JAZMÍN.
Aunque en la mañana habíamos pasado un buen momento con la selección, no había que olvidar lo primordial. Hoy, a las diez de la noche se celebraría el penúltimo partido del mundial.
No me lo podía creer, había pasado ya un mes desde que habíamos pisado Qatar, desde que finalmente conocí en verdad a Emiliano. Era emocionante y a la ves me entristecía.
No sabía que iba pasar entre Emi y yo después del mundial, porque aún no lo habíamos hablado. Tampoco quería preguntarle y abrumarle con tonterías. Por lo menos ahora, el tenía mejores cosas en las cuales concentrarse.
Pero tenía que admitir que muy en el fondo, estaba aterrada. No quería que Emi regrese a Londres y nuestra relación quede en el olvido. No quería perderlo.
Y a la vez, tenía miedo de reclamar cosas que aún no se podían reclamar.
Ahora mismo me encontraba en una cafetería de Doha. Con Valentina vinimos a comprarle dulces a Enzo, aveces se ponía nervioso por los partidos y unas buenas facturas eran lo único que lo calmaban. Y en Doha, lo más parecido a facturas que había en las confiterías de Qatar eran los khanfaroosh. Eran como círculos de masas con miel y azúcar glas encima, se veían ricos.
—Voy a ver esas frutitas con chocolate para Oli ¿me esperás acá mientras viene el pedido? —preguntó Valen. Asentí con una sonrisa y ella se llevó a Oli a otro rincón de la tienda.
—Dale —asentí.
Volteé, suspirando medio aburrida mientras esperaba. En ese momento, vi a la mismísima Gema entrar a la tienda. ¿Dios mío, seguía acá?
Estaba regia, sorprendentemente. Al parecer había recuperado la dignidad de nuevo. Vestía un pantalón blanco ajustado, zapatos de tacon negro y una blusa negra con pedrería dorada. Traía lentes de sol, haciéndole ver más imponente y su cabello rubio brillaba bajo la luz del sol.
Sus ojos se encontraron con los míos y me crucé de brazos, sin apartar la mirada. Ella no me intimidaba.
—¡Jazmin, hola! —levantó la mano, sonriendo en grande. Me quedé completamente confundida por un par de segundos. ¿Me estaba hablando a mí? —Que bueno que te encuentro.
Se acercó a mí, modelando sus caderas.
Elevé las cejas, aún más confundida.Bueno, al parecer sí me hablaba a mí
—Hola, Gema —ni me molesté en sonreír y ser falsa.
—Ay, nena, no me pongás mala cara —me miró como si yo fuera una nena de doce. —Justo quería hablar con vos de una cosita.
Su perfume casi me hizo estornudar, era demasiado fuerte. Olía rico, sí, pero yo era más de los olores dulces.
Aveces usaba colonia de bebés, lo admito
—¿Tiene que ver con Emiliano? —la miré con una expresión cansada.
—Claro que tiene que ver con el, era mí prometido y vos me lo quitáste —soltó una risita incómoda y se acomodó el pelo detrás de la oreja— Pero no vine a pelear, chiquita. Mirá, mirá acá lo que me encontré....
Me mostró su celular, donde tenía fotos mías. Eran unas fotos que me saqué para una marca hace mucho tiempo pero la campaña publicitaria no prosperó mucho, no le dieron mucha importancia.
Yo tenía como 17, tampoco me importó demasiado.
¿Por qué Gema tenía esas fotos y como las había encontrado? Qué miedo

ESTÁS LEYENDO
Fugaces | Dibu Martinez (TERMINADA)
Fanfiction>> Ella se enamoró primero, pero el se enamoró más fuerte. << Jazmín Fernández era la menor de cinco hermanos. Con 20 años, era la favorita y la protegida de Enzo Fernández, su hermano mayor y conocido jugador profesional de la selección de Argentin...