27: Navidad

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EMILIANO.

Por Dios... que día, que año.

Éramos campeones del mundo, increíble.

Y pensar que casi no la contabamos. Si no hubiera puesto ese pié... si no hubiera sido tan atento a la pelota.

Bueno, no tenía caso seguir atormentandome. Pero era claro que a pesar de haber ganado, el sueño de toda la vida. Yo no me sentía satisfecho con mi rendimiento en la final.

Me metieron tres goles, y eso era algo... vergonzoso. Pero bueno, pudieron haber sido cuatro.

Regresamos al predio, ya bastante de noche. No me separé de mí novia en todo el festejo pero cuando nos subimos a los helicópteros, tuvimos que separarnos.
Al regresar, la busqué con cierto desespero. Creo que nunca me había enamorado de esta forma, de nadie. Porque la necesidad de estar junto a ella era tan fuerte que aveces me volaba la cabeza.

Es decir, me enamoré de Gema, hace un tiempo. Pero no se sentía lo mismo, entonces pienso... ¿Realmente estuve enamorado de ella? O era todo atracción física.

Porque Jaz también era linda, era hermosa, pero a parte de ello... algo más me atraía ella.

Por una hora no tuve respuesta a nada que tenía que ver sobre ella. Le pregunté a Enzo, su hermano y me dijo que no la había visto. También quise preguntarselo a Julian, pero extrañamente no lo encontré.

Yo no había tomado tanto, así que ya me había puesto serio, y a la vez preocupado. ¿Se habrá ido a su casa sin avisar? No creo, Enzo seguía acá. Pero capaz y se fué sola. Solo que no era algo típico de Jaz no avisar.

No quería creer que estaba con Julian. Osea, sabía que eran amigos y tenían todo el derecho de conversar pero por ello no tenían que perderse.

Bueno Emi, bajále a los celos

Me calmé y me quedé charlando con German y Nico Otamendi, mis compañeros de la selección. No podía permanecer serio mucho tiempo, éstos dos eran un caso y además éramos campeones del mundo. Esa victoria siempre alegraba a cualquiera.

Pasó enfrente mío Oriana Sabatini, sola, sin Paulo. Lo que era extraño. Me levanté y la llamé.

—Ori —sonreí con educación— ¿Cómo estás?

—Ehh, re bien —la pelinegra sonrió, amistosa. —¿Cómo cualquiera no?

—Claro, claro ¿Y Paulo? —pregunté, para no parecer tan desesperado al preguntar por Jaz a la primera.

—¿Sabes que no sé? —se rió, algo empedo— Justo lo estoy buscando, ¿Y Jaz?

Boe, me lo puso en bandeja de plata.

—Sabes que no sé también —me reí— la perdí cuando nos subimos a los helicópteros, y como se quedó con vos pensé que sabrías donde estaba.

—Ehh, no, yo no —se encogió de hombros— Estuvimos juntas un rato y después se fue a los vestuarios a cambiarse parece.

Pero ya pasó bastante tiempo ¿Qué podría hacer en un vestuario tanto tiempo?

—Ahh, dale —le agradecí, amable— ¿y a Juli no le viste?

Ori frunció el ceño, analizando la situación.

—No recuerdo mucho, pero creo que tambien dijo que iría a los vestuarios a darse una ducha para que se le pase el... ¿Emi? ¿A donde te vas?

Partí de inmediato, a los vestuarios. Las palabras de Jaz recorrían mí mente tuve un ex; era Juli.
No quería pensar mal, especialmente de Jaz, porque la quería mucho y confiaba en ella. Ni tampoco de Julian, porque era mi amigo y tenía novia.

Fugaces | Dibu Martinez (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora