22: Miedo

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JAZMÍN.

El 18 de diciembre se definiría la final, y antes de eso la selección tenía cuatro días libres. Un poco de calma, antes de la tormenta.

La situación es que, un día después de haberle ganado a Croacia, nos enteramos que el rival para la final sería Francia. Lo que tenía a todos los jugadores muy nerviosos, porque Francia ya había ganado un mundial en el 2018 y ahora habían llegado de nuevo a la final.

No era un simple rival fuerte, era un rival brutal. Uno que ninguno de los jugadores debían tomar a la ligera.

Sin duda alguna, sería un partido emocionante de ver. Pero por lo menos por ahora, podíamos descansar un par de días antes de volver a preocuparnos. Lo que a mi me gustaba, porque podía pasar tiempo con Emi y hablar sobre nuestra relación. Solo esperaba que no me rechace.

En éste preciso momento, me encontraba en la habitación de Emi. Era Miércoles, casi las once de la noche y el hombre apenas había regresado del entrenamiento nocturno.

Me acosté en la cama de Emi, abrazando la almohada, aprovechando que el se estaba bañando.

Inevitablemente pensé en Gema y en lo que me había propuesto. Por supuesto que no aceptaría pero si me dejó pensando en cierta situación.
Cuando era una adolescente, adoraba modelar o que me tomen fotos para una marca y me decepcionó bastante cuando mi carrera no prosperó. En Argentina era muy complicado triunfar pero sabía que no era imposible.

Y me pregunté, a mis 20 años ¿Qué estaba haciendo con mi vida?

Ahora mismo, debía acompañar a Enzo en éste evento tan importante para el. Pero, ¿y después?

¿Qué haría conmigo después?

Aquello me deprimía de cierta manera y no pude evitar pensar en Gema. Ella podía ser una bruja, loca, obsesionada o lo que sea, pero tenía la vida resuelta. Cuando conoció a Emi, ya era modelo profesional y nunca tuvo que depender de él. Aquello me daba miedo, no quería que Emi me vea como una carga. Como una nena a quien cuidar. Sabía que yo era menor que el y que debía disfrutar mis etapas, pero quería seguir el mismo ritmo que Emi. Estaba demasiado enamorada de él, no deseaba ser una carga. Yo quería ayudarlo y apoyarlo.

Emiliano salió del baño y me vió hecha una bolita en la cama, pensando en estupideces.

—Epa, ¿Estás bien? —preguntó preocupado.

No, tuve una crisis existencial

Se acercó a ver mí estado y se sentó a mí lado. Su pelo estaba mojado y el olía demasiado rico. Aún así, ignoré mis hormonas y me senté en la cama, mirándolo con duda.

—¿No creés que nos estamos apresurando demasiado? —solté, mirándolo con cierto miedo. No quería que se enoje ni agobiarlo con mis pensamientos.

—¿Qué? —su mirada confusa me dió ternura.

—Nos conocimos al principio del mundial y ahora estoy acá, a tu lado. Un año atrás me moría de amor por vos, pero vos ni cuenta. Simplemente me es medio chocante todo lo que estamos pasando.

—Entiendo —se acomodó en la cama, asintiendo— ¿Qué más?

Ay, Dios. Estaba dispuesto a escucharme, que amor.

—Creo que cometí un error —me llevé las manos a la cabeza, mordiéndome el labio. —Me dejé llevar demasiado contigo.

—¿Un error conmigo? —la mirada de Emi se entristeció y me recordó a cuando escuché su conversación con Gema. Tenía esa misma mirada.

Fugaces | Dibu Martinez (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora