Miradas

7 0 0
                                    

Me levanté tarde, decidí no ir al trabajo, total, desde que había llegado allí no había faltado una sola vez, por lo que decidí tener un día de descanso para hacer absolutamente nada, esa era mi misión el día de hoy.

Estaba por empezar mi desayuno cuando Volk apareció.

-¿Hace cuanto no dormías? -pregunté a modo de saludo.

-No llevo la cuenta – cuando volvió de la cocina tenía un plato de frutas.

Siempre me había parecido respetable su disciplina, desde que lo había conocido llevaba una vida físicamente sana, fisiológicamente era muy sano, siempre sabiendo lo que necesitaba, qué cantidad de vitaminas, qué frutas las tenían...

- ¿Qué piensas hacer hoy? -cuestionó interrumpiendo mis pensamientos.

-El plan es no hacer nada.

Él asintió.

- ¿Vas a hacer algo? -le pregunté entonces.

Había algo en su mirada, o quizás en su expresión que me reveló algo que no quería saber. Lo sabía porque otras veces profundizaba en sus pensamientos u análisis mental de la misma manera.

-¿Vas a asesinar a alguien?

-Nada importante – minimizó.

Tiré la cabeza atrás suspirando. Era su jodida y asquerosa vida, a decir verdad no me importara que se tomara la justicia por sus propias manos, pero sí me importaba que dañara a inocentes solo por diversión.

-Deja de mirarme así, no es nada nuevo -siguió comiendo en total calma.

Suspiré dejando el tema atrás.

-Keer me dijo que enviaste a su madre a una isla remota -ambos ya estaban fuera del país- Gracias.

Las cosas hubiesen sido más fáciles si hubiera recurrido a Volk desde un principio, pero lo importante era que ya no estaba más.

Estaba por decir algo más cuando el familiar sonido del seguro de un arma se escuchó de forma tan suave que casi fue imperceptible, en un acto automático ambos nos quedamos quietos tomando alguna cosa que pudiera defendernos.

-¿Te había dicho que me gusta el misterio? -sonrió.

-Cállate.

Nos levantamos de forma suave, él había alcanzado un arma (siempre había sido un misterio de donde las sacaba y como las tenía cada que las necesitaba) y yo un cuchillo de frutas, yo quería encabezar la marcha, en cuanto lo intenté me empujó hacia atrás, volví a pasar al frente empujándolo con mis hombros, no lo moví, al menos sirvió para que entendiera que yo estaba al frente de esto, no dimos muchos pasos cuando ya entendimos de qué se trataba.

Volk bufó de forma sonora bajando el arma de su mano.

-Que forma más inhumana de arruinarme la mañana.

El hombre con un arma, la cara cubierta y una bolsa estaba tan quieto como una estatua, nos miraba perplejos, en cambio, el chico a mi lado había bajado su posición defensiva; estaba aburrido.

-Baja el arma -le ordené.

El ladrón reaccionó apuntándonos.

-No se muevan o disparo -amenazó moviendo el arma de derecha a izquierda.

-No me digas...

-Voy a disparar -volvió a amenazar dando pasos atrás.

¿De verdad se pensaba que se iba a ir? ¿Acaso no sabía en donde estaba?

-¿Esa es la seguridad de mierda que hay en tu casa? -le reclamé a Volk.

-Olvidé activar la seguridad -mencionó como si me avisara que iba a dar un paseo- y el cuchillo no se agarra así.

De haber podido le habría puesto los ojos en blanco, pero se me iba el otro animalillo, así que tiré de Volk para que corriera conmigo, por supuesto qué podía sola, pero algo de ayuda nunca venía mal. De la forma más extraña había entrado a la casa, pero se encontraba tratando de escalar el muro, me detuve allí para analizarlo ¿Por qué no salía por donde había entrado? Volk debió notar lo mismo porque dejó su taza de jugo para volver a interesarse en el tema.

-Eso no es normal -comenté- pudieron matarnos, ¡y solo porque olvidaste poner la seguridad!

Sacó un arma y disparó.

-¿De dónde sacas un arma siempre?

Me sonrió de sobre manera.

-Olvídalo.

Ambos transportamos al hombre a un sótano bajo tierra que tenía en su casa, le había disparado con un relajante, así que no hubo nada que limpiar. Mi parte favorita era investigar, interrogar, pero desde el inicio las cosas eran sospechosas, Volk lo ató de manos y piernas a una silla, yo solo observaba en silencio. Me acerqué para registrar al hombre.

Tenía una billetera bastante normal, o eso creía hasta que revisé su identificación y otros documentos, en cuanto noté un desperfecto desvié la mirada y dejé la cartera en su lugar sin levantar ninguna alarma de que había visto algo sospechoso.

-No veo nada interesante -remarqué, observando con aburrimiento a mis lados - ¿Puedes llevarme al supermercado? Necesito comprar unas cosas.

Volk asintió, cerró el sótano con seguro y seguimos nuestro camino, con una sola mirada comprendí que debía mantenerme en silencio, él también lo hizo; pronto nos vestimos y salimos de la casa, iba a subirme al auto, pero de la forma más sutil propuso ir andando; una vez lejos de la casa sentí que respiraba.

-Pudieron matarte -volví a mencionar irritada-, no puedes fallar de esa manera, Volk, sobre todo tú, que le has quitado mucho a otras personas.

Nada perturbaba su calma, seguía de brazos cruzados mirando el parque, yo cambié mi foco de atención a su físico.

Mi mente tardó unos segundos en entender la imagen, era una pintura de la escultura.

-Pertenece a...

- ...Thomas Lerooy -terminé por él -simplemente realista.

-Los pensamientos pueden ser peligrosos cuando se convierten en obsesivos, el peso del pasado -su mirada no se desvió ni por un segundo de la pintura.

-El peso del miedo y los fantasmas que pueden llegar a atormentarte.

-El peso de la culpa y el remordimiento.

-El peso de la tormenta de emociones que escondemos...

-Dejaste de mirarme con esa intensidad hace tiempo -habló por fin.

No podía volver a sentir nada por él. Lo quería, demasiado, lo odiaba, al mismo nivel y por desgracia quería estar con él, pero no iba a volver a la mierda de hace unos años, tenía que procurar mi bienestar, podía quererlo, incluso amarlo, pero no podía estar con él, él siempre fue diferente, un huracán que arrasaba todo a su paso sin importar nada, esa indiferencia y aburrimiento eran peligrosos, observaba con cautela a cada persona, cada gesto cada detalle, quizás buscando su próxima víctima, fuera cual fuera el caso había una gran diferencia entre él y yo. Yo había sanado mis heridas, él había decidido seguir dentro de las suyas. Me causaba cierto dolor pensar en ello, pero tenía claro que podía vivir sin él, lo quería, pero no lo necesitaba.

-¿Disfrutabas que te mirara con esa intensidad?

-Más de lo que debería -nunca dejó ese tono arrogante.

-Encuentras placer en cosas demasiado puras.

Las miradas con amor, por ejemplo.

El celular vibró.

-Alisa:

¿Estás con Volk?

Nos convocaron a una reunión importante, ahora. 

Después de la tormenta-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora