No lo olvides

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-Qué parte no entienden de no quiero interrupciones -gruñó Rina

Ya tenía la decisión clara, a pesar de mis nervios avancé, hacia ellos con pasos firmes. Volk no había levantado la mirada, pero Rina, al escuchar mis pasos, sí lo hizo

-¿Cómo entraste novata? -soltó poniéndose de pie

La sensación que me invadió no me gustó, volvía a ser sumisa y resignada, a que los demás controlaran mi destino, lo odiaba. Profundamente.

-Disculpe, general, necesito hablar con el Volk

Ella frunció el ceño

-¿Desde cuándo lo llamas de esa forma? -preguntó más irritada que antes

-Ese es su nombre, general

-¿Quién te dio el derecho de llamarlo así? -comenzaba a irritarme a mí, pero no estaba en posición de reclamar algo

-Desde que lo conozco ese ha sido su nombre, a menos que también haya mentido con eso -esta vez sí, lo miré muy significativamente

-Entrar aquí está prohibido, serás castigada por esto -pausó- vete de una vez, es una reunión de tus superiores-ordenó, pero no me moví

-Novata... -advirtió

No iba a irme

-Agente, necesito hablar con usted -le dije a Volk a media voz- a solas de ser posible

Y todavía exigente

-Siéntate -soltó después de unos agonizantes segundos

-No, Themis, es mi alumna y yo decido si se queda o se va -me miró con los ojos destilando rabia- Sal.de.aquí.

Nuevamente, no me moví, aquello la enfureció, se levantó con la intención de tomarme por la parte de atrás del suéter y obligarme a moverme, pero fui más rápida que ella por una milésima de segundo, girando mi mano de forma circular, tomando su muñeca, doblándola y empujándola hacia atrás obligándola a soltarme

-Capitán -tragué grueso- no quiero desafiarla, usted es mi superior y la respeto -no era del todo falso- solo necesito hablar con el agente Volk, es todo

Ella lo pensó unos segundos

-Las pruebas aún no han terminado, novata, que sea la última vez que me desafías, porque no podrías terminar bien -me espetó antes de juzgarme con la mirada

Una vez salió, tomé asiento.

-¿Qué quieres?

-Tan dulce como siempre... -me aclaré la garganta- necesito un favor

Él seguía escribiendo en su computador

-Yo no hago favores ¿Por qué te ayudaría? -se limitó a contestar, aun sin mirarme

-Porque aún estamos casados

Aquello lo había pensado de repente, salió tan natural que me asustó. Eso lo hizo levantar la mirada, no iba a echarme atrás, ya estaba dicho

-Fingiste tu muerte, no hubo papeles de defunción por lo que no puedo ser viuda y en los años que hemos estado separados yo no he firmado ningún divorcio ¿Tu sí?

Me miró aburrido

-Tu chantaje es muy básico

-No es chantaje, es buscar mi conveniencia -me encogí de hombros

-Tramitaré el divorcio con un abogado y te haré llegar los papeles -informó volviendo a su computador

-¿Qué te hace pensar que yo los firmaré? -el reto combinado con la risita en mi voz hizo que sé centrarse en la conversación

Después de la tormenta-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora