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Las aventuras que Jiraide terminó por pasar durante los tres años de vida de Naruto eran numerosas, la alegría que ella sentía era enorme.

Y resentia mucho cuando debía separarse de Naruto, a pesar de tener dinero ahorrado, debía responder a los llamados del hokage.

—¡Mami! ¿A dónde vamos? —cuestionó Naruto saltando al ver que la rubia comenzaba a abrigarlo.

—Quedate un poco quieto, Naruto, debemos atar tus zapatos —musito Jiraide con voz tranquila, Naruto obedeció, se detuvo y en su lugar sujeto de los hombros de la mayor recargando su frente con la ajena para alzar el pie.

—¿A dónde vamos? —preguntó.

—¿Recuerdas cuando te dije que hokage-sama me pidió un favor?

—Sip.

—Hoy tengo que ir a hacerlo, por eso te quedaras hoy con Akane-san —dijo terminando de atar sus zapatos.

—¡Si! ¡Akane oba-chan tiene muchos gatitos!

—Mañana Kakashi irá por ti ¿Esta bien?

—¡Si! —exclamó emocionado, cuando se quedaba con Kakashi, él siempre buscaba la forma de entretenerlo, aunque a veces él terminaba agotado.

Estaban en pleno diciembre, por lo que se vio obligada a abrigarse y asegurarse de que Naruto no sintiera frío al salir.

Caminó en dirección a la casa de la señora que se ofreció a cuidar del niño.

—Hola, Naruto-kun —saludó la amable anciana Akane.

—¡Oba-chan! —exclamó el rubio corriendo a abrazarla.

La anciana sonrió encantada, lo abrazó también.

—Muchas gracias, Akane-san, prometo pagarle después, Kakashi vendrá por él mañana.

—No te preocupes, querida, estoy más que feliz de cuidar a un bebé tan lindo con Naruto-kun —pellizco con cariño las mejillas regordetas del menor.

—Ven, Naruto —Senju se acuclillo y Naruto corrió a abrazarla —¿Puedes portarte bien en mi ausencia? Recuerda, debes cepillar tus dientes antes de dormir y comer tres o cuatro veces al día.

Chi.

—¿Que harás cuando Kakashi venga por ti?

—Reclamarle poque no vino el sábado para jugar conmigo.

Jiraide rio, depositó un beso en la frente de Naruto.

—¿Mi beso de despedida?

Uzumaki no dudo en darle un sonoro beso en la mejilla a la ojiazul.

—Adiós, mami, te amo.

—Te amo también, mi niño hermoso —le dio varios besos en el rostro al rubio mientras este reía —Nos vemos en cinco días ¿Si?

—¡Apresurate!

—Lo haré —musito Jiraide sonriendo.

—Suerte en tu misión —se despidió Akane.

—Igualmente y gracias —respondió la rubia con una risilla.

No había pasado mucho tiempo después del cumpleaños número dieciséis de Jiraide, se suponía que sería su día libre, pero Hiruzen la llamó y no pudo negarse.

Salió de la aldea después de conseguir sus provisiones, el tiempo promedio para terminar la misión eran seis días, Jiraide esperaba poder regresar antes, no quería dejar solo a Naruto por mucho tiempo.

Corrió sin parar hasta cansarse, se detuvo en una pequeña aldea que encontró a su paso y decidió quedarse ahí por la noche, el sol ya se estaba escondiendo.

Debía llegar mañana por la tarde a la zona cercana a la aldea de la cascada pero aún dentro del país del fuego, donde sería su misión.

—Que tenga buena noche, señorita —musito la señora con una sonrisa.

—Gracias —musito en respuesta, tomó las llaves y no tardó en ir a su habitación.

Se sacó el cinturón de armas y la puso sobre la única mesa en la habitación, cerró las cortinas, se estiró y solamente separó su katana del cinturón para llevarla consigo a la cama.

Se sentó en la orilla del colchón y se sacó las sandalias ninja sin bajar el cierre, le daba flojera hacerlo.

Por puro instinto, no se dejó caer en la cama, suspiró cuando recordó que Naruto no estaba ahí.

—Espero que no le dé mucho trabajo a Akane-san —mascullo rodando por la cama hasta la orilla y de nuevo al centro.

Escuchó que alguien tocaba su puerta, alzó una ceja y se levantó sin ponerse las sandalias, fue cuidadosa, escondió un kunai en su bolsillo antes de abrir.

—¿Puedo ayudarle con algo? —cuestionó Senju tranquila.

Era un hombre alto, probablemente le llevaba diez centímetros, tenía puesta una máscara y capa.

—¿Podemos hablar?

—¿Quien eres? —pregunto Jiraide al escuchar esa voz, le pareció ligeramente familiar —Esta a punto de anochecer y un hombre en la habitación de una mujer me parece algo impropio.

—Soy... —pareció titubear —Por favor, solo déjame entrar, no voy a dañarte.

La rubia frunció el ceño, no podía negar que tenía curiosidad a pesar de que la voz de aquel chico era algo intimidante.

—Entra —respondió haciéndose aún lado y con su mano libre poniendo su mano sobre el kunai por precaución.

El más alto entró, observo la habitación donde Jiraide estaba, las cortinas estaban cerradas.

Era seguro.

—Habla ya —ordenó Jiraide.

El enmascarado se dio vuelta en dirección a Senju.

—Estoy confiando en ti ¿Lo sabes?

—¿De qué hablas?

Con una extrema lentitud, él comenzó a sacarse la máscara.

El aire abandono los pulmones de Senju.



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N/A:

Obviamente no me podía esperar mucho o de lo contrario terminaría dándole desarrollo de pareja a Jiraide y Kakashi, los personajes siempre cobran vida propia y hacen lo que quieren.

Dato curioso: Jiraide no pudo dormir más de tres horas durante dos meses luego de tener que cuidar a Naruto.



Eterno - 永遠 || Uchiha ObitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora