Escapar

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Las demás unidades llegaron, entre sus opciones no estaba escapar, pero sí decidir sobre mi vida; mi respiración comenzó a acelerarse producto del miedo, me sudaban las manos e intentaba pensar en una solución. Todos estaban acostumbrados a estas situaciones, pero cuando tu vida es la que está en juego las cosas cambian.

Se movió bruscamente llevándome con él.

-Ordena que bajen las armas -le pidió a Alisa.

-¿Qué me garantiza su vida? -cuestionó la psiquiatra.

Observé el círculo hecho por la SIANA, era un perímetro grande. El hombre, al ver que no resultaban sus amenazas, cargó el arma y disparó al aire.

-Tiene dos balas más, si no me dejan escapar una va a atravesarle el cráneo.

-Baja el arma y hablaremos -propuso Rina.

El hombre no accedió como era de esperarse, se aferraba a una idea de salvación inexistente.

-Voy a dispararle en diez segundos y si me lo preguntan prefiero morir antes que entregarme.

Mi mente comenzó a trabajar a millón, no tenía una pistola, pero en uno de los bolsillos de mi pantalón tenía una navaja, me tenía presionada del cuello dejando mis manos libres, quizás pensó que estaba desarmada, puesto que me atacó con la guardia baja.

-Ocho...

Respiré profundo e hice un movimiento lento hasta mi pantalón.

-Seis...

Había que bajar una cremallera, un movimiento en falso me costaría la vida.

-Cuatro...

Alisa había levantado la mano con disimulo, era una orden, en cuanto la bajara todo el equipo dispararía, pero no tenía tiempo de averiguar si funcionaría.

-Dos...

En medio segundo bajé la cremallera y llevé el cuchillo directo a su cara, el golpe lo obligó a soltarme, corrí detrás del cerco policial con el poco aire que me quedaba, al volver la mirada, el hombre estaba en el suelo retorciéndose de dolor mientras lo esposaban.

Le había dado en el cuello, había sido un corte profundo, directo y certero, tal como me habían enseñado.

-Divídanse -gritaron- un equipo a la comisaria y el otro al hospital, ahora.

Me enlisté en el grupo del hospital, Niko iba en el mismo equipo, pero no dijo, nada más que un "que bueno que estás bien".

-Está sangrando mucho -observé preocupada.

-Le diste en la vena yugular.

Era una de las principales venas.

-No quiero que muera -comencé a estresarme- no quería...

Nadie dijo nada durante el trayecto, fue sin duda el más largo de mi vida, en cuanto entramos lo llevaron a una sala de emergencias, tres compañeros entraron con él, Niko, Rina y algunos otros estábamos afuera.

Me sentí como aquel momento en el que había perdido a Sinov, expectante a lo que pasaría, tenía mucho miedo, no quería lastimarlo de forma grave, yo no quería herirlo así 

Pasaron alrededor de quince minutos antes de que salieran los tres compañeros

-Murió -dijo sin ninguna expresión en su rostro- un problema menos -minimizó, luego tomó el radio e informó a los demás.

Había muerto...

Había matado a alguien.

Mis manos se habían llevado un alma de la tierra.

Era una... asesina.

-Winslet, fue en defensa personal -intentó consolarme Niko.

No fui capaz de responderle, estaba muy sumida en mis pensamientos, sentía una culpa demasiado pesada, tampoco noté cuando llegamos de vuelta con los demás, sentía que mi cuerpo estaba en la tierra, pero mi alma no.

Había matado a una persona, con mis manos...

-Winnie -escuché a Karl muy feliz- Mantuviste la calma ¡Eres genial! ¿Winnie?

-¿Qué pasa? -alisa se unió a Karl- ¡Lo logramos!

Me trajo de vuelta una de las lágrimas que había soltado.

-Asesiné a alguien -dije con lágrimas en los ojos- yo no quería...

Alisa se sentó frente a mí.

-Era tu vida o la suya, has escogido bien -me consoló- vas a superarlo.

Me informaron que tenía que ir al ministerio público a declarar junto con los agentes que presenciaron el hecho, estaba sentada mientras empezaban las preguntas.

-¿Nombre?

Niko puso una mano sobre mi hombro en señal de apoyo, lo agradecí mucho.

-Winslet Saéz.

Él anotó el nombre en el registro, la base de datos solo necesitaba mi nombre para tener toda la información.

-¿Él es su esposo? -me preguntó dirigiéndose a Niko.

-Es mi novio -comenté en voz automática.

El hombre hizo un gesto con la boca y frunció el ceño.

-El registro me indica que su estado civil es casada ¿No es usted el señor Smirnov?

Por primera vez desde que había llegado levanté la mirada.

No podía pasarme esto, no hoy.

Sentí como la mano de Niko se deslizaba lentamente de mi hombro.

- ¿Están casados? -preguntó con voz monótona.

-Podemos hablarlo...

Como era de esperarse, no permaneció en la sala. Había jodido todo, yo sola.

-Terminemos con esto -le ordené al funcionario.

Servía que le daba tiempo a Niko de procesar las cosas. Salí del ministerio público con un nudo en el pecho, vi a Niko sentado en una de las bancas del parque en el frente, había lastimado a la persona más amable que me había acompañado. Sabía lo que iba a suceder, pero era inevitable, las cosas entre nosotros ya no estaban tan bien y quizás este había sido el detonante de todo.

Después de la tormenta-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora