◇Mi Reina◇

24.

KIMA

—Bueno.—Aplaudi haciendo que todos dejaran de ver el cielo como imbéciles.—Vamos a comer.

—Hermosa, acabaste de comer.—okey, el tenía un punto a su favor, pero vamos comer demás no le hace daño a nadie.

—Sí, mejor vamos tengo hambre.—Kuina me apoyo.

—Sí, la enana tiene razón.

—Karube, tú también acabaste de comer.—exclamó Arisu.

—¿Y?—antes de que contestara, Karube se acercó a mi, para agacharse y cargarme en sus hombros, eso era normal en nosotros.

Mi hermano solo soltó un suspiro.—Bien, vamos.

—Pero, Karube, a donde llevas a Kima.

—Chota, el hambre nos llama, vamos a asaltar algún almacén, yo que se.—el peliteñido, comenzó a caminar conmigo en sus hombros, yo tenía mis manos en su cabello.—Kima, no me vayas a jalar el cabello. Te lo prohíbo.

—Es de prevención mi querido amigo, nunca sabemos cuando me quieras tirar, de nuevo.—hable recordando una vez cuando me tiro al piso, solo por que Chota le había dicho que había pisado un billete.

—Carajo, recuerdo ese día.—Chota se reia a carcajadas a nuestro lado.—Kima terminó con toda la cara roja por el golpe.

—Si, la verdad, no se si era mejor caer en el piso de mi casa, o en la maldita mesa de madera.

—Miremos el punto positivo.—mi hermano hablo, estaba detrás de Karube y yo, bueno todos los estaban, menos Chota que se encontraba al lado de Karube.—Caíste en los dos.

—No me lo recuerdes.

Todos en el lugar se soltaron a reír menos Chishiya, no era un tipo muy expresivo delante de las personas, yo era una gran excepción.

—¿Esperen no es broma?—Kuina logró hablar a duras penas por la risa.

—No, no lo es.—contesto Karube de la misma forma.—Si tan solo la hubieran visto.

—Ay cállate, ¿quieres que les diga la vez que te caíste en la piscina por estar viendo a la chica pelirroja?

—Oh, vamos Kima, era nuestro secreto.—me sacudió un poco en sus hombros, lo que hizo que le jalara en cabello.—Ay loca, cálmate.

—No te muevas así, rubio mal teñido.

—Ay pero como te atreves, ¿vas hablar de mi pelo? ¿Acaso no has visto el cabello de tu novio?

—Oh no, no te atrevas, con el cabello de mi duende, no.—le jale el cabello lo que hizo que el me soltara, antes de caer al piso metí mis manos, no me cause ninguna lesión, pero todos en el lugar quedaron en completo silencio.

—Kima, perdón...

—Uno...—el me vio asustado.—Dos...—se empezó a alejar lentamente.—Tres...—corrió como loco hacia un centro comercial.

Iba a perseguirlo pero unos brazos me detuvieron.—Suéltame, lo voy a matar, la única que se puede meter con el cabello de Chishiya soy yo.

—Ya, hermosa, lo sé, solo cálmate.—su voz fue como un calmante instantáneo.

—Okey, pero de todas formas debemos ir hacia ahí.—señale el lugar por el que se fue Karube.—Tal vez, con suerte podamos encontrar comida.

Todos estuvieron de acuerdo conmigo, y empezaron a caminar delante de nosotros, yo los iba a seguir pero Chishiya me detuvo.