El chico enamorado

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Déjate de estupideces -le espeté yendo hacia la puerta, pero sorpresa, estaba cerrada

-Será divertido -me lanzó un cuchillo y él tomó otro- Si ganas puedes irte, si yo gano veremos que decido...

Había dormido unas pocas horas, pero seguía recordando lo que terminó siendo una master class en defensa personal, al principio sus ojos tenían esa pizca de diversión sádica, pero más tarde fue sustituida por fastidio al darse cuenta de que no manejaba las armas blancas tan bien como él, entonces para emparejar la situación me terminó enseñando cosas, eso no impidió que me cortara unas cuantas veces, pero no habían sido de gravedad.

 Específicamente hoy me sentía terriblemente ansiosa, no había consumido en unas semanas y comenzaba a sentir las secuelas de mis actos, de pronto me mareaba o todo me irritaba, traté de controlarlo lo mejor que pude y seguir con mi vida.

Esperé a que terminaran los entrenamientos, tenía un plan, era algo arriesgado, pero si lo lograba me desharía de Keer y con ello de la mitad de mis problemas.

­-Coronel -saludé-, necesito acceso a las computadoras

­-¿Para qué?

-Quisiera investigar un poco más sobre la misión que me encomendó con los demás, sus registros criminales, fechas de ingreso y salida de la cárcel...

­-¿Qué eso no estaba en los informes?

UPS

-Sí, pero me gustaría buscar un poco más por mi cuenta

El coronel lo pensó un momento antes de tomar su radio y comunicar.

­-Acceso permitido de una cadete al área de registro.

Respiré aliviada, le estaba mintiendo a un coronel de la agencia más importante de seguridad a nivel internacional

-Gracias, no le defraudaré -sonreí.

Él asintió y se fue. Para mi suerte tenía el 3% del plan completado, faltaba el otro porcentaje, tenía que investigar si había cámaras, guardias, quienes tenían acceso a qué hora. En fin, tenía que hacer muchas cosas y sobre todo aprovechar las oportunidades, mi plan no tenía fecha, podía ser hoy o dentro de un mes, pero lo haría.

Me encaminé por los pasillos de la agencia, tratando de dominar mi lenguaje corporal, dado que tenían profesionales sobre el comportamiento humano y no dudarían en restringirme la entrada si notaban una mínima pizca de nervios, pasé algunos filtros y por fin entré a la sala. Había unas cuantas personas trabajando con mucha concentración, lo primero que noto al entrar es la inmensa sala con una pantalla gigante al frente, rodeada de un semicírculo de computadoras; supuse que era para casos especiales. Me adentré un poco más hasta encontrar los cubículos que dejaban un poco de privacidad a los trabajadores, estaban tan concentrados que ninguno levantó la mirada, de hecho estaba segura de que no habían notado mi presencia.

Esperé que pasara un rato antes de comenzar a indagar

­-¿Eres nueva? -preguntó una chica frente a la pequeña cafetera que había

-No trabajo en esta división, estoy buscando información sobre un caso -no dejé que la conversación muriera, necesitaba información-; estoy un poco sorprendida -mencioné

-¿De qué específicamente? -curioseó ella

-Me imaginaba la división algo diferente: llena de cámaras por todos lados, vigilancia, las veinticuatro  horas y gente amargada

Ella rio

-Algunos sí que son amargados, pero te acostumbras a su carácter, la mayoría somos ratoncitos tecnológicos -comentó

Después de la tormenta-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora