CHISHIYA
Kima y yo nos encontrábamos en nuestra habitación después de dejar a su hermano y amigos con el sombrerero.
Ella estaba en la cama tomando una siesta, mientras que yo estaba me encontraba sentado en un sofá frente la cama viéndola dormir, mientras pensaba en nuestro plan.
Este constaba de cuatro partes, la primera que el sombrerero se fuera de la playa, no importaba si era unas horas, la segunda un sebo, para que se metiera a la habitación del sombrerero y saber en que parte se encontraban las cartas enrealidad, la tercera dar aviso a los militares de que esa persona se encontraba en ese lugar para que así llamaran al sombrerero y el diera algún indicio de donde se encontraban las cartas, el punto tres complementaba al segundo, y pues el último sería huir con las cartas, Kuina sabía de nuestro plan, y la verdad era que la chica ne agradaba, por eso y por que mi chica le tenia mucho cariño, nos íbamos a ir con ella, ahora que están los amigos y hermano de Kima, a ellos también me los tenía que llevar, a mi pesar.
Tenia que esperar el momento correcto para que todo mi plan se pusiera en marcha.
Seguía murando que Kima, cuando escuché que tocaron la puerta. Me levante antes que ella se despertará, ella era muy fácil de despertar.
Cuando abrí la puerta me encontré con el rubio.
Antes de haber abierto la puerta había cambiado mi cara de calma a "todo lo que no sea Kima, me vale verga" esa era la única cara que veían las demás personas o mis sonrisas sarcasticas, Kima me había dicho que las adoraba.
—¿Donde esta Kima?
No me sorprendía su agresividad hacia mí, la verdad el tampoco me agradaba ni un poco.
—Esta dormida, déjala descansar.—le iba a cerrar la puerta en la cara, pero el metió el pie.
—No te creo, déjame hablar con ella.
No quería que viera a mi chica, estaba solo con un suéter mio, de esos que me ponía debajo de mi buso, en los juegos.
Yo lo mire para luego empujar su pie, y salir de la habitación, obligándolo a quitarse de la entrada.
—Okey, mira te voy a dejar un par de cosas claras.—estaba enojado, no lo mostraba el no tenía por qué saberlo, pero lo estaba.—Primero, me da igual que creas en mi o no, pero te lo voy a volver a repetir. Kima, esta, dormida.—pause en cada una de las palabras, haber si me entendía.—Y no vas a entrar a esa habitación.
Sin más que agregar me di la vuelta, entrando a la habitación, para cerrarle la puerta en la cara sin dejar que emitiera palabra alguna.
Al rededor de diez minutos, en los que yo seguí observando a Kima, ella comenzó a moverse en la cama.
Unos segundos después ya se estaba incorporando lentamente, hasta quedar sentada, en la mitad de la cama con las piernas cruzadas, se froto los ojos para levantar la mirada y darme una pequeña sonrisa. Expulse todo el aire de mis pulmones de golpe, sin saber en que momento lo había empezado a retener.
Se veía hermosa, en cualquiera situación, pero en este momento, recién despertada, y con algunos mechones de cabello cayendo por su rostro como pequeñas cascadas, quede en un tipo de trance, viendo a la belleza de mujer delante de mí, me tenia en la palma de sus manos.
Yo sabía que si Kima me pedia, que matará a todo mundo, lo haría, también tenía presente que si ella por alguna razón se alejaba de mi seguramente me volvería loco.
Esa mujer era la única que me mantenía, cuerdo.
—Shun, te pregunte algo.—su voz sonó algo rasposa debido a que se acababa de levantar.
—Disculpa, hermosa.— sacudí mi cabeza un poco.—¿Que me decías?
—Pues si hoy tenemos que jugar.—me miro con una sonrisa, Dios como amaba a esa chica.
—Si hermosa, es mejor tener días acumulados.—desde que habíamos llegado a la playa siempre hacíamos eso, acumulabamos días en nuestras visas, por si se presentaba algún problema.
—Si de todas formas creo que pronto expira tu visa, del último juego.—habíamos regresado a la playa hace cinco días y yo al día siguiente fui a jugar con Kima, ella tenía días de sobra pero dijo que no me iba a dejar solo, así que fuimos los dos.
En ese juego ganamos tres días más de visa.
Yo hice un pequeño sonido con mi garganta, indicándole que estaba en lo correcto.—Ah, ese amigo tuyo, el rubio. Estuve por aquí hace unos diez minutos.
—¿Karube?
—Si, ese tipo.
Ella soltó una pequeña risa, por mi tono de voz. No era un secreto para ella que era muy celoso, desde siempre, mucho antes de ser pareja ya lo era, y ahora que si podía demostrarlo sin parecer un idiota, se lo hacía saber mucho más.—¿Y que quería?
No me gustaba hablar del rubio, pero le contesté.—Quería hablar contigo.—no agrege nada más, a lo que ella asintió. Para luego levantarse de la cama, y dirigirse al baño, la seguí de cerca, y cuando llegue a la entrada de la pequeña habitación, me recosté en el marco de la puerta con mis manos en los bolsillos de mi buso.
Ella comenzó a cepillarse los dientes, cuando termino se lavo la cara, y se dio la vuelta en mi dirección, apoyándose en el lavado, hablo.—¿Tienes algo más que decir?
Yo solo negué, dándole una sonrisa. Ella se acercó a mi, cuando estuvo enfrente de mi me miró y levantó la mano para poner un mechón de mu cabello detrás de mí oreja, para luego posar su mano en mi mejilla. Yo cerré los ojos ante el tacto de esta.
Ella era un poco más baja que yo, no tanto pero lo era, así que al abrir los ojos baje un poco la mirada para verla.
Tenía una sonrisa en el rostro.—Vamos.—yo asentí embobado.
Al salir de la habitación ella se colocó enfrente de mí.—Voy hablar con Kuina, luego voy contigo.
La mire serio, pero a los segundos le di una pequeña sonrisa, dándole a entender que la esperaría, ella se dio la vuelta para irse, a lo que yo la vi alejarse. Hasta que frene derrepente, para darse la vuelta y regresar a mi lado.
—¿Que paso?
—Es que me falto algo.—me dio un rápido beso en los labios para luego alejarse de mi, yo solté un gran suspiro para echar mi cabeza atrás.
Al mira en su dirección y ver que ya no estaba, comencé mi camino hacia la azotea de aquel lugar, como siempre pensando en ella, en el plan, y con mis manos en los bolsillos.
No mire a nadie hasta llegar a la azotea y acercarme a la orilla de esta, para luego ver hacia abajo, viendo a Kima, Kuina, y Usagi, una chica que se había encontrado Arisu en uno de los juegos, ella necesitaba ayuda y el no lo pensó dos veces para luego llevarla a la playa.
Las seguí viendo, prestando suma atención a la chica de cabellos largos hasta la cintura, encantado con su sonrisa y manera de moverse.
Llevaba unos minutos viéndola, hasta que vi como el grupito de su hermano se sentaban con ellas, Arisu se sentó junto con Usagi, Chota se sentó al lado de Kuina, y por último el rubio, se sentó al lado de mi chica.
Vi como colocó uno de sus brazos en los hombros de ella, para que luego todos empezaran hablar entre ellos, riéndose de vez en cuando.
Detestaba a esa rubio.

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◇Mi Reina◇
FanfictionEl amor no era bien recibido en borderland, pero a ellos no les importo mucho, por que siempre que estaban juntos sabían que nada malo le iba a pasar al otro. Espero y mi historia sea de su agrado, denle una oportunidad les juro que no se van a arre...