20: Jazemi

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JAZMÍN.

Me removí en las sábanas, sintiendo mis ojos pesados. No quería despertar, aunque ya estaba despierta. Es decir, pensaba, así que ya me había despertado. Qué mierda.

Los recuerdos de la noche anterior me atrofiaron el cerebro tan deprisa que apenas pude analizar la información. Abrí los ojos y miré de inmediato el techo, preguntándome sí lo que había vivido ayer era un sueño.

Me voy a ahogar en la bañera si lo de ayer fue un sueño

Mí vista fue interrumpida por una especie de tela que cayó sobre mis ojos. Fruncí el ceño y me destapé, tomando la tela entre mis manos. Era un buzo, lo que me venía bastante bien porque hacía un poco de frío.

—Buenos días —moví la cabeza en dirección a aquella voz. Emi sonreía divertido, mientras me miraba.

—¿Buenos días? —lo miré indignada y me coloqué el buzo— Ayer te abrí mí corazón y el orto, ¿y me decís buenos días?

Emi me miró confundido.

—¿Tiene algo de malo?

—¿Ni siquiera me vas a decir mí princesa, o cielito? —me puse sensible.

Emiliano se preocupó y se acercó a mí, para abrazarme. Me aparté.

—Te acabás de despertar, mí amor —ay, ese apodo si me gustaba— Dame tiempo.

—Bueno, solo porque quiero besarte —sonreí tontamente. Emi asintió con una sonrisa dulce y acercó sus labios a los míos, pero me aparté. —Pero primero voy a cepillarme los dientes.

—Dale —se rió— Pero apuráte porque son las cinco de la mañana y tengo entrenamiento a las siete.

¡¿Eran las cinco de la mañana?!

De pronto el espíritu del sueño me había agarrado nuevamente. Hice una mueca de cansancio y me tiré en la cama, cubriéndome bajo las sábanas.

—Te quiero, Emi —murmuré bajo las sábanas— Pero ni loca voy a despertarme a las cinco.

Jazmiiin —sus grandes manos tomaron mis piernas y me estiraron,
para sacarme de la cama— ¡Arriba!

Me volteé y lo miré con el ceño fruncido, pero con una sonrisa.

Si no me gustára tanto, lo iba patear

—Obligáme, pelotudo.

Emiliano se cruzó de brazos, soltándome.

—No puedo creer que todas mis mañanas van a ser así —aquella frase llamó por completo mí atención y me levanté, sonriendo en grande.

—¿Pensás que voy a dormir contigo?

Emi sonrió y dejó un beso en mí frente, acariciando mí pelo. Era tan tierno, aunque cuando se ponía en modo sexo era un tanto rudo, pero no dejaba de ser tierno.

¿Por qué hablamos de sexo tan temprano?

Shh, calláte conciencia.

—A mí me gustaría mucho —opinó— Cada vez que duermo con vos, me siento tranquilo.

Lo miré con dulzura y dejé un beso en sus labios, uno pequeño.

—Bueeeno, ya que me despertáste —lo abracé, fastidiada— Volvámos a la realidad.

Emi soltó una risotada y me despeinó el pelo. Nos tomamos de la mano y salimos del hermoso yate, al cual miré con tristeza por última vez.
Afuera, el sol apenas estaba saliendo y hacía un poquito de frío. Me abracé a Emi y a su brazo cubierto por las mangas de su buzo rojo. Olía rico.

Fugaces | Dibu Martinez (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora