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Naruto estaba por cumplir a penas los seis años, pero sabía distinguir rápidamente cuando el ambiente a su alrededor era hostil.
Era consciente de que las veces que salía con su madre, nunca recibía tales miradas o malos tratos, pero cuando salía por si solo era distinto.
Y un día en especifico resultó ser de los peores días.
Solo quería aquella máscara que le gustó.
Jiraide regresó de su misión, pudo notar claramente que el ánimo de Naruto estaba por los suelos.
—Naruto ¿Sucede algo? —cuestionó con cuidado.
—¿Por qué me miran así? —murmuró pareciendo al borde del llanto, estaba frotando su frente —No les hice nada.
Senju lo sujetó con suavidad por los hombros, movió su mano derecha y limpio la lagrimita que se resbaló por su mejilla.
Sintió una punzada en el pecho.
—¿De qué hablas? ¿Alguien te miró mal? —Senju tensó su mandíbula cuando alzó los mechones que cubrían la frente de Naruto, tenía un moretón que comenzaba a hacerse visible.
—Cuando estás conmigo no me ven feo, pero... Hoy solo quería comprar una máscara y...
Kakashi quién recién llegaba, pudo ver a Jiraide, estaba sentada, intentando guardar la calma para no asustar a Naruto, quien estaba en su regazo.
La ceja de la chica temblaba, señalando que estaba furiosa.
—¿Que sucede? —cuestionó Hatake preocupado.
—Hahah, no sucede nada, Kakashi.
La risita fingida al inicio fue una clara señal de peligro, parecía que Naruto había llorado por la forma en que estaba acurrucado contra el pecho de Jiraide y la orilla enrojecida de sus ojos.
Ella se levantó con el rubio en brazos.
—Hahah, ya vuelvo.
Kakashi siguió a Jiraide algo asustado de lo que podía hacer. Todo apuntaba a que algo le sucedió a Naruto, más bien, le hicieron algo.
Llegaron al local de las máscaras, Jiraide dejó al niño en brazos de Kakashi.
—¿Puedes tapar sus oídos? —cuestionó ella con una sonrisa.
—Mhm —el peliplata obedeció.
Senju tocó el timbre, un hombre salió.
—Oh, Jiraide-san, que sorpresa —sonrió nervioso —¿Se le ofrece algo?
—Ah, si ¿Recuerdas a mi niño? Naruto, Uzumaki Naruto —musito con una sonrisa fingida.
El hombre asintió tragando saliva.
En un movimiento rápido, sujetó al hombre por el cuello de su camiseta, Kakashi giró a Naruto en dirección contraria para que no viera lo que seguía.
—¿Como te atreviste, anciano de mierda? —gruñó enfadada, su sonrisa se borró completamente —Él es mi hijo, si te atreves a tocarlo de nuevo voy a cortarte las dos manos y las colgaré en mi sala de estar ¿Me oyes bien? ¿O tengo que repetirlo?
—S-Si —balbuceo el hombre bastante asustado.
—Esta no fue una amenaza, fue un maldito aviso, atrévete a abrir la boca para hablar de esto y te cortare la lengua ¿Te ha quedado claro?
—S-Si, Ji-Jira-ide-san...
La sonrisa volvió a su rostro, soltó al mayor.
—Vaya, eso me alegra, tenga un buen día —agitó la mano antes de ir y tomar a Naruto en brazos —¿Quieres ir a dar una vuelta?
El rubio asintió contento.
Kakashi permaneció pasmado, pero solo unos segundos, alcanzó a Jiraide.
Honestamente, no creyó que fuera capaz de hacer algo así, tal vez era hora de andarse con cuidado y no provocarla.
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