Fórmula uno

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Gracias por acompañarme durante los dos libros. Mi aprecio por ti, Ari.

Intenté contactarme con Niko, pero ignoró todos mis mensajes. De hecho, me ignoró por alrededor de una semana. Era el día de una de las misiones, intenté acercarme a Niko, pero de inmediato se apartó. Estaba comportándose como un niño pequeño ¡No era justo! Siempre habíamos resuelto nuestros problemas hablando, pero él no parecía dispuesto a dialogar esta vez.

En esta misión tendríamos que atrapar a un jefe de la mafia, atacaríamos por varios lugares, a mí me tocaba cubrir el área este, mi convoy estaba dirigido por Rina, en esta misión estaríamos todos.

Alisa comenzó a dialogar con el jefe de seguridad del objetivo, sentada en la barra del bar pidiendo bebidas a otro de los nuestros, pidió una margarita, Era la señal.  Nos organizamos en nuestros respectivos grupos, nos acercaron las armas y comenzamos a avanzar, me sentí ansiosa por décima vez ese día, mis manos temblaban y sudaba demasiado, por más que respiraba no lograba calmarme, sentía ganas de vomitar, me centré tanto en eso que no noté a Rina al frente y choqué con ella.

-Atrás, novata -susurró Rina empujándome hacia un lado.

Ah, maldita Rina.

Mantuve la calma porque entendía los roles, ella era una capitana y yo tenía que respirar y calmarme, pero no podía detenerme a hacerlo como cualquier psicólogo me hubiera recomendado tenía que seguir.

 Tenía mi arma sobre las manos con el seguro puesto, no iba a disparar, tampoco creía que la fuera a utilizar, todo parecía estar bajo control, además, Rina no me dejaba hacer absolutamente nada. Noté un movimiento a la derecha e instintivamente levanté el arma quitando el seguro, llegué a golpear ligeramente a uno de mis compañeros, ellos estaban tan nerviosos que prácticamente saltaron y empujaron a Rina.

Ella no se giró.

-Deja de causar problemas, novata, esto no es un juego -espetó irritada.

-A la derecha, capitán -sabía que ella estaba enojada, pero estaba segura de lo que escuché.

-Cállate -ordenó.

-Capitán -habló un compañero- hay movimiento a la derecha ¿Nos desplazamos?

-Posición defensiva -ordenó mientras ella esperaba la orden de disparar.

La fortuna de algunos...

Todos nos colocamos en la posición, tres de cada lado. Los pasos se hicieron cada vez más notorios, por fin Rina dejó su posición para posicionarse en otro lugar.

-Avancen -susurró.

Todos lo hicimos. Sentía que el arma se me resbalaba, pero mantuve la compostura.

Rina se mantuvo apuntando tras su mira, estaba esperando el momento indicado cuando Lucy a mi lado dejó caer el arma, el ruido hizo que las personas se movieran.

Rina soltó una maldición.

-¿Qué crees que haces? ERES UNA INÚTIL -golpeó la pared- maldita sea ¡Los tenía!

Me quedé quieta unos segundos.-Cap... -intenté defenderme, pero me cortó.

-Estúpida -volvió a insultar.

Hubo un segundo de silencio antes de que sonaran disparos.

-Equipos de dos, cúbranse y avancen ¡Ya!

Obedecimos, avanzamos por nuestra ala. Muchas personas corrían presas del pánico, nos chocaban y hacían mucho más difícil ver.

Logramos llegar al primer piso, mi grupo se había separado, bajé pecho a tierra para evitar que me alcanzara un disparo, me cubrí detrás de una de las paredes del lugar, tenía que pensar bien que hacer, cualquier paso en falso me costaría la vida.

Solté una bala, dos más me llegaron en respuesta.

-No hay forma de salir -comenté a un compañero.

-Tenemos que cruzar a la otra pared -señaló- desde allí podremos alcanzarlos.

Respiré profundo, apreté y cargué mi arma.

-Te cubro.

Fueron los segundos más terroríficos de mi vida, una de las balas me golpeó en el chaleco, solo sentí el impacto, pero no me había herido. Tal como lo habíamos planeado logramos alcanzarlos desde la nueva zona.

- ¿Nos ubican? La zona está libre.

El radio soltó un: están escapando.

Por los dispositivos de comunicación nos indicaron por donde salir, únicamente di un paso fuera de la pared para encontrarme con una escena tráumate y dolorosa; demasiadas personas en el suelo; recordé lo que me había dicho mamá "De la mafia solo terminas de dos formas, muerto o en la cárcel" seguí mi camino, ellos habían escogido su destino, no podía sufrir por ellos.

Al salir, un auto estaba esperándonos para unirnos a la persecución.

-Bienvenida a nuestra fórmula uno -Alisa iba de piloto.

Me senté en el puesto de adelante, a 180 km/h ya no importaba el cinturón, presentía que no iba a poder salvarme de todas formas.

-Ven -me ordenó Alisa, una vez divisamos el carro en el que iba el mafioso.

No entendí lo que iba a hacer hasta que vi que sacaba el arma por la ventana. Ella se sentó sobre la puerta del auto dejando solo los pies dentro, mi compañero tomó el timón y yo sostuve a Alisa como pude, sí, todos en el puesto del conductor. No sé como hicimos, pero Armando estaba manejando, yo sentado en su regazo abrazando a una Alisa que no dejaba de disparar.

-¡ACIERTALEEEEESSSS!

Le había dado, pero no había logrado detenerlos.

-ESO... INTENTO

-ALISAAAAA

Mi cara estaba fuera del auto intentando sostener todo su peso.

-WINSLEEETTTTT

-ARMANDO HAS ALGOOOO

Y vaya que lo hizo, se alineó con el otro auto, Alisa disparó dentro provocando que perdieran el control, Karl desde su auto bloqueó la carretera, Armando por su parte bajó la velocidad de forma brusca regalándome un viaje directo al maletero, cuando fui consciente levanté la cabeza de inmediato, Por lo menos todos estábamos completos y quejándonos de dolor.

Los demás agentes no habían llegado, éramos dos grupos, fuertes, pero pequeños; nadie había bajado del otro auto, Karl, Alisa, Armando y otros dos compañeros rodearon el auto a una distancia prudente el uno del otro. Dos personas bajaron del vehículo, observé en una de ellas el miedo, desde fuera se veía tan distinto... me sentí algo mal al saber su destino, si se entregaba era un traidor, si no lo hacía iba a pudrirse en la cárcel; sus ojos reflejaban que estaba pensando a mil revoluciones por segundo, era interesante ver qué decisión tomaría ¿Cuál era la menos dolorosa para su desgraciada vida? Además, toda su gente estaba detenida o muerta, no había opciones favorables.

Con la voz temblorosa y su arma tambaleante se atrevió a hablar.

- ¿Si me entrego, tendré oportunidades?

-Más de las que deberías.

-No lo hagas -le susurró su compañero.

El hombre comenzó a llorar y su arma apuntaba a la persona que había estado a su lado, una vez llegó al cerco de los agentes bajó el arma colocando sus manos sobre la cabeza; un agente se encargó de detenerlo.

-Si te entregas protegeremos a tu familia -Con esa frase de Alisa comenzó a dudar.

- ¿Y qué pasará conmigo? -preguntó menos firme que antes.

-Te puedo asegurar su futuro, no el tuyo.

Estaba acorralado, conecté con esa emoción, estaba atrapado y sin salida, sin la posibilidad de huir o atacar. Lentamente, bajó su arma, procedió lo mismo que con el anterior.

-Son tres -señaló Karl, estaban abajo los dos hombres de confianza, faltaba uno- ¿Dónde está el tercero?

Todos volvieron su mirada hacia mí. Me quedé muy quieta.

-Ya saben lo que va a suceder aquí -Advirtió el hombre pegando el rifle a mi cabeza.

Después de la tormenta-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora