Extra

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Extra:

Lo vi nuevamente con un libro sobre su regazo, se veía tan en paz y tranquilo... los libros en él tenían ese efecto.

-¿Otro libro? -consulté recostada al marco de la puerta.

Él levantó su mirada, ma,s no dijo nada.

-¿Por qué lees tanto? -indagué, no había pasado más de una semana cuando cambió de libro por haber terminado el último.

Suspiró.

Sabía que le molestaba que alguien interrumpiera su lectura o cualquier cosa que hiciera, pero era inevitable verlo y no preguntarle.

-A veces los libros te hacen sentir más que las personas -pausó para mirarme-, ¿lo sabes? Las letras son capaces de trasmitir más emociones que la voz de los seres humanos. -dijo intentando fastidiarme. 

-Tú no puedes sentir -sonó como un reclamo.

Y, me dolió mucho más a mi decirlo.

-Tu huyes del mundo escondiéndote en tu silencio, yo leo cuando quiero escapar, cada uno se aferra a distintas ideas inexistentes para sobrevivir a la realidad.

-¿Y qué significa el amor para alguien que lee para escapar?

Chasqueó la lengua.

-No definas el amor en algo tan vago como demostraciones físicas de afecto -me corrigió-. Sería una osadía de mi parte definir algo que nunca he experimentado.

-Son dos cosas diferentes el amor y el deseo; no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama. Don quijote de la mancha

Cité la celebré frase.

-¿No deseas lo que amas?

Preguntarle aquello no había tenido ningún efecto negativo, o fue casi nulo, sabía perfectamente que me deseaba ¿Pero amarme? 

Después de la tormenta-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora