5.

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CHISHIYA

Luego de decirle eso a Kima me arrepentí inmediatamente, es que no se que estaba pensando, eso fue como un tipo de confección y es obvio que ella se dio cuenta.

—Por favor, dime algo.—le supliqué al ver que no me había dicho nada desde que había dicho eso.

—No se que decirte.—miro sus manos demostrando lo nerviosa que estaba.

—Tranquila, no tienes por qué hacerlo.—estaba triste lo admito, ella era la única que tenía la capacidad para alegrarme la vida, como también de destruirla con unas solas palabras.

Ella me miró antes de hablar.—Chishiya, creí que ya te habías dado cuenta.

—¿De que hablas?—hable confundido mirándola.

—Me gustas tonto, desde hace tiempo, creí que eras inteligente.—soltó una pequeña risa avergonzada.

Yo mostre una gran sonrisa, aunque estaba sorprendido debo decir que estaba muy feliz.

—¿De verdad?¿En serio te gusto? ¿Yo?—hable tan rápido que casi me ahogo.

—Si, tú.

—Tu también me gustas mucho Kima, de que sabes que lo mio no son las relaciones con otras personas ni como amigos ni como pareja, de echo jamás pensé enamorarme de alguien, y sonará cliché pero eso dejo de ser así desde que te conocí, desde un principio me llamó la atención tu manera de ser, extrovertida, eres como mi luna en una noche oscura.

Jamas pensé que de mi boca iban a salir palabras tan cursis, pero no me arrepiento, jamás lo haría, ella vale toda la maldita pena del mundo.

—¿Quien eres y donde dejaste a mi Chishiya?—ella hablo en una forma graciosa, pero de mi mente no salía el "mi"

—Aquí estoy hermosa, solo que ya voy a dejar de fingir que no siento de todo cuando te tengo a mi lado, voy a dejar de fingir que no te quiero besar y hacerte mía desde hace tiempo.

—Pues sabes que lo mio tampoco son las palabras cuando de ti se trata, soy más bien de acciones así qué déjame hacer algo y ya.—se acercó a mi lentamente con su mirada fija en mis labios, yo hice lo mismo con ella acortando la distancia que nos separaba poco a poco, hasta el punto de rozar nuestros labios, ella cerró los ojos y yo pasé lentamente mi lengua por mis labios, a la distancia que estábamos ella lo tuvo que sentir, y lo confirme cuando se estremeció un poco, estaba apunto de cerrar los ojos y juntar nuestros labios de una vez por todas, cuando se escucha que abren la puerta de la azotea.

—Maldición.—exclame enojado apoyando mi frente con la hermosa chica que tenía enfrente, escuchándola soltar un suspiro de frustración.

—Perdón por interrumpir, pero el sombrerero me pidió que les mostrará su habitación.—volteé a ver a la persona que nos había interrumpido viendo a una chica alta de rastas, con cara apenada, yo solo puse la cara que siempre tenia de indiferencia para levantarme y ayudar a Kima hacer lo mismo.

—Tranquila, no pasa nada.—se dirigío amablemente hacia la chica.—Te seguimos.

—Claro, es por aquí.—salió de la azotea y la seguimos unos pasos más atrás.

—Esto no se va a quedar así hermosa.—hable solo para que ella me escuchara. Volteo a verme y me dio una sonrisa para luego decir.

—Ten por seguro que no.—contestó dejándome sorprendido, nunca había visto esta faceta coqueta de ella. Ya me encantaba, de echo me encantaba toda ella.

Luego de unos minutos caminando, observando cada pasillo del hotel, llegamos a el área donde se encontraban las habitaciones, la chica que habíamos seguido, paro en una la 509.

—Es esta, si necesitan algo me lo pueden pedir, mi habitación es aquella. —señaló una que estaba al final del pasillo no estaba muy apartada de la nuestra.

—Si, muchas gracias por tu ayuda.

Yo solo me quede callado observando a la chica que tenía a mi lado, de verdad que era hermosa, por un corto momento vi sus labios y mi boca se seco, tenía una hermosa sonrisa, y de ves en cuando sus labios se movían, al parecer estaba hablando con la otra chica, pero luego le preguntaría de que, me quede un rato largo allí viéndola, hasta que me miró y soltó una pequeña risa, yo inevitablemente sonreí sin percatarme de que la chica se rastas seguía ahí.

—Bueno yo me voy, ah y Kima espero que podamos hablar otra vez, eres muy linda.—la chica le sonrió a lo que mi chica repitió su acción.

—Lo mismo digo Kuina, espero que seamos buenas amigas.

Ellas se despidieron y la tal Kuina me dijo adiós con la mano, a lo que yo solo moví un poco mi cabeza con mi habitual seriedad.

—¿Y de que hablaban?

Ella soltó una carcajada.—Shuntaro, literalmente estabas a mi lado, como no vas a saber de que estábamos hablando.

—Es que solo estaba viéndote.—aclare mientras entrábamos a la habitación.

Era amplia, tenía una cama para dos, unas mesitas a cada lado, un sofá, un televisor en la parte de enfrente en una pared, y al lado de este se encontraba una puerta supongo que el baño.

—Dios eres un acosador.—se divertía con la situación, yo solo solté una pequeña risa.—Bueno, le estaba preguntando sobre cuanto tiempo llevaba aquí, me dijo que no había sido mucho, solo una semana, también hablamos de otras cosas y me dijo que me iba a presentar a una amiga, después le dije que donde podíamos encontrar trajes de baño, y me dijo que en cada habitación habían diez pares, tanto de hombres como de mujeres, y eso es todo.

—Que bien que te hayas echo una amiga, hermosa, pero recuerda, se precavida.

Ella sintió para sentarse en la cama dando palmadas a su lado.

—Ven, vamos a descansar.

—Tienes razón, mañana averiguamos más sobre este lugar.—me senté a su lado para luego jalarla para que se acostarás en mi pecho a los minutos sentí, su respiración pesada. Ya se había dormido, a los minutos seguí su ejemplo y me dormí

◇Mi Reina◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora