto y Kakashi se la pasaban a sus alrededores, con unas cuantas visitas de Obito, Jiraide se sentía lo suficientemente dichosa.
Aunque, existían ocasiones donde sentía que necesitaba menos aventuras diarias.
Jiraide limpio el lodo que tenía en su boca con dificultad, reacomodo a Naruto sobre su hombro haciéndolo chillar.
—¡Mamá, bájame! ¡No voy a correr! —pidió pataleando avergonzado al notar que un enlodado Sasuke dibujaba una sonrisa burlona.
—Claro, te creo —musito sarcástica y sin soltar la mano del azabache.
—No lo baje, Jiraide-san, volverá a correr si lo hace —aseguró Sasuke.
—¡Y te haces llamar amigo! —le reprochó Uzumaki.
—Nunca dije que fuéramos amigos —contestó Uchiha con su habitual tono.
Jiraide se habría reído de no ser por que el lodo entraría a su boca nuevamente al hacerlo.
Continuaron con su "tranquila" caminata hasta llegar a los complejos Uchiha. Claramente, Jiraide nunca era bien recibida por la mayor parte del clan a pesar de sus contribuciones y fama, después de todo, seguía siendo Senju.
Llegaron a la casa central que pertenecía al líder, es decir, el padre de Sasuke.
El Uchiha tocó la puerta con su mano libre y esperaron a ser atendidos, el mayor de la familia abrió.
—Itachi —saludó Jiraide con una sonrisa nerviosa mientras dejaba a Naruto en el suelo, pero este, se apresuró a esconderse tras ella pensando en que el chico podría molestarse.
—Señorita Jiraide —respondió observando el mal aspecto de su hermano.
Era raro, Sasuke no era la clase de niño que se ensuciaba sin pensar, pudo ver que realmente no fue a propósito pues lucía avergonzado.
—¿Puedo preguntar por que se ven así? —inquirió buscando no reír.
—Si, mira, tiene una explicación bastante lógica —contestó Jiraide —Naruto, Sasuke y yo íbamos camino a visitar a la abuela Kishi en las orillas de la aldea, pero resulta que había un deslave, no muy alto, pero lo había.
Itachi soltó una risilla antes de hablar.
—Entiendo ¿De casualidad ha sido por una pelea de estos dos niños?
—Eres miembro muy digno de los ninjas de Konoha —comentó Jiraide.
El azabache volvió a reír con las mejillas ruborizadas.
—Agradezco sus palabras.
Sasuke llevo una mano a su nuca algo apenado, Itachi se hizo a un lado pata que entrara y el menor lo hizo.
—Gracias por traerlo, señorita Jiraide ¿Gusta pasar? —invitó con voz suave.
La rubia negó con una sonrisa.
—Gracias, pero Naruto y yo debemos asearnos.
—Será otro día —musitó con una sonrisa.
—Si, nos vemos luego —se despidió Jiraide.
Itachi solo alzó la mano en respuesta.
Los dos rubios fueron directo a casa, luego de limpiarse, Jiraide se estiró dispuesta a tirarse en la sala mientras Naruto jugaba con Aneko, pero pudo percatarse de un detalle.
Tal parecía que alguien había entrado a su casa.
Frunció el ceño, se levantó no tardando, en unas cuantas zancadas, llegó frente a la mesa tras el sofá individual, pegada a la pared.
La caja musical que Kakashi le regaló mucho tiempo estaba rota, resquebrajada en la parte inferior izquierda, no parecía solo haber caído de su lugar.
Fue escondido de manera poco cuidadosa por lo que pudo verlo.
Corrió escaleras arriba para asegurarse de que Naruto estuviera bien, así fue, él estaba tranquilo jugando con Aneko.
Revisó en toda su casa, no había rastros de robo alguno.
No muchos tenían acceso a su hogar, las personas eran contadas.
Kurenai, Kakashi, Naruto, Sasuke y Obito.
Quizá pensar que estaba equivocada, prefirió dejar el asunto de lado antes de preparar la cena.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
