Jiraide se lo había esperado de alguna manera, pero las habilidades de Obito habían mejorado mucho, eso le alegraba.
—Vaya, eres más rápido.
—No soy el único, también tu has mejorado mucho —comentó sonriendo bajo la máscara.
—¡Déjense de sus coqueteos! —exclamó uno de los traficantes de personas —¡Voy a matarlos!
—Oh, vamos, hace tiempo no charlaba con él —respondió Jiraide agitando su katana para sacarle la sangre —¿Que prefieres? ¿Hablar o morir?
—¡Jamás hablaré!
—Ya decidió —apuntó Obito.
—Lástima.
—Yo me encargo —musito el azabache.
Jiraide pudo ver el sharingan del chico brillar bajo la máscara, una vez más, pudo darse cuenta de que él era real.
Cuando él hombre cayó inconsciente, Jiraide lo ató para comenzar a arrastrarlo en dirección a la salida.
—¿Estará bien para ti pasar a comer dangos en el camino a Konoha? —preguntó Obito.
—Si, claro —Jiraide le sonrió.
Despues de darle fin al problema, partieron rumbo a Konoha.
—Te acompañaré hasta Ryotan ¿Esta bien para ti, Raide-chan?
—Me gustaría —respondió Jiraide enredando sus brazos en el de Obito mientras caminaban.
Él se puso nervioso de nuevo, a diferencia de cuando eran más pequeños y ella hacía eso, actualmente su cuerpo había cambiado.
—¿Que sucedió contigo luego del incidente? —cuestionó la ojiazul.
—Yo... Fui rescatado por alguien, me quedé con él y pasado un tiempo escuché que ustedes estaban en riesgo, cuando llegué, creí que Kakashi había atacado a Rin sin ninguna razón... Tú estabas en el suelo...
Senju suspiró.
—Lo siento, Obito, no fui capaz de proteger a Rin.
—No ha sido tu culpa, si no la del sistema de las aldeas, todo se habría podido evitar de no ser por eso... —tensó su mandíbula.
Permanecieron en silencio unos segundos.
—Eres diferente —susurró Jiraide.
Obito detuvo su andar, por consiguiente ella también, ese comentario lo tomó por sorpresa.
—¿Eh?
Senju lo miró.
—¿Por qué parece que hubieras visto un fantasma? —ella carcajeo —Es normal que los humanos cambien, eso está bien, no lo estaba recriminando, Obito.
El azabache la tomó de la mano.
—¿De verdad?
—Pero sigues siendo el mismo tonto que se avergüenza de todo —dijo la rubia volviendo a reír.
—¡Claro que no!
Era divertido escuchar su voz avergonzada, ya no era tan chillona como antes, pero seguía siendo agradable de escuchar.
—Claro que si —Jiraide lo jaló por la camiseta de golpe y beso la parte delantera de la máscara, justo donde estaban los labios de Obito, aquel material fue lo que evitó que se tocaran.
—¡Wah! —dio un salto hacia atrás, comenzó a agitar los brazos nervioso, la rubia pudo ver que sus orejas se habían puesto rojas —¡Raide-chan! ¡No puedes hacer eso, me asustaste!
—¿Lo ves? —la ojiazul volvió a carcajear.
—¡No se vale!
—¿Quieres otro?
Obito no respondió, avergonzado, comenzó a caminar por delante de ella.
—¡Oye, esperame! —exclamó Jiraide, se vio obligada a trotar para alcanzarlo —¡Agh, debería de golpearte!
El azabache comenzó a reír, finalmente acortó el paso y se mantuvo al ritmo de Jiraide.
Se sentía realmente dichoso.
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N/A:
Siento que se esta alargando mucho esta historia, pero siento que si adelanto las cosas bruscamente no podré darle un buen desarrollo a la relación de Jiraide y Obito.
Quiero decir, se que se llevan bien y es fácil que se acostumbren al otro, pero hay cosas que siento que una relación debería tener para no ser tan "vacía".
