3.

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CHISHIYA

Estábamos caminado en dirección a un hotel que estaba cerca del lugar del juego, notaba a Kima algo cansada, me quede analizándolo sus expresiones, con mucho interés.

La verdad se que no le afecta las muertes de esas personas, ella tenía una personalidad algo rara por así decirlo, se parecía mucho a mi.
Solo que ella era mucho más simpática con las personas, de echo siempre le caía bien a todo el mundo, yo no conocía alguien que le tuviera rabia a Kima.

—¿Será que estarán bien los chicos?—la pregunta no iba dirigida hacia mí, pero prefería contestarle antes de que se pusiera más triste.

—Tranquila, ten por seguro, que tú hermano y sus amigos están bien, tal vez ni siquiera estén aquí, y si lo están van a estar bien, claro si tú hermano es igual de listo, que tú.—ella soltó una pequeña risa antes de contestar.

—Tienes razón, Arisu es muy inteligente, además tiene a Chota y Karube. Van a estar bien, estoy segura.

Yo preferi quedarme callado, lo de su hermano lo entendía, pero cuando se trataba de Kima era muy celoso y creo que ella lo notaba.

—Mira, ya llegamos.—me soltó de la mano para caminar más rápido mientras que yo seguía con mis pasos lentos, como siempre.—¿Nos quedamos en habitaciones separadas o dormimos en la misma?

—Creo que lo mejor es que durmamos en la misma, por si acaso. —la pregunta por parte de ella no me tomo por sorpresa esta no era la primera vez que íbamos a dormir juntos, ella una vez fue a mi casa diciendo que su papá estaba regañando a su hermano nuevamente y quería evitar meterse en la pelea, yo simplemente le había dicho que se podía quedar, y como yo vivo solo, tenia una sola cama, así que dormimos en ella los dos.

—Okey, vamos.—empezó a buscar una habitación para los dos y cuando la encontró me llamó rápidamente. —Chishiya ven.

—Ves acomodándote, yo voy a ver que hay para comer.

—Bueno te espero aquí, no tardes.

Salí sin contestarle, no se por que de todas las habitaciones que podía escoger entró en la que habían dos camas, yo quería dormir con ella a mi lado, como aquella vez.

Entre a la cocina del hotel para ver si había algo, pero todas las frutas estaban podridas igual que las verduras, por lo que me asome en la alacena, y vi algunos paquetes de galletas con gaseosas y agua a los lados más a fondo habían unos paquetes de ramen.

Agarre todo eso y una pequeña estufa de gas, y subí a la planta donde se encontraba Kima.

—Ya volví hermosa.—ella estaba sentada en una de las camas esperándome cuando me vio entrar levantó la mirada y me dio una de esas sonrisas que sólo me mostraba a mí, eso hizo que mi corazón latiera rápidamente.—Encontré esto en la,
cocina, ven ayúdame a cocinarlo.—Ella se levantó y me ayudó a preparar todo en silencio, sabía que estaba pensando en su hermano y sus amigos, yo mejor deje que pensara sus cosas y no se pusiera peor después.

[...]

Había pasado unas dos semanas y ya habíamos ido a más de cinco juegos, no era por que nuestras visas estuvieran expirando sino por que queríamos adaptarnos a ellos, nos dimos cuenta que se nos facilitaban los juegos de diamantes a los dos, era nuestra especialidad, también se nos daba bastante bien los juegos de trebol, al final terminábamos ganando siempre los dos, nada sorprendente enrealidad.

Hace un tiempo nos habíamos dado cuenta que habían personas que siempre estaban en grupo y todas tenían algo en común, manillas con números, así que investigamos un poco y nos enteramos que había una especie de secta por así decirlo de jugadores que recolectaban cartas a cambio de diversión y un lugar donde quedarse, según lo que hemos descubierto.

Teníamos presente que debíamos ir a ese lugar, pero era mejor esperar a que ellos nos encontrarán a nosotros, teníamos buenas cartas y lo más seguro es que ellos ya lo sabían.

—Hermosa, vamos a jugar hoy, ¿estas de acuerdo?—estábamos acostados en una cama bueno ella lo estaba yo me encontraba sentado con su cabeza en mis piernas mientras le acariciaba el cabello, se veía hermosa.

—Claro, tengo un presentimiento de que algo bueno va a pasar hoy.—yo solo solté una pequeña risa para seguir acariciando su cabello.

Luego de una media hora estábamos fuera del hotel donde nos habíamos quedado hasta ahora.

—¿Te puedo preguntar algo?—lo dijo tan bajo que casi no la escuche.

—Claro, dime.

—¿Por qué me tratas diferente a los demás? No lo tomes a mal, eso me encanta, solo que se me hace curioso que tu siendo como eres me dejes estar casi todo el tiempo a tu lado.

—Yo antes me hacía la misma pregunta, pero luego encontré la respuesta, eso es por que me gus... —me vi interrumpido por el sonido de un auto, a lo cual agarre rápidamente a Kima para que no la golpearan al pasar.

—Ustedes, al fin los encontramos, el sombrerero va a estar muy contento. —hablo un tipo de cabello rojo desde el auto, para luego bajarse y abrirnos la puerta del auto.—Suban ahora, no quiero tener que obligarlos.

Apreté el agarre en la mano de Kima, pero no tanto como para lastimarle y la coloque detrás mio mientras avanzaba al auto, ya sabia quien era el sombrerero.

Eso significaba que ya nos habían encontrado los de la playa, era mejor ir, a quedarnos en el hotel donde se nos estaban acabando las municiones. Me monte al auto junto con Kima, y luego de unas dos horas en completo silencio y miradas por parte mía y de Kima llegamos a la tan aclamada playa.

◇Mi Reina◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora