Tu adorado tormento

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Cuatro años después.

Hacía tanto tiempo que no sentía tantas cosas juntas, él lo había asesinado, ese día también había asesinado una parte de mí.

-Oh, no es nada malo -fingió una sonrisa-, toma -. Me acercó un sobre el cual tenía un sello de lacre, era el sello real de Polaris.

Con duda tomé la carta mientras sus ojos me repasaron de arriba abajo

-Nos vemos, Winslet, твой ад вот-вот начнется «Tu infierno está por comenzar»

-Его смерть будет не напрасной «su muerte no será en vano» -le advertí, con más rabia que miedo.

Lo vi alejarse tranquilamente por el parque. Volví a sentarme cuando noté que me había puesto de pie, miré por última vez el parque antes de centrarme en la carta.

Посвящается Его Королевскому Высочеству.

«Dedicado a su alteza real»

Querida Winslet, ha pasado tiempo, nos gustaría olvidarte, lastimosamente aún hay asuntos que arreglar. Vas a sufrir tanto que recordaras cada minuto de sus muertes, cada detalle de sus vidas. Hace unos meses te vi tan relajada que pensé que lo habías olvidado, pagaras por cada minuto de dolor, por cada hora que ellos no están. Ahora estás sola, no hay nadie que pueda protegerte, querida, maldecirás el día que me conociste.

Atentamente: tu adorado tormento.

Me estaba advirtiendo de volver al pasado, me preocupaban muchas cosas:  la seguridad de mis padres, mi estabilidad, todo lo que me costó siquiera estar sentada aquí; hubo momentos en la terapia que no había podido salir de casa, me encerré en mi habitación y evité todo contacto humano, podía tener una crisis por cosas que podían ser tan naturales para otras personas, había hecho cosas malas y no quería regresar a esos momentos.

Sacudí mi cabeza con fuerza.

No, eso no pasaría, yo estaba mejor, había aprendido a vivir, no pasaría por eso otra vez. A pesar de mis palabras, el miedo estaba ahí, no obstante, no me rendiría, no me arrebataría nada que me hiciera feliz.

Ya no era una niña asustada, tenía miedo, sí, pero no era cobarde. Y no escaparía esta vez, las palabras de Keer no dejaban de hacer eco en mi mente. «Han vuelto» «Tus fantasmas han vuelto»

¿Cuál de tantos? Cuando me refería a fantasmas se trataba de mi ansiedad, mis miedos e inseguridades, también Winslet, pero ya sabemos la historia.

Una llamada entró en mi celular devolviéndome a la realidad.

-Hola, Niko, ¿Qué tal todo?

Me tiré en mi cama tan fuerte como una ballena que cae al agua.

-Win, me alegro escucharte ¿Podemos vernos?

No tenía demasiadas ganas.

-Te espero en casa -respondí, finalmente.

-Te amo -añadió.

-Un beso -fue todo lo que fui capaz de responderle.

Cuando llegó lo recibí con un cálido beso en los labios.

A Niko lo había conocido en Florida, nuestra historia entrelazaba parcialmente a los Smirnov, pero eso no impidió que la buena conexión que tuvimos se mantuviera a través del tiempo y lográramos establecer una relación sana, desde Florida hasta ahora había cambiado bastante era un chico de una estatura media, sus ojos eran cafés, sus cejas eran un poco gruesas y sus pestañas... las envidiaba, eran más lindas que las mías, sus labios eran realmente hermosos, su cuerpo no estaba definido y eso que hacía ejercicio todos los días, él es el claro ejemplo de que no siempre puedes tener el abdomen marcado por más ejercicio que hagas, nuestro cuerpo es una máquina que cambia constantemente su forma y no tiene mucho que ver con nuestro estado de salud.

Ambos nos sentamos en el sillón y pusimos una película.

-¿Pasa algo? Te ves un poco distraída -. Inquirió tomando mi mentón para observarme de cerca.

-¿Te gusta esa película? -. Pregunté tomando un puñado de palomitas.

Cambiar repentinamente de tema era mi don.

Estábamos viendo Star Wars, a él no le convencía la ficción y a mí me encantaba ver esos mundos.

-Es raro -. Comentó mi novio.

-Las cosas diferentes atraen -. El recuerdo de sus extraños ojos pasó por mi mente-, y a veces obsesionan.

Sonreí ante el recuerdo.

Al terminar la película me dediqué a realizar algunos apuntes acerca de historia del arte, Niko por su parte seguía trabajando en los suyo; había pensado en quedarme solo con la carrera de historia del arte, pero desde aquel nevado día en Polaris había decidido lo que quería hacer, por lo que estaba más presente en las clases de criminalística ¿Por qué criminalística después de mis traumas? Vengar una parte que me habían quitado, me hacía pensar que él podría descansar en paz, además lo hice porque vi en mí algo más, me vi capaz de hacer cualquier cosa, mis traumas no eran yo, mis fantasmas no me definían, y para ser sincera quería ayudar a las personas a descubrir la historia detrás de los hechos, quería que ellos no tuvieran que pasar por todo lo que yo pasé para llegar a la verdad, que no agonizaran tratando de encontrar una respuesta.

Había trabajado tres años y seis meses, tres duros años para ganarme un puesto en una de las mejores agencias de seguridad de Rusia, estaba cerca de lograrlo, a pesar de que la carrera durara cinco años, en mi tercer, casi cuarto año había logrado sorprender a los profesores, no era para menos, me esforzaba bastante, física y mentalmente me exigía. Al tener un rendimiento mayor tenía ciertos privilegios, a veces entraba a clases del último año (en donde estaba Niko), otras me permitían ir de observadora a casos reales o en la mejor de las situaciones, apoyar a los agentes.

-Por cierto, me dieron esto para ti -. Niko acercó a mi otra carta.

Cello de lacre, y diseño reconocible.

Mañana 6:00 P.M. Museo. Nos encontramos.

Esperé hasta estar sola, pensaba en mil cosas con la mirada perdida en la pared, tomé un cuchillo que tenía para mi defensa y lo escondí tal como había aprendido, me enseñaron a defenderme, quizás no se me daba del todo bien, pero estaba segura de que podía sobrevivir.

No dije nada, salí de casa fingiendo que todo estaba bien, llegué al lugar, un museo, era un lugar hermoso, tenía detalles en piedras, sus escaleras eran dignas de fotografiar al igual que su fachada, tantos detalles en gris le daban dramatismo. Tomé una respiración profunda antes de adentrarme, había, principalmente, pinturas de animales, pinturas muy bien hechas y realistas. Sentí una mano tocar mi hombro, seguido de su aliento en mi nuca.

Después de la tormenta-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora