Su gentileza

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- ¿Necesitas un abrazo? -preguntó mirándome.

Me pegué a él como un koala, no era consciente de lo mucho que necesitaba ser sincera conmigo misma y con los demás.

-Pregunté si lo necesitabas, no dije que yo te lo daría -mencionó serio antes de rodearme con sus brazos. Comenzó a darme palmaditas en la espalda, lo hacía de mala gana, sin embargo, dejó de hacerlo cuando mis lágrimas rozaron la piel de su cuello.

No dijo nada, únicamente me abrazó más fuerte, recostando su mentón sobre mi cabeza.

- ¿Has vuelto a consumir? -formuló la pregunta

Negué con la cabeza

- ¿Te estás atendiendo con un psicólogo?

-Dejé de hacerlo hace unos meses, me habían dado de alta

-Deberías volver -mencionó- lo necesitas

-Ya agendé la cita

Solté a llorar, no tenía una sola cosa, todo me había golpeado al mismo tiempo, Volk no dijo nada, pero tampoco se apartó, dejó que llorara todo lo necesario.

-Quiero acabar con esto -comenté

-Dime donde está y las cosas van a terminar -declaró-, depende de ti.

-No quiero que lo asesines.

- ¿Entonces? -cuestionó- te estás complicando la cabeza, princesa, es muy sencillo, una bala en la cabeza y problema resuelto.

-Hace tiempo no me llamabas princesa -resalté

-¿Ya no te gusta? 

-Claro que sí, soy su real majestad, heredera al trono -bromeé

Quizás él también lo notó. Era la primera vez que hacía una broma sobre Polaris, ya no sentía tanta tristeza, solo nostalgia, de lo que pudo haber sido.

- ¿Y una reina como tú, qué decisión tomaría? -Volk sabía cómo acorralarme

Suspiré

-Primero, tú, como mi súbdito, esclavo, y ser humano promedio muy inferior a mí, no podría cuestionarme

- ¿Inferior a ti? 

-Segundo -me tomé el asunto un poco más en serio-, yo no soy un ser frío, soy un ser humano relativamente normal que siente. Demasiado. No deberías pedirme que te lo entregue para matarlo ¿Ahora no me conoces?

-Conozco cada parte de ti -aquella oscuridad...- no vuelvas a hacerme esa pregunta

- ¿Entonces?

-Sé que sientes, que aún te duele y por eso te estoy dando la oportunidad de elegir -sus ojos se posaron sobre mí-; la libertad de decidir en un derecho que no mucha gente tiene.

Permití que continuara

-Podría hacerlo sangriento, doloroso y aún más divertido, Lo sabes ¿no? Sin embargo, te estoy dando opciones

Algo había mal con él, no mal, pero extraño.

- ¿Y por qué me das el derecho a elegir? Normalmente, cierras el juego a una sola regla y es la que tú impones -cuestioné su extraña decisión.

-Por el pasado -respondió sin ningún interés o tono en particular

-Claro, eres un Smirnov, por su puesto que estás jodido

-Tú también eres una Smirnov, no te hagas la sana -la bromita me hizo gracia

- ¿No has ido a terapia? -pregunté aun sabiendo la respuesta

-No es una necesidad.

-Pensé que después de tanta mierda habías intentado algo por el bien de todos -sonreí con ironía- Qué fantasía ¿No? Esperar algo que sabes que nunca va a pasar.

-Esperabas que yo cambiara por ti, nadie tiene el poder de cambiar a otra persona.

-Lo sé, lo entendí muy tarde, supongo que no había otra forma de aprender que no fuera sufriendo. -retomé el tema anterior-. Volk, yo no quiero tomar ninguna decisión, fuiste lo suficientemente inteligente como para fingir tu muerte, sabrás que hacer -definitivamente no quería hacerlo-, solo no lastimes a nadie más, él también sufrió bastante.

- ¿Vuelves a confiar en mí? -indagó con una sonrisa burlesca.

- ¿Alguien mejor que un maldito psicópata para esto? -me uní a su sonrisa de burla.

- ¿Estás coqueteando conmigo? -dijo divertido.

Rodé los ojos

- ¿Puedes encargarte?

-Gracias por dejar de cometer un error tras otro.

-¿Me puedes prometer algo? -pedí.

-Joder, ¿No te cansas de poner condiciones? -me miró mal.

Le pegué un manotazo. Él tomó mis manos y las besó con mucha suavidad, con la gentileza de alguien que supo lo que es amar.

-Deja de preocuparte.

-Actúas muy bien, pequeño lobo -él extendió su sonrisa- incluso podrías besarme y no sentir nada.

-Podría besarte y no sentir nada -repitió

- ¿A quién vas a besar? Te advertí que te alejaras de ella -espetó Niko

-Una relación basada en la confianza -se burló Volk, decidí ignorarlo

-Estamos hablando de un caso.

-Pudiste pedirme ayuda a mí -reclamó.

-No es cuestión de ayuda, es muy... complicado, es un caso de hace años que llevaban los padres de Volk

- ¿No quieres que forme parte del caso?

-Es mejor que no, Niko.

No me había gustado ser tan directa, pero era peligroso.

- ¿Por qué? -preguntó enfadado.

-Es demasiado riesgo, no dudo de tus capacidades, pero ya he perdido demasiado...

No quería perder más, ya no

-Son excusas ¿Segura que no hay otra razón?

-Niko, basta.

Se acercó a mí y sostuvo mi rostro.

-No quiero que te acerques a él.

Años atrás había permitido que Volk me prohibiera cosas y no volvería a cometer el error de permitirlo otra vez.

-Llevamos tres años de relación, y nunca nos hemos prohibido amistades -mencioné- ¿recuerdas cuando te fuiste de viaje con tu amiga? Me dijiste que no había razón para desconfiar y no lo hice, no desconfié de ti.

- ¿Por qué sacas eso ahora?

Seguí hablando.

-Estaba resolviendo un caso con Volk -no había notado que ya no estaba-, no puedes estar desconfiando de esta manera, es mi trabajo.

-No compares las cosas, no tienen nada que ver.

- ¡Tienen todo que ver! Nunca has sido celoso ¿Por qué ahora?

-Porque tuvieron algo.

-Hace cuatro años -mencioné como si fuera absurdo.

- ¿Y?

Comenzaba a cansarme su tono.

- ¡Es como si te reclamara tus relaciones anteriores! Tu pasado no me interesa, me interesa lo que eres ahora.

- ¿Sabes algo? Haz lo que te dé la puta gana, Winslet -Vociferó antes de salir como una bala.

- ¡Niko! ¡No hemos terminado! 

Después de la tormenta-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora