Epílogo

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Gracias por reírte, llorar y enojarte conmigo hasta acá. Sos una de las mejores cosas que me pasó. Gracias por hacerme la escritora más feliz del mundo. Te invito a leer la última parte de éste bello libro que sacó sonrisas a 300mil personas. <3

No tengo palabras para nada, no quiero despedirme, pero las cosas buenas no duran para siempre y éste libro no será la excepción.

Estoy muy orgullosa de haber terminado ésta historia, de la cual en su momento no estaba muy segura de subir. Y se me aguan los ojos de tan solo recordar la felicidad inmensa que me trajo despertar cada mañana y ver a tanta gente ansiosa pidiendo otro capitulo.

Parece que fue ayer cuando nerviosamente me encontraba escribiendo a Jaz, a Valen y a Enzo en su casa en Portugal a punto de partir a Qatar. Y hoy, todo se terminó.

Sin duda alguna, es una de las mejores cosas que escribí en la vida. Para muchos podrá ser solo un "fan fic" pero yo le metí tanto corazón, tanta alegría y pasión a ésto que para mí es una novela hecha y derecha con todos los puntos exactos para atrapar al lector.

No me voy a cansar nunca de agradecerles a todos ustedes por haberme dado la oportunidad de sorprenderlos, cuando buscaban desesperadamente un fanfic coherente de Emi.

También agradezco con todas las letras a Emiliano Martinez, por su hermosa existencia. Por la alegría que nos trajo al aguantar hasta el final en el arco de la copa del mundo. Me enamoré de él completamente y me duele un poco que el ya esté destinado y que probablemente jamás lo voy a conocer, pero gracias a amor por el es que ésto nació. Ojalá algún día pueda verlo en persona y agradecerle por ser tan maravilloso. Porque para relatar a Emi de Fugaces, necesité al Emi de la vida real.

Solo espero que no me ponga una denuncia si se entera de ésto. Je, je.

Gracias y... gracias. Nos volveremos a leer pronto.

Atentamente, Mila.

* * *

JAZMÍN.

1 año después,
Argentina, Mar del Plata.

—Que calor del orto —me quejé, dejando las manos en mí cintura.

—Jazmín ¿No te podés expresar como señorita? —me regañó mamá, estirándome el tocado de la cabeza según ella con delicadeza.

—¿Por qué debería?

—Porque te vas a casar, pendeja.

—Ah —me reí, pero de los nervios.

Mamá me siguió acomodando la pequeña tiara sobre el pelo suelto y me miré en el espejo con aquel vestido blanco de gran escote y estilo de princesa. Disimulaba bien mí estómago inflado por el post-embarazo.

Fugaces | Dibu Martinez (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora