8: Noche de películas

13.6K 1.1K 1.1K
                                    


Emiliano estaba muy tranquilo mientras caminábamos hasta la habitación que compartía con mí hermano. Lo decía porque había peleado recientemente con la novia y cualquiera en su lugar estaría desanimado y con cero ganas de hablar, además habían perdido el primer partido. Yo comprendía que Emiliano tenía todas las razones del mundo para querer estar solo.

Pero el quería acompañarme a mí y a Olivia. Lo que causó una sonrisa boba en mí cara.

Llegamos al cuarto y abrí la puerta, permitiendo que Emiliano pase. El seguía teniendo a Olivia en brazos, mientras le hablaba de forma tierna. Era un sol.

—No sabía que te gustaban los niños —me reí, cerrando la puerta. Emi volteó a verme, con una pequeña sonrisa. Olivia seguía enganchada a su cuello y no planeaba despegarse.

Todos somos Olivia

—Hay muchas cosas que no sabes de mí.

—Me gustaría saberlo, entonces —afirmé, sentándome en la cama. Emiliano siguió de pie, pues así le gustaba a Olivia. La altura.

—Te aburriría —se rió suavemente.

—Claro que no —confesé, con demasiada seriedad.

Emiliano me observó, pero no dijo nada al respecto. Disimula, pelotuda, disimula.

Sonreí y me levanté con el biberón de Olivia. Se la saqué a Emiliano y la llevé a una de las camas. La acosté, rodeada de almohadas y le pasé su tablet. Le entregué el biberón y rápidamente comenzó a beber, mientras miraba dibujitos. Emiliano seguía parado en medio de la habitación.

—Peleé con Gema hoy... —me contó de pronto, lo miré sorprendida. No pensé que me tendría confianza aún.

—¿Por qué? —quise saber, aunque en teoría ya lo sabía. Chismoseando, como siempre.

En mi defensa, el chisme siempre viene a mí sólito.

No vale la pena siquiera repetir lo que me dijo —negó avergonzado y se sentó en el sofá, con las piernas ligeramente abiertas. No me había dado cuenta antes pero vestía un pantalón negro y una remera negra de la selección que decía Martinez, 26 atrás. Debía ser vieja. La remera se le pegaba muy bien a su gran y atlético cuerpo, y a sus brazos ni que decir. —Pero igual, Gema solo dice lo que Internet me restrega todo el día. No soy un buen arquero para la selección.

—Perdoname que te lo diga, pero Gema es una pelotuda —me arrepentí de decir eso al instante, pero no había nada más que hacer. Se me había salido del alma. —Al igual que los periodistas y las personas que te odian. Te critican por cuantos goles te han metido, pero no cuantos atajaste y que son muchísimos, Emiliano. Y sé que sabes que sos uno de los mejores arqueros, contigo han ganado la copa América y la Finalissima.

—No entiendo —el castaño negó, apoyando su cabeza en el sofá. Me atreví a sentarme junto a él, cruzando las piernas en forma de indio.

—¿El qué no entendés?

—¿Por qué sos tan buena conmigo, Jazmin? —pasó a mirarme, con esos ojos oscuros que tanto me encantaban. —¿Qué hice yo para merecer todo ese cariño que siento que me das?

No sabía si estaba bien el rumbo que iba tomando esta conversación, pues técnicamente Emiliano seguía teniendo a Gema. Pero miedo y plata nunca tuve. Así que por primera vez en la vida, no me retraí.

—¿Por qué no iba serlo, Emi? —sonreí con la voz pacífica— Solo es cuestión de mirarte, sos una increíble persona. Sos un tierno con los niños, alegras los partidos de los chicos con tus locuras, tus manos son mágicas a la hora de salvar al equipo. Personalmente, sos un tipo bueno, cariñoso, te preocupas por los demás y esa sonrisa que tenes alegra los corazones, todos los días.

Fugaces | Dibu Martinez (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora