Después de reunirnos y ajustar algunos pendientes en el trabajo, fui al consultorio, el frío hospital me recibió con sus paredes blancas, su olor a desinfectante, risas, lágrimas, desesperación, alegría, siempre había de todo en un hospital, un escalofrío me recorrió.
Otra vez aquí.
¿No se supone que pasaría? ¿Qué no volvería a ser consumida por mis fantasmas? ¿Por los que crearon otras personas?
Escuché la conversación de una madre con su hijo, hablan de Bulling, me llené de rabia, era muy injusto, ellos hacían sufrir y era la persona que no tenía la culpa quien tenía que venir a terapia, el niño tenía que arreglar cosas que no rompió, cosas que no eran su culpa, por gente que no sabe manejar sus asquerosas vidas, ¿lo peor? Las secuelas. No había nada peor que el sufrimiento de un inocente a manos de gente rota que cortaba de forma despiadada.
El doctor llamó por mi nombre, entré en un cuarto blanco decorado con detalles en gris, él estaba sentado detrás de un pupitre en el cual tenía un florero y algunos adornos; pasamos unos minutos hablando de mí.
-¿Por qué lo hacías? -llevábamos rato hablando del tema.
Atrapada, así me sentía, y no era físicamente, era algo peor. Cuando te sientes atrapado en un lugar como un elevador, una habitación o cualquier espacio físico, siempre tienes la esperanza de salir, de que alguien venga por ti, de que tu inteligencia te saque del aislamiento, no obstante, cuando te sientes atrapado, psicológicamente la situación es diferente. Sientes que no hay salida ¿Por qué? Porque nadie más que tú puede salvarte; llega el punto en el que hablar no te libera, dormir no hace que pienses menos, correr no drena tu agonía; en ese momento eres preso de tu mente. Ella me estaba controlando y no tenía idea de cómo detenerla, era... asfixiante, no hay otra palabra.
Tenía tanto miedo... tenía pánico a que yo no tuviera salvación.
-Ahora, sería muy bueno que me hablaras de Keer.
Me dedicó una mirada cansada ladeando la cabeza.
Cerró su libreta y se quitó los lentes para mirarme, eso era una mala señal.
-¿Quieres que te hable con sinceridad? Aunque me salga un poco de lo profesional.
Mi verdad, en este momento, era dolorosa, por alguna razón algo dentro de mí insistía en escucharla.
-Sí -me salió con una voz tan firme que casi no reconocí.
-Winslet, has pasado por mucho y siento que tu miedo es volver al momento en el que todo era confusión y dolor, no te estanques en el pasado ni en el futuro, míralos, pero no permanezcas en ellos ni mucho menos en tus pensamientos; viste asesinatos, peleaste a muerte por tu familia, fuiste a un orfanato, lo más impresionante es que aún estás aquí, eres fuerte, nadie puede decir lo contrario.
-La gente no piensa lo mismo -lo interrumpí.
-Ellos suponen tu historia, no la saben, no tengas miedo a vivir, sé y entiendo que tu vida no es normal, tener a los Smirnov y ser hija de reyes, es algo descomunal, pero créeme, a lo que puedas pensar sus vidas no son perfectas, ellos también sufren y sobre todo los que se hunden en su silencio y solo analizan y observan.
«Ellos también están sufriendo, pero son fuertes»
-¿Cómo conoció a los Smirnov?
Él se sorprendió un poco por mi pregunta, pero no tardó en contestarla.
-Es una historia larga -entorné los ojos, yo estaba dispuesta a dormir ahí con tal de escuchar toda la historia- Larissa y Gian fueron una casualidad, hemos sido un equipo durante gran parte de nuestras vidas.
-Usted está al tanto de todo lo que hacen -ni siquiera me dio tiempo de pensarlo, solo lo dije.
El doctor tensó su cuerpo y con resignación acepto, no parecía orgulloso, pero tampoco arrepentido.
-¿No tiene miedo? Ellos... bueno, ellos son difíciles.
Entrar en la vida de alguno de ellos era difícil, ahora ser su psiquiatra y soporte emocional era una azaña.
-Querida, todos somos parte del juego -la calma en su voz era de aceptación pura- de un hermoso y cruel juego llamado vida, ellos parecen ser mi destino.
Sonreí por sus palabras tan extrañamente llenas de sentido.
-Usted parece ser el mío -reír para no llorar.
Riamos mejor, ya lloramos mucho.
-Aún no sabemos eso -sonrió.
Pasamos un rato muy largo hablando y ya no se sentía tan rígido el ambiente, me hablaba diferente y eso hizo que conectara más conmigo, me trato como trataría a un amigo de toda la vida en problemas.
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Después de la tormenta-2
Misterio / SuspensoDespués de la tormenta comienza una nueva vida. Una nueva historia.