Los corazones de aquellos que no sienten igual

7 0 0
                                    

Me sentí estúpida por pensar que sería tan fácil. El coronel, Jules, y los tres Smirnov nos reunimos en una pequeña sala, puesto que mi petición había ameritado una reunión.

-Los hermanos no necesitan estar aquí -me quejé.

-Ellos llevaron el caso hace años, ameritan estar aquí -se sintió como un regaño por parte del coronel.

-No sé si sea posible cumplir su petición, Winslet, está acusada de secuestro de cada integrante de Polaris.

-Las riquezas que tenía Polaris fueron repartidas entre los habitantes, todos recuperaron sus vidas y ella no representa un peligro, me gustaría que fuera liberada condicionalmente.

- ¿Bajo qué condiciones?

-Rastreadores, firmas, las que quieran, eso no me interesa, pero quiero que sea liberada.

-Podríamos considerarlo...

-No -tajó Alisa- esa historia ya se cerró, Winslet, no hurgues en el pasado.

-Yo decido si hurgar o no -concluí y volví a dirigirme a Jules- ¿Es posible?

-Lo es, pero tendrían que autorizarlo los señores Smirnov quienes estaban encargados del caso.

-Ni lo sueñes -intervino Karl.

- ¿Por qué tanto interés? -preguntó el coronel.

-Dentro de mi historia mucha gente ha sufrido y ahora puedo terminar con el sufrimiento de una madre -pausé-. Quiero hacer lo que no hicieron por mí.

-Keer está vivo -Karl llegó a la conclusión en cuestión de segundos- ¿Lo estás ayudando? -reclamó.

-No es problema tuyo.

-Entonces está vivo -confirmó Volk.

-Él solo quiere a su madre, no hará nada más.

-¿Estás loca? -mencionó- solo asesinamos a su padre y metimos a su madre en la cárcel, seguro nos ama y quiere una bonita amistad -Karl ironizó

-Pensé que estaba muerto - Alisa se dirigió a Volk en forma de reclamo.

-Casi me asesina, no lo sé, quizá por eso está vivo -. El sarcasmo siempre sería parte de él.

- ¡Basta! -comenzaba a estresarme- Es o no es posible, Señor Jules.

-Viendo la posición de los hijos, no creo que los padres acepten, lo lamento señorita.

-Muchas gracias, de todas formas -salí del lugar antes de que me envolvieran en preguntas.

No logré llegar muy lejos, Volk me tomó con fuerza del brazo y tiró de mí hasta meterme en una de las oficinas del pasillo

­- ¿Dónde está?

-No es tu problema -para ser sincera, Volk no me asustaba, ya no.

Karl y Alisa se unieron al espectáculo.

- ¿Quieres que vuelva a correr sangre? -preguntó Alisa, dedujo por nuestras caras que las cosas no eran tan fáciles

-Como si les importara -bufé

­-Estamos en riesgo, no juegues ahora, Winnie -agregó Karl

- ¿Cuál es el plan? ¿Matarlo? ¿Matar a alguien que solo es motivo de las circunstancias?

-Y lo defiende...

-Es un fugitivo

-Todos aquí lo somos -contraataqué

¿Qué mierda se creían esos tres?

-Ok -intervino Alisa al ver que la conversación no fluía- entendible, absolutamente entendible, pero tú más que nadie sabes que es un traidor -me enseñó las palmas de sus manos indicando que esperara-; nosotros también -imitó mi voz- sí, nosotros también somos una mierda, pero nosotros no intentamos matarte.

Después de la tormenta-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora