25: Mí Jazmín

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JAZMÍN.

Ya una hora había pasado desde la entrega de premios, desde que Leo levantó la copa del mundo al aire y sanó las heridas del pasado de tantos Argentinos.
Una hora y el estadio Lusail seguía hecho un caos. La gente aún no quería irse, todos añoraban celebrar ésta victoria con los campeones del mundo.

Con Valen y Anto tuvimos que bajar a la cancha, cuando nos autorizaron. Los niños corrieron felices en la cancha y comenzaron a jugar partido con una botellita de plástico, eran adorables.

Así había empezado Enzo, en San Martin. Y probablemente mucho de los jugadores de la selección.

—Jaz —me llamó mí hermano, al verme— Veníte para acá.

Dejé a Oli con Valen y caminé hasta Enzo. El me abrazó, con lágrimas en los ojos y yo le devolví con más fuerza.

—Sos campeón del mundo ahora —dejé un beso en su frente, como si yo fuera la hermana mayor y sonreí con dulzura— Lo lograste, Enzurri. ¡Son campeones del mundo!

—¡Looo somooos! —el rió, casi dando saltitos infantiles. —No me lo puedo creer, casi que no lo logramos. Si no fuera por tu novio...

Claro, Emi había atajado la pelota con su pierna a minutos de que el partido termine, lo que causó que vayan a penales. Emi era milagroso.

—El estaba dispuesto a todo para la selección.

Enzo asintió, abrazándome con un solo brazo.

—Mirá, lo invocamos —señaló— Ahí viene.

Volteé hacía donde Enzo señalaba y observé con gracia a Emi venir felizmente. La gente lo llenaba de palmadas en la espalda y abrazos, felicitándolo, lo que hacía llorar a Emi.

Llego hasta mí con lágrimitas en los ojos y lo abracé, mirándolo con ternura.

—Mí amor, no llores... —le limpié las lágrimas y acaricié su mejilla. —Sos campeón del mundo, tenes que estar feliz.

—Y estoy feliz, Jaz —me dijo, con la voz afectada— Es haber ganado el mundial lo que me emociona de tal forma, sentir todo el cariño de ésta gente es algo... no sé, que nunca pensé que me pasaría.

—Pero pasó —tomé sus mejillas y lo miré a los ojos, sonriente— Pasó, dejaste en alto tu país mi amor, sí pasó.

Emiliano asintió, con los ojos rojos y tomó mí mentón para besarme dulcemente. Luego me abrazó y miró a Enzo que estaba ahí de espectador con Valu y Oli.

—Me la robo un rato, bueno —avisó Emi, con una sonrisita.

Valu y Enzo esbozaron sonrisas pícaras,  cochinos.

—Claro, llevátela —Enzo asintió y cargó a su nena— Un rato nada más porque después debemos ir al vestuario a hacer lo que ya sabemos.

Emi asintió y comenzamos a caminar, alejándonos de mí hermano.

—¿Qué van a hacer? —quise saber, curiosa.

Emi se rió.

—Nuestro ritual de celebración, como en la copa América.

—Ah... —asentí, dejándome llevar por la gran mano de Emi. —Me parece re bien, se lo merecen.

—¿Me dejarás tomar? —me preguntó, con inocencia.

—No seas boludo, vos podés hacer lo
que querés —me reí— Encima salieron campeones del mundo, empedense todo lo que quieran.

Emi me miró con ilusión en sus ojos y no entendí por qué.

Fugaces | Dibu Martinez (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora